miércoles, 6 de junio de 2007

Introducciones Temáticas HUMyC II

HISTORIA UNIVERSAL MODERNA Y CONTEMPORÁNEA II

ÍNDICE

Pág.



 Introducción Temática de la Unidad I: El surgimiento del Imperialismo
capitalista y su expansión en el mundo (1873-1914) …………………………….. 2


 Introducción Temática de la Unidad II: Guerras, Revolución Socialista y
Crisis (1914-1945) ……………………………………………………………………. 48


 Introducción Temática de la Unidad III: La conformación del Mundo
Bipolar y el Tercer Mundo (1945-1979) ……………………………………………. 98


 Introducción Temática de la Unidad IV: Extinción del Mundo Bipolar.
Neoliberalismo y Globalización. Problemas y perspectivas (de 1979 a
nuestros días) ………………………………………………………………………… 133


INTRODUCCIÓN TEMÁTICA DE LA UNIDAD I:
EL SURGIMIENTO DEL IMPERIALISMO CAPITALISTA Y SU
EXPANSIÓN EN EL MUNDO (1873-1914)


1.1. La crisis de 1873, la política proteccionista, el papel de la Segunda Revolución Industrial en el proceso de producción, el crecimiento demográfico y las grandes migraciones. Características del imperialismo.

• El desarrollo del capitalismo industrial ha estado acompañado de fluctuaciones económicas o ritmos cíclicos: a una etapa de apogeo y expansión sucede otra de depresión y recesión. La crisis económica de 1873 es uno de esos puntos que señalan el tránsito de una fase precedente de alza a otra de baja que se extiende hasta 1896. Se caracterizó por una “sobreproducción” o aumento del volumen de los bienes producidos y saturación del mercado, repercutiendo, por un lado, en una disminución de los precios de los productos agrícolas y alimenticios, de las materias primas y de los bienes industrializados, y, por el otro, en el descenso de los beneficios del capital; ello trajo consigo el crack de la bolsa de valores, las quiebras bancarias, una disminución de la producción, el aumento del desempleo y la reducción de los salarios. Afectó a los países europeos, a todos los sectores sociales y, en especial, significó la ruina de numerosos pequeños propietarios rurales.

• La gran depresión puso fin a la era del liberalismo económico. Se da un renacimiento del proteccionismo. Ante el incremento de la competencia entre los países industrializados en el mercado internacional, los gobiernos de varias potencias europeas, con excepción de Inglaterra, tomaron medidas proteccionistas para proteger los productos nacionales, elevando los aranceles aduaneros que debían pagar los productos importados, tanto agrícolas como industrializados. El proteccionismo es un nacionalismo económico donde el Estado interviene tanto en la regulación comercial como en la relación entre el capital y el trabajo.

• Las bases del crecimiento económico e industrial fueron profundamente transformadas durante la gran depresión. La competencia entre empresas y entre países industriales se incrementó y fue el incentivo de importantes innovaciones tecnológicas, que alumbraron la Segunda Revolución Industrial. Tres fueron los sectores industriales en los que tuvieron mayor impacto los avances y descubrimientos científicos del último tercio del siglo XIX y comienzos del XX: la industria eléctrica, el petróleo y la química, y el del acero y el metal. Los medios de transporte y comunicación alcanzaron una espectacular modernización. Se consolidan el ferrocarril y el barco, aparece el motor de combustión interna y con éste el automóvil, se inicia la aviación y el uso de la bicicleta; hacen su aparición el teléfono, la bombilla eléctrica, el fonógrafo, el telégrafo, la radio, el cinematógrafo y otros inventos que van a ser importantes para la vida económica, social y doméstica.

• Se establecen nuevas formas de organización dentro de los sistemas de producción y de trabajo, constituyendo otra de las aportaciones de la Segunda Revolución Industrial. Frederick Taylor, fundador de la denominada “administración científica”, señaló los criterios para lograr de los trabajadores una mayor eficiencia, productividad y ganancia en las empresas capitalistas. Henry Ford, con la cadena de montaje, pone las bases para un nuevo procedimiento de fabricación y organización en el trabajo que da paso a la producción en serie. Las aportaciones de Taylor y Ford, permitieron la utilización racional de la maquinaria y de la fuerza de trabajo para maximizar la producción y los beneficios del capital.

• Frente a la crisis de 1873 a 1896, una de las respuestas más habituales entre la población agraria y otros sectores empobrecidos de origen europeo, fue la emigración masiva que se desplazó a ultramar o a los polos industriales y mineros en los países de la misma Europa, sirviendo de válvula de escape para evitar las rebeliones. Las rutas marítimas, los barcos y la expansión del ferrocarril facilitaron los desplazamientos de la población. Las grandes migraciones se dan entre finales del siglo XIX y principios del XX y también están en relación directa con los cambios demográficos. En las naciones industrializadas, el crecimiento urbano y de la población, combinado con el descenso de la mortalidad y de la natalidad, propiciaron la emigración e inmigración a escala internacional. Así, mientras los países europeos aumentaron su emigración, los países que recibieron importantes flujos de gente fueron Estados Unidos, Canadá, algunos de América Latina y Oceanía. Entre los resultados de las grandes migraciones pueden mencionarse: las mezclas étnicas y culturales, pasando por las discriminaciones sociales, de las minorías, de las razas, o por preferencias religiosas. La migración es uno de los ejes fundamentales de la sociedad de masas.

• La concentración económica mediante la asociación monopolista de enormes empresas en casi todos los países capitalistas industrializados, junto con la política estatal proteccionista, el taylorismo y el fordismo que innovaron los métodos de organización de trabajo y de la producción masiva, fueron varias de las importantes respuestas inmediatas a esa gran depresión. A partir de la década de los setenta del siglo XIX, en los principales países industrializados se manifiesta una nueva fase en el proceso general de desarrollo del capitalismo y que es totalmente diferente a la etapa anterior dominada por la libre competencia: se trataba del fenómeno identificado con el nombre de imperialismo. Sus rasgos esenciales serían: alta concentración de la producción y del capital que dio paso a la creación de monopolios; fusión del capital bancario e industrial, que forma el capital financiero; exportación de capitales; conformación de asociaciones internacionales monopólicas; y terminación del reparto del mundo entre grandes potencias capitalistas.

1.2. El debilitamiento de la hegemonía anglo-francesa. La emergencia de las nuevas potencias: Alemania, Estados Unidos y Japón.

• La nueva fase de la economía capitalista entre 1896 y 1913 en los países más desarrollados, tuvo un crecimiento especialmente dinámico favorecido por los espectaculares adelantos tecnológicos que se dieron en las nuevas industrias dirigentes. La economía mundial había dejado de ser monocéntrica, pues era más plural que antes. Inglaterra, que había sido la mayor potencia mundial a raíz de la Primera Revolución Industrial, pierde la hegemonía en la Segunda Revolución Industrial, durante el último tramo de la “era victoriana”; no pudo mantener su posición de “taller del mundo”, aunque conservó un estatus de “banco del orbe”. El porcentaje de las exportaciones comerciales de África, Asia y América Latina que se dirigían al Reino Unido, habían ido disminuyendo y confluían cada vez más a otros países de Europa Occidental. Sin embargo, en el mercado internacional de capitales, cuya base monetaria era la libra esterlina, el país británico mantenía su dominio, lo mismo que en los servicios comerciales y la marina mercante a nivel mundial.

• Francia, tras la derrota en la guerra con Prusia, que provocó la caída de Napoleón III, se hallaba en 1870 en una situación angustiosa, con un ejército de ocupación, la pérdida de Alsacia y Lorena, y una gravosa deuda que Alemania exigía como compensación. En 1871 se proclamaba la III República, que estuvo marcada hasta principios del siglo XX por una intensa lucha entre las diferentes fuerzas políticas internas (monárquicos, republicanos, socialistas y anarquistas). No obstante, al disponer de una sólida base científica y tecnológica, le permitió a Francia experimentar un importante crecimiento industrial impulsado por el Estado, que estableció una apolítica arancelaria proteccionista, a la vez que facilitaba la exportación de mercancías y capitales en África y Asia. En vísperas de la Primera Guerra Mundial, el país tenía una agricultura e industria prósperas, pero asentadas sobre frágiles bases de inestabilidad social, un excesivo proteccionismo y una crisis demográfica.

• En 1871 se funda el Imperio Alemán como una federación de monarquías en la que se unían veintidós estados germánicos, con el predominio de Prusia. El artífice de la integración del Estado nacional y su despegue como nueva potencia fue Otto Von Bismarck, el enérgico canciller hasta 1891 y representante de los grandes propietarios o junkers. Para el fortalecimiento del Estado, Bismarck apuntaló el protestantismo, instrumentó la separación Iglesia-Estado asumiendo una política vigilante hacia el partido católico, mantuvo una actitud hostil ante sus antiguos aliados los liberales, enfrentó a los socialdemócratas y a las organizaciones obreras e intensificó la germanización, prohibiendo, dentro del Imperio, las lenguas de las minorías étnicas de otros pueblos.

La industria sería la palanca del desarrollo económico de Alemania. A partir de 1890, ésta se convirtió en la principal potencia industrial de Europa y en la fuerza militar dominante. Su extraordinario crecimiento y la construcción de una poderosa flota naval, le otorgaron un peso enorme a escala internacional. El expansionismo del Estado alemán se justificaba en una ideología nacionalista agresiva, xenófoba y racista, sintetizada en la consigna: “Hoy Alemania, mañana el mundo”. Tal retórica le dio sustento al pangermanismo, movimiento antieslavo y antisemita, que no sólo sirvió para fomentar la alianza entre los imperios alemán y austrohúngaro sino para reclamar un lugar más amplio para la nueva potencia: era el sueño de la Gran Alemania, dominadora del mundo.

• La Guerra Civil norteamericana o Guerra de Secesión (1861-1865), había enfrentado a los estados del norte, pro-abolicionistas de la esclavitud e industrializados, con una Confederación de estados sureños esclavistas y agrarios. Se confrontaban dos proyectos políticos y económicos en un conflicto que, con el triunfo de los ejércitos federales norteños, consumó la definitiva unificación de Estados Unidos y marcó sus inicios como futura gran potencia.

Después del llamado “período de reconstrucción” (1865-1874), los antiguos esclavistas se reorganizan, imponen el terror con el Ku Klux Klan, restringiendo el voto a la población negra y anulando sus derechos civiles. La agricultura seguía siendo una fuente importante de riqueza y trabajo. Su auge fue posible en buena parte gracias a los ferrocarriles, que no sólo transportaban con rapidez alimentos y materias primas, en grandes cantidades a las ciudades que crecían y se multiplicaban, sino que hicieron posible la creación de un vasto mercado interno y de exportaciones transoceánicas. La ganadería también tuvo un crecimiento impresionante. Grandes masas de desheredados se trasladaron hacia el oeste, donde aumentó la disponibilidad de tierras con las campañas contra los indios tras la Guerra Civil. La fiebre del oro reapareció en las tierras norteñas pertenecientes a los indios siox y cheyennes, provocando las rebeliones encabezadas por Nube Roja, Caballo Loco y el jefe apache Jerónimo, resistencias que fueron finalmente derrotadas. La conquista del oeste generó nuevos estados y aumentó el potencial económico de E. U.

Después de la Guerra Civil y hasta 1914 llegaron más de veinte millones de inmigrantes: procedentes primero de Irlanda, Europa del norte, y chinos empleados a bajo costo en la construcción de ferrocarriles; después fue mayoritaria la inmigración italiana, judeo-rusa, polaca y griega, con lo que varió la composición de una población que superaba en 1910 los noventa millones. La nueva inmigración alentó al mismo tiempo asociaciones políticas progresistas y movimientos racistas entre los blancos pobres, apoyados por pistoleros, que impulsaron restricciones contra los chinos.

Durante el último tercio del siglo XIX y principios del XX, E. U. experimentó un desarrollo inusitado de su industria. Éste fue producto de la abundancia de materias primas indispensables y de la rapidez con que sus empresas privadas absorbieron las nuevas tecnologías y los modernos materiales creados en el ámbito mundial (hierro, carbón, acero, cobre, productos químicos, teléfono, luz eléctrica, refrigeración, motores de combustión interna, caucho y petróleo), de la inmigración, la elevada inversión de capitales extranjeros, la explotación agrícola y ganadera, el intenso poblamiento del oeste, facilitado por la penetración del ferrocarril, y la distribución gratuita de parcelas del Estado (Homesteats). Lo salarios, un tanto más elevados que en los demás países industrializados, obligaron a los empresarios a la racionalización del trabajo. Para 1890, la producción industrial superó a la agrícola y rebasó la de los países capitalistas europeos.

La concentración capitalista se intensificó: E. U. se transformó en el país de los grandes trust y de los grupos financieros monopolistas (Morgan y Carnnegie en el acero, Rockefeller en el petróleo, Wandervit en los ferrocarriles, Du Pont en la industria bélica, Henri Ford en el automóvil). La política gubernamental se orientó hacia el apoyo de los grandes magnates, a pesar de las tibias reformas antitrust. En contraparte, se instrumentó una política represiva contra la creciente agitación obrera. El movimiento de los trabajadores comenzó a organizarse en torno a reivindicaciones básicas sobre condiciones de trabajo y duración de la jornada laboral de ocho horas. El primer sindicato clandestino fue el de los Caballeros del Trabajo; tras la masacre obrera en Chicago, el primero de mayo de 1886, nacieron la American Federation of Labour e Industrial Workers of the World; las minorías anarquistas y socialistas fueron reprimidas con todo tipo de atropellos legales. Las leyes antitrust se usaron más contra los sindicatos que contra los monopolios.

Al configurarse como una nueva potencia, los E. U. continuaron su política exterior expansionista y de intervención en América Latina, el Caribe y en el área del Pacífico. En 1898 se anexionaron las islas Hawai, pudiendo ocupar, luego de la guerra con España en este mismo año, Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam, asegurándose el control real de Cuba (“Enmienda Platt”, 1901) y Santo Domingo (1905). La negativa de Colombia a vender a E. U. una parte de la región del Istmo para la construcción de un canal, dio lugar al envío de una flota que proclamó la independencia de Panamá (1903); el nuevo país entró de inmediato en la órbita estadounidense, inaugurándose el canal en 1914.

• Japón emerge como una nueva potencia imperialista a finales del siglo XIX. Luego de una crisis estructural en la que chocaban los intereses de los señores de la tierra y los jefes militares, defensores de una economía de rasgos feudales, frente a los intereses de comerciantes, industriales y financieros partidarios de un desarrollo capitalista, y en medio de fuertes presiones de las potencias extranjeras, se restaura en 1867 el poder del emperador que encabeza Mutshuito Meijí, quien promueve toda una revolución modernizadora.
En el régimen de la era Meijí, la nueva élite instruida como samurai y con un acendrado nacionalismo combinó la tradición con el occidentalismo. Desmontó los privilegios señoriales, abolió la casta samurai y proclamó las libertades individuales. Se creó y fortaleció un Estado moderno y un ejército nacional, con un gobierno centralizado, reorganizando la división política en prefecturas. En 1889 se promulga una Constitución que instituyó dos cámaras y la soberanía del emperador divinizado. Se establece la instrucción pública obligatoria y se introduce el calendario occidental.

Se promovió la industrialización del país en cinco direcciones: industria pesada, bélica, comunicaciones y transportes, textil y otras de consumo. Se creó un sistema monetario con el yen como unidad de intercambio y un sistema bancario moderno. Las masas campesinas y el nuevo proletariado urbano se vieron sometidos a una intensa explotación y se les mantuvo en un extremado grado de miseria por parte de la oligarquía agrícola, industrial y financiera.

En la década de los noventa, Japón inicia su proceso de expansión territorial y económica en Asia. En 1890 interviene en China en la guerra de los Boxers; en 1895 triunfa en la guerra con China; en 1902 firma una alianza con Inglaterra; en 1905 vence en la guerra con Rusia; y en 1910 ocupa y se anexa Corea.

A partir del último tercio del Siglo XIX y hasta 1914 se constituyen grandes imperios coloniales. La carrera de las principales potencias europeas (Inglaterra, Francia, Alemania, Italia, Países Bajos y Bélgica) a las que se unen Estados Unidos y Japón, desemboca en un reparto casi total del espacio colonial y en el dominio cada vez más “formal” sobre estos territorios. Aproximadamente una cuarta parte de la superficie del planeta fue distribuida o redistribuida en una serie de colonias y semicolonias o esferas de influencia.

La expansión económica y la explotación del mundo en ultramar, eran esenciales para los países capitalistas desarrollados. La necesidad de encontrar nuevos mercados para la exportación de productos industrializados y de capitales, la adquisición de materias primas que demandaban las innovaciones tecnológicas de la segunda revolución industrial, así como la importación de productos alimentarios “coloniales” para el consumo de masas en los países metropolitanos, contribuyó a impulsar la política colonial. Ésta se vio favorecida por la existencia de una red de transportes mucho más tupida y la rapidez de las comunicaciones, que propiciaron también la migración de población blanca europea que colonizaron diferentes regiones en el mundo.

A los motivos económicos para adquirir territorios coloniales se sumó la acción política y militar necesaria de los Estados imperialistas para lograr semejante objetivo. La rivalidad de las economías industriales competidoras contó con el apoyo de sus respectivos Estados. Para las potencias, la colonización se convirtió en una cuestión estratégica, ya que la posesión de colonias les permitía controlar el acceso a diferentes regiones terrestres y marítimas que se consideraban vitales a sus intereses. La obtención de colonias se tradujo en un símbolo de status que venía a reforzar la situación de gran potencia de los países imperialistas.

A las razones o causas que explican la expansión colonial se deben añadir algunos instrumentos o medios que facilitaron la ampliación de territorios controlados por las potencias: continuación de expediciones exploratorias, las misiones y la occidentalización cultural. Se emprenden largos viajes siguiendo el curso de los ríos o hacia los polos; Henry Stanley descubre las fuentes y el margen izquierda del río Congo, apoyado por el rey Leopoldo II de Bélgica, en tanto que la margen derecha había sido explorada por el francés Savorgnan de Brazza; Peary llega al polo norte en 1909 y Amundsen en 1911 al polo sur. Fue la época de las actividades misioneras a gran escala; la acción de evangelización y de difusión de valores culturales occidentales, por parte de protestantes y católicos, sirvió de soporte para la colonización. La difusión de un nacionalismo de carácter popular en las potencias, acompañado de una ideología racista sustentada en el darwinismo social, legitimó la acción imperialista de someter pueblos y culturas a valores occidentales considerados como propios de la “razas superiores” que debían “civilizar a las razas inferiores”; la era del imperio fue también un fenómeno cultural, pues la conquista del mundo por la “minoría desarrollada” transformó imágenes, ideas y aspiraciones en las colonias y zonas de influencia.

Sin embargo, las sociedades consideradas “primitivas” y “exóticas” impactaron culturalmente en la vida cotidiana del mundo “civilizado” occidental. Escritores, periodistas, intelectuales y artistas difundieron, a través de novelas, historias de las revistas escolares, espectáculos, pabellones coloniales en exposiciones internacionales, estudios, artes visuales y el lenguaje coloquial, la importancia cultural de esas sociedades como algo digno de interés, que debía ser respetado y que podía aportar enseñanzas por derecho propio.

1.3. El imperialismo y la expansión colonial. La Conferencia de Berlín. África, Asia, América Latina y Oceanía. Los movimientos antiimperialistas.

• África se convirtió en una de las principales zonas donde se centró la competencia entre las potencias rivales por conseguir nuevos territorios. El reparto del continente africano, que se acelera a partir de 1880, fue una consecuencia de la lucha entre las potencias europeas, no sólo por apropiarse de espacios sino de evitar que los rivales hicieran lo mismo. La ocupación inglesa de Egipto, en 1882, propició el expansionismo francés en el Magreb y el África subsahariana y tropical; desde las bases de Argelia y Senegal, Francia avanza hacia el centro de África con la intención de alcanzar la región del Sudán y llegar al mar Rojo. Gran Bretaña, a partir de su presencia en Sudáfrica y Egipto aspira a establecer un dominio territorial continuo entre el Cairo y Ciudad del Cabo. El II Imperio alemán pretende construir un importante dominio colonial con posesiones en el Golfo de Guinea (Camerún y Togo) y en el África meridional y oriental (actuales Namibia y Tanzania). La actuación en la cuenca del río Congo del rey belga Leopoldo II, desató la reacción de las fuerzas imperialistas en África.
Para evitar conflictos entre las grandes potencias, Leopoldo II y Bismark convocaron la Conferencia diplomática de Berlín (1884-1885) donde se sentaron las bases de la política a seguir en el reparto del continente africano. Los principales acuerdos que se tomaron fueron: el reconocimiento de la libertad de navegación de los ríos Níger y Congo, la libertad de comercio en el África central, el establecimiento de una doctrina para la ocupación territorial, y la adjudicación de la región del Congo a la asociación privada que presidía Leopoldo II. Los Estados participantes convinieron, también, la teoría de la zona de influencia por la que se ponía orden en la futura expansión colonial. Inglaterra consolidó y legalizó internacionalmente sus posesiones en el Continente africano. Italia, a pesar de su fracaso en Abisinia, logra instalarse en Eritrea y Somalia, y posteriormente en la Tripolitania (Libia). Leopoldo II hereda a Bélgica el dominio del Congo en 1890.

• Cuatro son los ámbitos en que se desarrolla la penetración comercial y colonial de las potencias occidentales en las regiones de Asia: septentrional y central, India y territorios cercanos, la península de Indochina y el imperio de China.

La colonización rusa se extendió hacia los diversos territorios de Asia septentrional y central. De 1892 a 1904, el imperio zarista lleva a cabo la construcción del ferrocarril transiberiano que le permitió el dominio de la región norte. Con esto, Rusia se asume como una potencia del Pacífico y se hace presente en el Extremo Oriente, entrando en rivalidad con Japón; en 1905 estalla la guerra ruso-japonesa, que termina con la derrota rusa. En víspera y durante la década de los 80 del siglo XIX, Rusia había ocupado toda Asia central y Turkestán: incorpora Georgia (1878) y el norte de Armenia, construyéndose el ferrocarril transcaucásico; se instala en los confines de Afganistán, entrando en conflicto con los ingleses de la India. El Tratado anglo-ruso de 1907, establece el reparto de las zonas de influencia entre las dos potencias, fijando los límites en Persia, Afganistán y Tibet.

La reina Victoria es proclamada emperatriz de la India en 1877 y se produce el auge de la expansión territorial británica sobre todo el espacio indio. Por el norte y el oeste llegó hasta los confines de las posesiones que controlaba Rusia en el Asia central, estableciéndose Afganistán como territorio-colchón entre ambas potencias. En la parte oriental, la búsqueda del mercado chino y la necesidad de asegurar Bengala, obligó a Gran Bretaña a consolidar la ocupación de Birmania (1885-86), evitando, con Siam o Tailandia como Estado-tapón, una mayor expansión de Francia en el sur de la península de Indochina. Aparte del acceso a la costa china, la presencia inglesa en Asia se completaba con el protectorado de Brunei (1888) y de Malasia (1895), donde Singapur seguía siendo el centro de los intereses británicos en la región.

En 1874, Annam (parte central de Vietnam) se convierte en protectorado y Cochinchina (parte sur de Vietnam) en una colonia de Francia. Tras la guerra franco-china de 1882-1885, los franceses adquieren la soberanía sobre Tonkín (parte norte de Vietnam) y en 1886 ocupan totalmente Camboya. En 1887 Francia crea la Unión Indochina integrada por estos diversos territorios, a los que se incorporó Laos en 1893. Por el Tratado anglo-francés de 1896, se garantizaba la independencia de Siam como reino intermedio entre ambas potencias.

Entre 1885 y 1911, se completa y acelera el despojo del Imperio de China por las potencias. Tiene lugar el reparto y reconocimiento de amplias zonas de influencia en las regiones territoriales chinas: la guerra de Japón y China en 1894-95, supone la expansión japonesa por dichas áreas con la adquisición de Formosa; Rusia ocupa Corea del Norte, recibe en arriendo Port Arthur (en Manchuria) y asegura el predominio sobre la región de Pekín; Alemania obtuvo una base naval en Kiautschau (Chiao-Chou) y dominó la mayor parte de Shantung; Inglaterra recibió en arriendo el puerto de Wheihai-wei, frente a Port Arthur, y una esfera de influencia en la cuenca del río Yangtse, incluyendo Shangai y Cantón; Francia logró rectificaciones de la frontera con Tonkín y el predominio en el Yunnan; Japón, además, se anexionó Corea en 1910. Se intensifica la injerencia económica extranjera en China a través de diferentes formas: derechos a comerciar y realizar inversiones en puertos “abiertos”, minas y ferrocarriles, a residir en zonas internacionalizadas fuera de la jurisdicción de los tribunales chinos, a pagar bajas tarifas aduaneras y al arriendo de bases. También se mantenían las misiones cristianas.

• Los países de América Latina eran un conjunto de repúblicas independientes que experimentaban la consolidación de sus Estados nacionales. Sin embargo, desde el punto de vista económico eran dependientes del mundo desarrollado. Fue la única gran región del planeta en la que no hubo una seria rivalidad entre las grandes potencias. Los Estados Unidos afirmaron cada vez más su influencia política y militar en esta zona.

Durante la década de 1870-1880 eran pocos los países de América Latina que gozaban de un mínimo de estabilidad política. El caudillismo latinoamericano era el reflejo de una sociedad caracterizada por la apropiación y el despojo de grandes extensiones de tierra por parte de los jefes militares y políticos convertidos en latifundistas. La gran propiedad era el motor de la vida económica y en ella predominaban relaciones cercanas al vasallaje. Las élites administrativas, políticas, económicas o financieras sacaban buen provecho de un sistema de patrocinio que les garantizaba estabilidad. Todas ellas estaban inmersas en amplias redes de clientela, haciéndolas deudoras de un caudillo. En cuanto a las masas de peones, estaban sometidas a una subordinación propia de las relaciones sociales verticales imperantes.

En el período 1880-1914, los caudillos fueron eliminados o integrados en un sistema de colaboración central. Fue la edad de oro de la dominación oligárquica que se caracterizó por un ejercicio directo del poder por parte de los grupos económicamente dominantes, sobre todo los que estaban relacionados con las actividades de exportación. El positivismo se convirtió en la ideología que justificaba esa dominación, siendo los tecnócratas los encargados de los destinos de algunos de los países latinoamericanos.

Es también la época en que los países latinoamericanos se integran a la economía mundial. Tradicionalmente se distinguen tres grupos de productos de exportación: agrícolas (Argentina y Uruguay), agrícolas tropicales (Brasil, Colombia, Ecuador, América Central y el Caribe) y minerales (México, Chile, Perú, Bolivia); aunque ciertos países, como México y Venezuela, tenían una producción variada. Su inserción dentro del mercado mundial trajo para estos países una época de prosperidad económica y estabilidad política, lo que se tradujo en el afianzamiento de las clases dirigentes. Sin embargo, el modelo mono-exportador que se desarrolló en el conjunto de América Latina era muy vulnerable, pues el crecimiento de la economía estaba determinado por la inversión y la demanda de las diferentes naciones compradoras, sobre todo europeas y Estados Unidos. Es decir, en los países latinoamericanos se pusieron en marcha combinaciones particulares de desarrollo y dependencia.

Por el crecimiento económico, en algunos países latinoamericanos se experimentó una inmigración masiva que modificó profundamente las estructuras sociales, haciendo surgir nuevas clases. La influencia de los inmigrantes, que se incorporaron en su mayoría como trabajadores asalariados, hizo aparecer un gran movimiento obrero.

El capitalismo dependiente que se instauró en América Latina no tardó en mostrar sus contradicciones. Entre 1889 y 1893, Argentina, Brasil, Chile y México conocieron un período de agitación política en el que el autoritarismo positivista fue puesto en duda abiertamente por algunos liberales opositores de corte radical.

En la región del Caribe y Centroamérica se manifestó la hegemonía de los E. U. A raíz de su victoria en la guerra contra España en 1898, ocupa la administración de Cuba (que había pasado por un intenso movimiento de liberación nacional), a la que concede una independencia acotada en 1901 por medio de la Enmienda Platt, en la que el gobierno norteamericano se reservaba el derecho de intervenir en los asuntos internos de la isla. Como resultado también de la guerra contra España, E. U. se anexa Puerto Rico y asume el control de Santo Domingo en 1905. La pretensión de construir un canal en el Istmo de Panamá, hace que los E. U. promuevan la independencia panameña con respecto de Colombia.

• Oceanía fue también otra de las zonas fundamentales donde se enfocó la disputa entre las grandes potencias para extender su dominio territorial.

La riqueza de Australia, Nueva Zelanda, Nueva Guinea y de otras colonias británicas en Oceanía, despertaron la ambición de los alemanes y franceses que trataron de organizar expediciones militares para ocupar esos territorios. En 1884, los gobiernos de Gran Bretaña y los Países Bajos decidieron llegar a un acuerdo para frenar las intenciones de los germanos de ocupar Nueva Guinea, por lo que dividieron la isla en dos, quedándose los holandeses con el control de la parte occidental y los británicos con la parte oriental.

En Australia, como respuesta a las aspiraciones alemanas y francesas, se desarrolló un sentimiento unionista de las diferentes colonias australianas. El 1 de enero de 1901 entró en vigor la Commonwealth of Australia, federación constituida por seis Estados (Australia Meridional, Australia Occidental, Nueva Gales del Sur, Queensland, Victoria y Tasmania) y dos territorios (Territorio de la Capital Federal y Territorio del Norte), con gobierno independiente pero vinculado a la corona británica.

En Nueva Zelanda, aún como colonia británica, se gozó de libertades políticas; el partido laborista gobernó desde 1890 hasta 1912. Durante ese período se establecieron derechos laborales importantes: la jubilación, la regulación de las condiciones laborales y salariales. En 1893 se reconoció el voto femenino. En 1907 se firmó el Acuerdo que otorgó a Nueva Zelanda el rango de Estado autónomo dentro de la comunidad británica.

El mundo insular de Oceanía quedó repartido entre las potencias occidentales: Inglaterra se adjudicó las islas Fidji (1874), las islas Kiribati y Tuvalu (1892), el sur de las islas Salomón (1893); Alemania ocupó Nauru (1881), el norte de Nueva Guinea, las islas Bismarck y el norte de las Salomón (1884), las Marshall (1885) y Samoa Occidental (1889), las Marianas, las Carolinas y Palaos (1889); Francia consolida su dominio en Nueva Caledonia, que se convirtió en el puente comercial hacia Japón, China y la Polinesia; las Nuevas Hébridas quedaron en condominio franco-británico en 1906. Estados Unidos, tras las guerras con España en 1898, se afirmó como potencia colonial en el Pacífico, anexionándose las islas Hawai y repartiéndose con Alemania el archipiélago de las Samoa en 1889.

• La resistencia antiimperialista a la ocupación colonial, se dio tanto al interior de las metrópolis como en le seno de los territorios coloniales. En general, la izquierda europea agrupada en torno a los partidos radicales como los socialistas, mantuvo una posición de crítica y a veces de lucha directa contra los gobiernos metropolitanos que apoyaban al militarismo imperialista.

Las formas de oposición locales al dominio colonial de las potencias extranjeras, eran diversas. Una de ellas fue la defensa de valores tradicionales de carácter cultural o religioso. Otra fue el desarrollo de las sociedades secretas. Pero la resistencia más frecuente al avance de los europeos se dio a través del enfrentamiento bélico. También comenzó a forjarse una oposición de carácter político.

En E. U., las tribus indias lucharon en contra del arrasamiento de su población y del despojo territorial llevado a cabo por el gobierno y los colonos blancos. En Nueva Zelanda, los maoríes sufrieron el exterminio de la colonización británica. En las diferentes regiones del continente africano las resistencias armadas fueron significativas: el caso de los zulúes en el África austral contra el ejército inglés; en Sudán, el movimiento nacionalista musulmán El-Mahdí también combatió a las tropas británicas; en Abisinia (Etiopía) los nativos musulmanes se opusieron al asedio del ejército italiano; en Marruecos las tribus rifeñas resistieron los embates de las tropas españolas y francesas.

En el continente asiático, fueron importantes la revuelta de los cipayos en la India y la guerra de los bóxers en el Imperio chino. Los cipayos eran soldados indios encuadrados en el ejército británico cuya lealtad a la Corona metropolitana comenzó a resquebrajarse a partir de la tendencia de las autoridades inglesas a arrebatar el gobierno de diversos estados indios a sus legítimos herederos; la revuelta estalla en la región de Bengala en 1857 y se extendió a todo el norte de la India, siendo finalmente dominada un año después. La rebelión de los bóxers tiene lugar en 1900; estaba dirigido por una sociedad secreta que demandaba una política nacionalista y cuyos objetivos eran la expulsión de los extranjeros y el término de la política de concesiones hechas en los diferentes “tratados desiguales”; en su lucha pretendían asaltar las legaciones extrajeras asentadas en Pekín, sitiándolas, pero finalmente fueron derrotados.

La oposición política al dominio de las potencias extranjeras que empezó a manifestarse al interior de las colonias, estuvo encabezada por minorías dirigentes de la población no europea. Éstas, a pesar de su formación en universidades occidentales, desarrollaron una incipiente conciencia nacional que permitió la creación de movimientos y partidos políticos defensores de la independencia política de las colonias. Se inicia así un proceso de nacionalismo anticolonial. En la India se funda en 1885 el Partido del Congreso Nacional Indio que en 1906 se pronunció a favor de la autonomía interna del país. En China, la situación de crisis desencadenada por el imperialismo económico propició la gestación de la revolución de 1911, la proclamación de la República y el final de la monarquía imperial, en un intento supremo de liberar al país de la dependencia colonial y reconstruirlo.



1.4. Desarrollo de las corrientes socialistas y anarquistas. Los partidos obreros y la II Internacional. Su posición frente al imperialismo. El primero de mayo.

• La derrota de la Comuna de París (1871), el fuerte enfrentamiento entre los seguidores de Carlos Marx y los anarquistas seguidores de Miguel Bakunin, y la represión que se desató contra las organizaciones de la clase obrera, acabaron por debilitar al movimiento internacionalista provocando la disolución de la Asociación Internacional en 1876.

La mayor difusión de la obra de Marx sólo llegó tras su fallecimiento en 1883. La dimensión de su obra intelectual y su condición de dirigente del socialismo internacionalista hacen de él una de las figuras más importantes del siglo XIX. Su teoría fue interpretada de modo diferente por sus seguidores provocando que surgieran varias corrientes socialistas de pensamiento que, sin renunciar al marxismo en su totalidad, enfocaron de distinto modo sus postulados básicos:

a) El reduccionismo. Sobresale Karl Kautsky (1854-1938), considerado el máximo exponente de la ortodoxia marxista tras su enfrentamiento con el revisionista Bernstein. La divulgación de las ideas de Marx, entre las masas, trajo consigo una simplificación de su teoría con el objeto de facilitar su compresión.

b) El revisionismo. Eduard Bernstein (1850-1932), uno de los líderes del ala oportunista de la socialdemocracia alemana y de la II Internacional, inició la revisión del pensamiento marxista con la pretensión de adecuarlo a los “nuevos tiempos”, pronunciándose abiertamente contra la teoría de la plusvalía y la transición del capitalismo al socialismo.

c) Tendencia radical. Rosa Luxemburgo(1870-1919) y Vladimir Ilich Ulianov, Lenin (1870-1924), sin llegar a constituir un grupo homogéneo desarrollaron una labor teórica que renovó el espíritu revolucionario del marxismo, criticando de manera implacable la práctica reformista ejercida por los partidos socialistas europeos y la II Internacional.

d) El socialismo democrático de Jean Jaurès y el austromarxismo defendido por Otto Bauer y Max Adler. El austromarxismo pretendía conjugar la teoría marxista y la realidad nacional, atendiendo a los problemas derivados del plurinacionalismo existente en el Imperio austro-húngaro.

• En la mayoría de los países, el anarquismo retrocedió en la última década del siglo XIX por la incapacidad para organizarse uniformemente, por la contradicción entre las diversas tendencias y su inadaptación a las demandas de los trabajadores industriales.

El anarquismo posee múltiples variantes, inherentes a su propia naturaleza que insiste en el antidogmatismo, la libertad de elección y la primacía del criterio individual. A pesar de sus limitaciones teóricas surgieron diversas corrientes o escuelas englobadas bajo el título genérico de “anarquistas”. Sus diferencias estriban, en gran medida, en actitudes y conceptos variados o contrapuestos acerca de los métodos revolucionarios (el recurso a la violencia) y la organización económica de la nueva sociedad. Entre tales corrientes destacan:

a) Individualistas y nihilistas. Los individualistas exaltaron como único valor el “Yo” y el enriquecimiento personal sin ninguna solidaridad. Esta interpretación derivó en el nihilismo, que rechaza cualquier principio moral o ley natural y apela a la eliminación física de los gobernantes déspotas.

b) Los mutualistas. Seguidores de José Proudhon, que consideraban que la solución del problema social se daría sin violencia, a partir de la organización de cooperativas y del apoyo mutuo.

c) Anarco-colectivistas (bakunistas). Esta corriente entendía que la violencia está estrechamente vinculada a la revolución. Para ellos el principal motor revolucionario era el campesino no propietario.

d) Anarco-sindicalistas. Predicaron la fusión del anarquismo con el sindicalismo. El sindicato es el centro de la actividad obrera y a través de la huelga general, nueva táctica de lucha, se pretendía lograr el colapso del sistema capitalista y, en última instancia, impulsar la revolución.

e) Anarco-comunista. En contra de los anarco-sindicalistas, negaron la validez del salario como forma de retribución en la sociedad futura. Su proyecto se denomina “comunismo libertario”.

El enfrentamiento entre marxismo y anarquismo, en sus diversas variantes, estará presente en los grandes debates del movimiento obrero de la segunda mitad del siglo XIX. En el Congreso de Londres de 1896, de la II Internacional, se decretó la expulsión de los anarquistas.

• El crecimiento económico del último tercio del siglo XIX, impulsado por la Segunda Revolución Industrial, no amortiguó las desigualdades económicas entre patrones y trabajadores. Sin embargo, en Europa tuvo lugar una mejoría en las condiciones de vida y la capacidad adquisitiva de los obreros, lo que provocó que se formara un grupo de trabajadores cualificados que acabaron por constituir una aristocracia obrera, que será la beneficiada de la política expansionista de sus respectivos gobiernos y de la burguesía monopólica.

En su lucha por modificar sus condiciones de trabajo y de vida, los trabajadores recurrieron a la organización de los sindicatos, fenómeno general desde el último tercio del siglo XIX, que se convirtieron en instituciones imprescindibles en la regulación de las relaciones laborales. Los trabajadores se propusieron también la conquista de derechos políticos y sociales. Para lograrlo era necesario crear un instrumento diferente al sindicato: fue así como nacieron los partidos socialistas, socialdemócratas, laboristas u obreros. La ampliación del sufragio en la mayoría de los Estados europeos facilitó su crecimiento hasta competir en votos con las agrupaciones liberales y conservadoras, logrando un peso considerable en varios parlamentos, sobre todo el alemán y el francés.

El Partido Socialdemócrata Alemán fue fundado en 1875, en la ciudad de Gotha, a partir de la fusión de los dos partidos socialistas preexistentes: los partidarios de Ferdinand Lasalle, y el grupo de Karl Liebknecht y August Bebel. Marx y Engels sometieron a una crítica demoledora el programa aprobado en el Congreso de Gotha porque adolecía de eclecticismo y de oportunismo, y hacían demasiadas concesiones a los partidarios de Lasalle; ellos precisaron el contenido del socialismo científico y plantearon los cambios que habría de sufrir el Estado en la sociedad comunista. Previamente, decía Marx, “entre la sociedad capitalista y la comunista, existe un período de transformación revolucionaria de la una a la otra; a esto corresponde un período de transición política, durante el cual el Estado no puede ser más que la dictadura revolucionaria del proletariado”. La teoría de la dictadura del proletariado será desarrollada más tarde por Lenin.

Por la ley de 1878, el gobierno imperial de Alemania prohibió la formación o continuación de todas las organizaciones que trataran de destruir el Estado existente o el orden social capitalista, y que defendieran cualquier forma de socialismo, de socialdemocracia o de comunismo. Se decretó la disolución del Partido Socialdemócrata Alemán y de todas las demás organizaciones socialistas, obligándolo a vivir en la clandestinidad y a dirigir su organización desde el extranjero.

En 1891, después de la caída de Bismarck y de haber sido derogadas las leyes antisocialistas, el Partido Socialdemócrata se reunió en la ciudad alemana de Erfurt para formular una nueva propuesta programática. El programa de Erfurt y los comentarios que hizo Kautsky de él, contienen la expresión más clara de la política que los partidos socialdemócratas de Europa proclamaron defender durante todo el período siguiente hasta 1914. El programa se basaba en la teoría del marxismo acerca del hundimiento inevitable del modo de producción capitalista y de su sustitución por el socialismo. Contenía, además de una exposición de los objetivos socialistas, una sección de peticiones inmediatas: jornada de ocho horas; prohibición del trabajo nocturno y de los niños; descanso dominical y de media jornada los sábados; mejoras higiénicas obligatorias; el sufragio universal igual y directo, tanto para hombres como para las mujeres; el voto secreto. El partido se convirtió en un modelo de organización política de la clase obrera de la Europa de fines del siglo XIX y el más respetado en el seno de la II Internacional.

En muchos países se crearon, en el último tercio del siglo XIX, partidos obreros independientes que siguieron la teoría marxista como condición para desarrollar las luchas emancipadoras del proletariado. En 1877 se formó el Partido Socialista Obrero en Norteamérica; en 1879, el Partido Obrero Francés; el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), fundado en 1879 por Pablo Iglesias; en 1883, Jorge Plejánov funda en Rusia el grupo Emancipación del Trabajo; en 1889, se crea el Partido Socialdemócrata de Bulgaria…


En países como Rusia, donde la situación política hacía imposible las actividades parlamentarias, los grupos y partidos socialistas tenían necesariamente un carácter clandestino y revolucionario, como ocurrió con el Partido Socialdemócrata Ruso, fundado en 1898 por Struve, Plejánov y Lenin.

• El ideal internacionalista de la I Internacional no murió, y desde 1876 hubo varias tentativas para reconstruirla. En 1889 se funda la II Internacional en París, convirtiéndose en la gran organización mundial creada sobre nuevas bases orgánicas y doctrinales. En ella, los partidos asumirán el protagonismo que habían tenido las organizaciones sindicales en la I Internacional.

En la II Internacional debatieron diversas tendencias: por una parte, estaba la más ortodoxa y centrista, representada por Kautsky, quien defendía el carácter inevitable del derrumbe del capitalismo y, por tanto, una posición de quietud y espera; por otra parte, la tendencia revisionista que tuvo en Bernstein al principal exponente, quien defendió la necesidad de actuar directamente en la vida política para lograr reformas sociales, estableciendo alianzas del socialismo con partidos no obreros.

Algunas de las resoluciones de los primeros congresos de la II Internacional, cuando todavía estaba inspirada en la orientación revolucionaria de Marx y Engels, fueron:

En lo político, postulaban la formación de partidos de la clase obrera, independientes de los partidos de la burguesía. La conquista del poder político debía ser para los trabajadores el medio por excelencia con el cual puedan llegar a su emancipación, a la liberación del hombre y del ciudadano. Hacían un llamamiento a las mujeres a luchar por su emancipación y a organizarse políticamente con los trabajadores.

Condenaban el colonialismo por la explotación capitalista que llevaba implícita y negaban que fuera un instrumento de civilización. En el movimiento socialista y obrero, los que aceptaban el imperialismo como algo deseable, o al menos como una fase fundamental en la historia de los pueblos, eran una minoría de la derecha revisionista y fabiana; muchos líderes sindicales veían a las gentes de color ante todo como una mano de obra barata que planteaba una amenaza a los trabajadores blancos.

En lo sindical, insistían que la organización de los obreros en sindicatos era de primordial necesidad para la lucha emancipadora del proletariado. Consideraban como un deber de todos los obreros pertenecer al sindicato de sus compañeros de profesión y un deber de todos los sindicatos aceptar como miembros a las mujeres que trabajan con los hombres en una misma industria, y aspirar a conseguir el principio de salario igual por trabajo igual para ambos sexos.

• Ante el estallido inminente de la Gran Guerra imperialista, se manifestaron distintas posiciones políticas de las organizaciones de la clase obrera que participaban dentro de la II Internacional. Tales posiciones se definieron en el Congreso de Stuttgar (1907), mismas que entraron en antagonismo y que acabarían por desmembrarla.

Una facción minoritaria dirigida por el francés Gustave Hervé, era antimilitarista a partir de su rechazo del patriotismo burgués gubernamental y propugnaba el recurso de los obreros a la huelga general y negarse a prestar el servicio militar.

La izquierda revolucionaria, entre cuyos miembros estaba Rosa Luxemburgo (asesinada en 1919) y Lenin, llamaba a una insurrección armada en contra de la burguesía de cada país, siendo los bolcheviques en Rusia los que plantearían la transformación de la guerra imperialista en guerra civil revolucionaria.

La tendencia pacifista, representada por Jaurès (asesinado en julio de 1914), proponía una política a favor de la democratización de los ejércitos y, en caso de guerra, el socialismo organizado debía oponerse con todos sus medios, incluyendo la huelga general y la insurrección armada.

Los socialdemócratas alemanes que se sumaron a la tesis de Bebel, legitimaban el principio de la guerra defensiva como un deber nacional también para los trabajadores, y que en el supuesto de un conflicto continental cada sección debía actuar con entera libertad. En agosto de 1914 los socialistas alemanes y franceses votaron, en sus respectivos parlamentos, a favor de los créditos militares propuestos por sus gobiernos.

La Primera Guerra Mundial y los conflictos al interior de la II Internacional, fueron las causas de su liquidación.

• Desde su primer congreso celebrado en la ciudad de Ginebra, Suiza, en 1866, la I Internacional había levantado la consigna de ocho horas de trabajo como objetivo inmediato. Fue esa la primera vez que tal reivindicación era planteada y aprobada por un congreso obrero internacional.

En Estados Unidos, al finalizar la Guerra de Secesión, los trabajadores norteamericanos exigieron la promulgación de una ley que fijara en ocho horas la jornada normal de trabajo para todo el país. En 1884, La Federación de Trabajadores de los Estados Unidos decidió en su IV Congreso, celebrado en Chicago, que a partir del primero de mayo de 1886 se lanzaría a una huelga general a fin de imponer su demanda de ocho horas.

En Chicago, importante centro industrial y cuartel general del movimiento anarquista, miles de trabajadores se sumaron a la lucha, abandonando su trabajo y dispuestos a doblegar el orgullo de los patrones demandando la jornada de ocho horas. Las amenazas de despido y el uso de la fuerza para romper la voluntad de los trabajadores no lograron detener su combatividad, por el contrario los enardeció.

Los patrones no estaban dispuestos a ceder y perder parte de sus ganancias; contrataron esquiroles en los pueblos vecinos para suplir la ausencia de los trabajadores que estaban en lucha. El 3 de mayo, aproximadamente 10 mil trabajadores se concentraron en la fábrica McCormick para repudiar la actitud de sus patrones. La policía disolvió la manifestación mediante la fuerza provocando la reacción violenta de los obreros que se defendieron con piedras. El resultado fue de seis trabajadores muertos y decenas de heridos.

La decidida resistencia de la clase trabajadora a la represión oficial enfureció aún más a los capitalistas, quienes estaban dispuestos a terminar a sangre y fuego con el movimiento reivindicativo. El 5 de mayo varios miles de trabajadores se reunieron en un mitin para protestar por la brutalidad de la fuerza policíaca y para reafirmar con su presencia su voluntad de continuar con la lucha. El mitin, que era pacífico, se tornó violento con la presencia de la policía. Estalló una bomba matando a 8 policías y dejando heridos a varias decenas. La respuesta fue brutal, varias descargas cerradas de fusil dejaron como saldo varios muertos o mal heridos.

Los principales dirigentes del movimiento fueron detenidos, los periódicos obreros suprimidos y sus imprentas destruidas; ser obrero era un delito. Se procedió a juzgar a los dirigentes obreros encarcelados, demostrándose una vez más que la justicia solo existe para la clase explotadora y que la ley sirve para condenar a los que se atreven a levantarse y exigir sus legítimos derechos.

La jornada del Primero de Mayo fue un triunfo para la clase trabajadora norteamericana y del mundo, que costó la vida de muchos obreros, que colocó a los trabajadores como clase social en el pedestal más alto de la especie humana, por su heroísmo, su combatividad, su disciplina, su honestidad y compañerismo. Es importante transformar el Primero de Mayo en un verdadero día de lucha internacional de la clase trabajadora materializando la consigna de Marx y Engels: ”proletarios de todos los países uníos”.

El Congreso Obrero y Socialista de 1889 determinó realizar una manifestación internacional el 1º de mayo, para exigir la reducción legal a ocho horas la jornada de trabajo. Surgía lo que la tradición impondría como jornada internacional de los trabajadores, teniendo como antecedentes la lucha que se desarrollaba en los Estados Unidos. A partir del 1º de mayo de 1890 se inició la celebración del Día Internacional de los Trabajadores.


1.5. El declive de los imperios austro-húngaro y turco-otomano. La presencia de las nacionalidades y las guerras en los Balcanes.

• En la segunda mitad del siglo XIX, el viejo imperio austriaco de la familia Habsburgo, que desde centurias atrás ejercía su poder sobre diversos pueblos europeos (italianos, checos, húngaros, croatas, esclavos, etc.), se hallaba involucrado en dos relevantes proyectos políticos: imponerse a los prusianos en la pugna por encabezar la unificación alemana, y sostener a Maximiliano como emperador de México. Ambos proyectos fracasaron, pues Prusia derrotó a los austriacos en 1866, y al año siguiente Maximiliano fue arrojado del poder y fusilado por orden del presidente Benito Juárez.

Para reforzar el maltrecho poder del imperio austriaco y al mismo tiempo controlar las crecientes movilizaciones independentistas que bullían en su interior, los Habsburgo decidieron instaurar una monarquía con dos reinos semiautónomos: Austria y Hungría (1867). De modo que el imperio austro-húngaro se fundó casi a medio siglo de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Al iniciarse esta gran confrontación entonces, el imperio austriaco era viejo, pero el austro-húngaro relativamente joven.

El hecho de estar formado por varias nacionalidades dificultaba de por sí la tarea de darle cohesión al imperio, sobre todo porque varias de ellas luchaban por ser independientes. Además, entre las regiones que lo integraban había grandes disparidades económicas: en algunas imperaba el capitalismo industrial, mientras que en otras eran fuertes las formas semifeudales de producción. Por si tales problemas fueran pocos, los diversos pueblos del imperio solían tener conflictos por sus creencias religiosas dominantes: católicas, ortodoxas y musulmanas.

En los años setenta del siglo XIX, Austria-Hungría y Alemania iniciaron un periodo de colaboración que se extendería durante varias décadas. Gracias a ello, el gobierno de Viena obtuvo en el Congreso de Berlín (1878) el control administrativo sobre Bosnia-Herzegovina, provincia del tambaleante imperio turco, con lo cual logró frenar, al menos por corto tiempo, los afanes expansionistas de los rusos en los Balcanes.

Para 1882 el imperio austro-húngaro alcanzó un acuerdo político con Alemania e Italia, surgiendo así la Triple Alianza, uno de los bloques que habrían de intervenir tres décadas más tarde en la Primera Guerra Mundial.

Hacia el tramo final del siglo XIX, el ímpetu de croatas, polacos, eslavos y otros pueblos bajo el dominio austro-húngaro se incrementó notablemente, lo cual impedía que el imperio tuviera un despegue económico vigoroso capaz de acercarlo a las grandes potencias capitalistas.

Cuando el siglo XX comenzaba, arreció la agitación de las nacionalidades dentro del imperio y se hicieron más tirantes las relaciones con los rusos y los serbios (impulsores del paneslavismo), ambos en alianza para liberar a los eslavos de Bosnia-Herzegovina. De modo que cuando Rusia perdió la guerra frente a Japón (1905), las autoridades vienesas, con el apoyo de Alemania, decidieron reforzar su poder político y militar en los Balcanes. Los rusos contestaron firmando con Inglaterra y Francia la Triple Entente (1907), el otro bloque de potencias que habría de intervenir en la Primera Guerra Mundial.

En 1908, Austria-Hungría decidió anexarse Bosnia-Herzegovina aumentando el malestar de Rusia y Serbia, situación que continuó agravándose hasta culminar en 1914 cuando un joven serbio asesinó al heredero al trono austro-húngaro, hecho que se usó como pretexto para desatar la Primera Guerra Mundial.

• Para la segunda mitad del siglo XIX los mejores años del viejo Imperio turco-otomano habían quedado atrás, pues varios de los pueblos que lo formaban (búlgaros, rumanos, montenegrinos, bosnios, etc.) se esforzaban por liberarse, hartos de soportar varios siglos de opresión. Las potencias capitalistas también contribuían al resquebrajamiento del Imperio, arrebatándole territorios, encareciendo su apoyo financiero o respaldando los levantamientos nacionalistas.

En 1875 se inició una honda crisis para el Imperio turco-otomano como resultado de la insurrección de los eslavos que vivían en Bosnia Herzegovina, apoyados por los serbios y los rusos. El gobierno zarista enarbolaba por aquel entonces la política del paneslavismo para justificar su injerencia en los conflictos balcánicos.

Las crecientes tensiones en esta zona de Europa llevaron al estallido de una guerra entre Turquía y Rusia (1877), la cual llegó a su fin por la intervención de Alemania y otras potencias europeas. A resultas de ello, en el imperialista Congreso de Berlín (1878), Rusia vio reducidas sus anexiones de territorio turco, mientras que Austria-Hungría quedó como administradora de Bosnia-Herzegovina. Otras disposiciones perjudiciales para el Imperio turco-otomano concedieron la independencia a serbios, rumanos y búlgaros.

Así que, cuando se iniciaba el siglo XX, el Imperio se hallaba en plena crisis, expuesto a la voracidad de las potencias que competían por arrebatarle territorios en los Balcanes. Sin embargo, conservaba Constantinopla y los estrechos que unían al Mar Negro con el Mediterráneo, zona ambicionada por los rusos para extender su comercio y que Inglaterra quería mantener bajo dominio turco para impedir el avance estratégico de Rusia.

Tan grave problemática originó un movimiento vigoroso: la “revolución de los jóvenes turcos” (1908), cuyo objetivo era detener la decadencia imperial e impulsar su resurgimiento. Sin embargo ya era tarde, pues el nuevo régimen no logró frenar la caída del imperio, que en 1911 perdió Libia por un ataque de los italianos y también varios territorios en los Balcanes entregados a rusos, griegos, búlgaros y otros pueblos.

La creciente efervescencia en la región preocupaba a varios gobiernos europeos, porque el derrumbe del Imperio turco podría dar ventajas a determinadas potencias en perjuicio de otras; así que se involucraban en los forcejeos político-militares para favorecer sus respectivos intereses, como ocurrió en las guerras balcánicas de 1912 y 1913, ya en víspera de comenzar la Primera Guerra Mundial, gran contienda que habría de causar el hundimiento del imperio turco-otomano.

• Como puede verse por lo antes expuesto, en los Imperios austro-húngaro y turco-otomano, diversos pueblos subyugados tuvieron un relevante papel político, pues con sus afanes independentistas contribuyeron a resquebrajar la unidad de los conglomerados multinacionales que se habían construido para beneficio de minorías autoritarias.

Así, dentro del Imperio austro-húngaro, italianos, checos, eslavos, croatas, polacos y otros agrupamientos, lucharon durante décadas por alcanzar su libertad, apoyándose en la tradición de sus ancestros que durante siglos se habían enfrentado al dominio de la familia Habsburgo. Las peculiaridades de los pueblos, en cuanto a idiomas, religiones, costumbres, etc., les llevaban en ocasiones a luchar por separado en busca de su propio proyecto nacional; pero las múltiples acciones antiimperiales que emprendían debilitaban en conjunto la solidez de las instituciones monárquicas y las condenaban a un continuo deterioro, ya irrefrenable al inicio del siglo XX.

De manera semejante, las rebeliones de serbios, búlgaros, griegos, bosnios, rumanos, etc. atizadas por las potencias europeas interesadas en controlar los Balcanes, causaban hondas fisuras en el Imperio turco-otomano, tambaleante ya hacia el inicio del siglo XX. Las guerras en esta región de Europa, donde intervinieron no sólo las nacionalidades oprimidas por los turcos, sino países como Rusia, Austria-Hungría e Inglaterra, llevaron casi al hundimiento del viejo Imperio islámico.

Aunque en términos generales la Primera Guerra Mundial fue el resultado de las crecientes tensiones entre las potencias imperialistas que se disputaban diversos territorios coloniales, no podemos olvidar que dos de los principales países participantes en dicha contienda: Austria-Hungría y Turquía, iniciaron su participación militar debilitadas desde su interior, por las múltiples y tenaces luchas que diversos pueblos realizaban para alcanzar su independencia nacional.

1.6. La “Paz Armada”: el sistema de alianzas entre las potencias y la agudización de las tensiones en Europa y el mundo.

• “La paz armada”. Como ya sabemos, en las décadas finales del siglo XIX el capitalismo entró en lo que se conoce como su período imperialista, uno de cuyos rasgos sobresalientes es la formación de monopolios o grandes empresas que luego de dominar los mercados de los países donde habían surgido, presionaron a sus gobiernos para impulsar la conquista de colonias en África, Asia y Oceanía principalmente, donde pudieron acrecentar sus ganancias mediante la obtención de materias primas abundantes, fuerza de trabajo gratuita o de bajo costo, y mercados nuevos hacia dónde desahogar su creciente producción industrial. Propósitos que no fueron fáciles de alcanzar, pues primero debieron vencer fuertes movimientos de resistencia popular como los surgidos en China, India y Sudán.

Esta fuerza expansiva del capitalismo imperialista generó desde luego una competencia entre las naciones más avanzadas, cada una de las cuales pretendía aumentar su fuerza económica y poderío político a costa de las demás, situación que con frecuencia producía graves fricciones internacionales.

Al inicio del siglo XX, las potencias europeas dominaban el mundo. Se hallaba en una fuerte disputa por el primer sitio Inglaterra, vieja nación dominadora, frente a una joven pero impetuosa Alemania, que ya estaba alcanzando a la primera en rubros como la producción de hierro y acero, materiales de enorme importancia para la producción de armamentos. Francia, Italia, Austria-Hungría y Rusia, por su parte, también habían adelantado en diferentes proporciones sus capacidades productivas, pero aún estaban lejos de los países líderes; mientras que fuera de Europa, dos nuevas potencias: Estados Unidos y Japón, venían apretando el paso para instalarse dentro del puñado de grandes potencias hegemónicas.

Los capitalistas y políticos alemanes se sentían frustrados porque su país, a pesar del gran desarrollo industrial, comercial y militar que estaba logrando, sólo tenía unas cuantas y pequeñas colonias, insuficientes para sustentar un imperio capaz de enfrentar y superar al poderío inglés. De modo que el pangermanismo, o sea, el proyecto de construir una “Gran Alemania” como principal potencia europea, recibió un amplio respaldo oficial a fin de preparar a los alemanes rumbo a la guerra por un nuevo reparto colonial. Los gobiernos y capitalistas ingleses, por su parte, desarrollaron un acelerado programa de producción bélica para proteger y robustecer la supremacía británica. No había guerra aún, pero hallándose en esta paz relativa las potencias estaban armándose en previsión de un gran conflicto: eran los años de la “paz armada”.

Sin embargo, este concepto comenzó a utilizarse para señalar el estado de grave tensión entre franceses y alemanes, a raíz de que éstos arrebataron a los primeros las ricas regiones de Alsacia y Lorena en 1871. Desde entonces, los gobiernos franceses habían insistido en que dichos territorios eran partes irrenunciables de la nación gala, en tanto que los políticos germanos se esforzaban por aislar políticamente a los franceses, para impedir que contaran con aliados en caso de intentar la recuperación de los territorios en disputa. El vigoroso crecimiento alemán en la producción de armamentos tomaba en cuenta el deseo francés de venganza: “Que odien con tal de que teman”, decía el célebre Bismarck refiriéndose a los sentimientos de los franceses hacia Alemania.

Mención aparte merece la región de los Balcanes, al sureste de Europa y en colindancia con el tambaleante Imperio turco, pues aquí se conjugaban varias contradicciones que finalmente llevaron al estallido de la Primera Guerra Mundial. Por una parte, los intereses de múltiples nacionalidades (serbios, croatas, eslovenos, bosnios, etc.) que luchaban por liberarse de la dominación austro-húngara o de la turca, pero sin dejar que la Rusia zarista las avasallara. Por otra, el expansionismo de Austria-Hungría, que para evitar la desintegración de su imperio necesitaba aplastar las rebeliones de los pueblos balcánicos, sobre todo del de Serbia, protegido de Rusia, y evitar que esta potencia paneslávica avanzara sobre los Balcanes hasta llegar al Mediterráneo.

Otros ejemplos de enfrentamientos entre potencias capitalistas hacia el final del siglo XIX y el inicio del XX fueron: la pugna entre Francia e Inglaterra por el dominio del Alto Nilo; el descontento de Alemania contra Inglaterra, Francia y Rusia a las que acusaba de boicotear sus proyectos económicos en África del Norte y el Cercano Oriente; la rivalidad entre Italia y Austria por varios territorios fronterizos; la enemistad de Rusia y Japón por los intereses de ambos en el Asia oriental; el ataque de los Estados Unidos contra España para arrebatarle sus últimas colonias en Asia y el Caribe; y la guerra anglo-bóer entre inmigrantes británicos y colonos holandeses por el dominio de ricos territorios en África del Sur.

• El sistema de alianzas entre las potencias. Puesto que Francia había perdido en 1871 la guerra contra Alemania, esta potencia buscó, como ya decíamos, mantener a los franceses en aislamiento político para impedir que tomaran venganza, propósito que se reforzó cuando los germanos en 1882 lograron firmar con Austria-Hungría e Italia la llamada Triple Alianza, uno de los bloques internacionales que habría de intervenir en la Primera Guerra Mundial. Conviene apuntar que Italia decidió dejar de lado sus conflictos territoriales con los austriacos, por considerar de más importancia frenar la expansión colonialista de Francia en el norte de África.

Fue hasta el último decenio del siglo XIX cuando Francia logró superar el aislamiento al que lo había sometido la política alemana, gracias al tratado de mutua defensa que se firmó con el gobierno ruso, a su vez interesado en protegerse de un posible ataque de Austria-Hungría, aliada de Alemania. Por cierto que en ese entonces Inglaterra mostró su descontento con el acuerdo franco-ruso, pues disputaba territorios coloniales con Francia en el continente africano, y el apoyo ruso podría darle más impulso al imperialismo galo.

Aunque las desavenencias entre Inglaterra y Francia se hicieron más fuertes en los últimos años del siglo XIX (ejemplo, la crisis de Fashoda de 1898), estas potencias finalmente comprendieron la necesidad de un acercamiento político a fin de impedir que el pujante imperialismo alemán las rebasara. Por tal razón, y para resolver diplomáticamente sus diferencias, firmaron en 1904 el Entente Cordiale. Tres años más tarde, y con base en los convenios bilaterales franco-ruso y anglo-francés, Francia, Rusia e Inglaterra formaron el Triple Entente, el otro bloque internacional que intervendría en la Primera Guerra Mundial.

Con la formación de los bloques contrapuestos, la posibilidad de una guerra multinacional aumentaba. Los arsenales que se habían ido acumulando durante los años de la paz armada, ahora podían emplearse en una contienda de proporciones desconocidas.

• Agudización de las tensiones entre potencias imperialistas. La gravedad de las tensiones entre las principales potencias europeas aumentó a raíz de las ambiciones que tenían por establecer dominios coloniales en el norte de África. Concretamente, cuando Francia quiso adueñarse de Marruecos surgió una fuerte crisis (1905) con el gobierno alemán, pues éste tomó la decisión de impedirlo dando su apoyo al sultán marroquí y amagando con una intervención militar. Al subir de volumen las mutuas recriminaciones, intervino Inglaterra, colocándose del lado francés y presionando a Alemania para aceptar un tratado desventajoso. Seis años más tarde, Alemania volvería a intentar apoderarse de Marruecos, pero nuevamente Inglaterra y Francia se lo impedirían.

Las crisis de Marruecos incrementaron el peligro de una guerra generalizada y dieron más fuerza a los militares dentro de los gobiernos europeos, tanta que, en cierto modo, tendieron a imponer sus criterios en el incremento de la producción de armas y en el momento en que las fricciones llegaron a su punto culminante.

Si las crisis marroquíes agudizaron las contradicciones entre las potencias imperialistas, mayor explosividad producía la de los Balcanes, porque aquí tales confrontaciones se combinaron con varias guerras locales de profundo carácter nacionalista.

En efecto, hacia la primera década del siglo XX, los pueblos balcánicos, que desde siglos atrás luchaban por su independencia, se hallaban en plena rebelión contra Turquía y Austria-Hungría, potencias menores en graves dificultades para impedir su propia desintegración. Sólo que Austria-Hungría también buscaba frenar el avance de Rusia sobre los Balcanes y tenía el apoyo de la poderosa Alemania, principal adversaria de Inglaterra y Francia.

Cuando en 1908 Austria-Hungría se apropió de Bosnia-Herzegovina en los Balcanes, Serbia, pequeño pero belicoso país de esa región, pidió apoyo a Rusia para frenar la expansión austriaca, pero los rusos se hallaban débiles por su derrota frente a Japón en 1905.

Seis años después y tomando como pretexto el asesinato del heredero al trono de Austria-Hungría, el gobierno de este país decidió invadir a Serbia, teniendo desde luego el apoyo de su aliada Alemania; sólo que en esta ocasión el gobierno ruso ordenó movilizar sus tropas para impedirlo, mientras los ejércitos de Francia e Inglaterra se aprestaban a intervenir en el conflicto; la Primera Guerra Mundial estaba por iniciarse, las voces de los jefes militares se imponían a las de los políticos que pretendían un arreglo de última hora: la paz armada llegaba a su fin.

1.7. Los cambios de mentalidad y la vida cotidiana en la sociedad de masas. La belle époque: la idea de progreso y su impacto en la ciencia, la cultura y el arte.

• El hablar de masa puede tener varios significados: una cuestión numérica, la mezcla que resulta de la incorporación de varias personas frente a un hecho, el volumen de gente que se presenta en una reunión, o bien el conglomerado de una batalla. En el siglo XIX se alude a la sociedad de masas por el hecho numérico de personas que se reúnen frente a distintos acontecimientos; más seres humanos de los que antes había, más mujeres y hombres que ahora existen en relación a épocas pasadas; es el aumento de la población en proporciones capaces de modificar la fisonomía de la sociedad, es la multiplicación de personas que van ocupando el planeta de una forma acelerada que empieza en el siglo XIX y que actualmente continúa.

La sociedad de masas es el resultado de la nueva fisonomía histórica, donde la gente en Occidente se expresa en relación a varios acontecimientos partiendo de la primera revolución industrial, la revolución política de finales del siglo XVIII, las guerras napoleónicas, los movimientos democrático-nacionalistas, la formación del proletariado, los avances de la industria, las movilizaciones generales que se presentarán en la Primera Guerra Mundial del siglo XX. La sociedad de masas puede ser una sociedad sin forma, atomizada, donde los individuos se suman a la multitud en momentos de consenso, en procesos mecánicos que se integran a un orden de convivencia social o de enfrentamiento.

El mapa internacional que se impone en el siglo XIX, presenta ideas, pensamientos y teorías que son discrepantes, antagónicos, donde las trampas del liberalismo chocan con el socialismo, el anarquismo e incluso con la democracia. La sociedad de masas abre los caminos, los centros rurales pierden forma y se integran a las cambiantes ciudades, se abandonan cosechas y las nuevas técnicas de producción alfombran las metrópolis con asfalto.

• La movilidad social horizontal lleva a los campesinos a sus nuevos hogares, por lo regular a las orillas de la urbanidad, provocando cambios en su forma de entender el mundo; la idea de bienestar se apodera de la gente. Luces, agua dulce, sistemas hidráulicos modernos, edificios, palacios de cristal, grandes torres, estatuas majestuosas, museos, modas, pintura, música, impactan a los nuevos habitantes. Los códigos de educación burguesa imponen manuales de cómo comer, vestir, hablar, que contrastan con las maneras de vivir y ser de los marginados, desocupados, rateros; los puentes entre unos y otros son los burdeles, la noche tiene vida, se abre el círculo dorado, brillante, en la madrugada todo se consume, la penumbra es agonía y mutismo del hemisferio.

Los obreros, la prole, el proletariado, toman las ideas de transformar el mundo, su mundo. Los overoles, las camisas sucias, las gorras que detienen el sudor, las mujeres embarazadas, los camisones de franela en el frío, contrastan con los bombines, camisas almidonadas, zapatos lustrados, corbatas de seda, mujeres con sombrero y velo, vestidos largos y carros elegantes que salpican el lodo a la banqueta. Es el hombre del clavel en el ojal, la risa de Dorian Grey, El Abanico de Windermere (Oscar Wilde) frente a las familias despojadas por Los Cuervos (Henry Becque). La dualidad proyecta por lo menos dos mundos, dos mentalidades: pintura de galería y de lupanar, ópera y opereta, teatro clásico y teatro bufo, creyentes y ateos, residencias y chozas, abundancia y miseria, pobres y ricos.

• El período 1880-1914 es fundamental para el desarrollo de la cultura moderna. La expresión belle époque (bella época) nació en Francia y fue atractiva para la memoria de las clases medias y altas; apareció rodeada de una aureola dorada, donde la prosperidad y el bienestar económico permitían la estabilidad social. Asocia su rasgo distintivo y simbólico en lo individual y colectivo, a la idea de progreso. El clímax de ese espacio es el levantamiento de la Torre Eiffel, del ingeniero Gustav Eiffel a principio del siglo XX. La nueva ciudad abre espacios de placer visual. Las noticias del periódico se comentan en los cafés; los folletines se leen por las noches entre amigos, familiares o trabajadores. El ferrocarril incrementa sus redes para conectar al mundo. El barco evoluciona a pesar de los tropiezos como el del Titánic, hecho que, como dice Erick Hobsbawn, conserva todavía su fuerza y ocupa los titulares en los periódicos, casi un siglo después de su hundimiento; es la frialdad de imágenes mitificadas en la era del imperio.

• El sentido opuesto a la bella época es el de la gran discontinuidad. En la política, los partidos socialistas y comunistas cuestionan el equilibrio social. En las elecciones la propuesta democrático-burguesa se opone a los partidos de masas, a los sindicatos obreros organizados. La Vanguardia bajo el nombre del modernismo protagonizó la mayor parte de la elevada producción cultural al inicio del siglo XX. La vida cotidiana se ve afectada por las nuevas modificaciones científicas, sociales y políticas; la industria de la publicidad es una expresión moderna; los periódicos o revistas también y además son de circulación masiva, al igual que los nuevos medios masivos de comunicación como el teléfono y el cine, y posteriormente la radio y la televisión. Continuidad y discontinuidad son conceptos ligados a una serie de relaciones horizontales y verticales de las clases sociales, de filósofos, de artistas, de desplazamientos demográficos...

La fe en el progreso lleva un sentido religioso. Los inversionistas consideraban que cada industria que se instalaba, cada invento nuevo, cada ruta que se abría en la comunicación, era progreso. Las exposiciones, las ciudades alumbradas, la “libertad”, las transformaciones técnicas, son progresos; para ellos es la bella época.

• El impacto de la ciencia y la tecnología se da en varias ramas. En 1874 John Kerr descubre los principios de la fotoelectricidad, los cuales permitan pensar en la transmisión de imágenes por medio de la energía eléctrica. Dos años más tarde Alexander Graham Bell inventa el teléfono. En 1884 Paul Nipkow presenta el Disco de Nipkow, el cual sirve para que invente la televisión dos años adelante. Heinrich Rudollf Hertz detecta en 1887 las emisiones fotoeléctricas de los metales. A finales del siglo XIX Guglielmo Marconi presenta al mundo la radiodifusión, y los hermanos Lumiére muestran el cinematógrafo. Al empezar el siglo XX, Boris Rocín expone al mundo el tubo de rayos catódicos y a finales de la primera década Lee De Forest inventa en Estados Unidos el tubo tríodo, que fue considerado como el bulbo más eficaz para los impulsos eléctricos. Lo anterior nos brinda las bases de la nueva comunicación del siglo XX: el radio, el cine el teléfono y la televisión.

• El crecimiento de los medios de transporte es impulsado por la actividad industrial: el ferrocarril, el barco, el automóvil y el inicio del transporte aéreo, se sumaron a los nuevos descubrimientos energéticos. Aparece el tren subterráneo en París (1900) Se aprovecha la energía del gas y el petróleo para la combustión. Nace la motocicleta en 1891. Las grandes compañías obtienen buenas ganancias como: la fábrica de motores de gas fundada en 1833 por Carl Benz; la compañía de motores de Daimler fundada en 1890 por Gottlieb Daimler, que en 1900 construyó su coche “Mercedes”; la fábrica de automóviles que desarrollaba sus actividades desde 1885, perteneciente a la antigua familia francesa de industriales Peugeot; la fabricación de neumáticos de auto desarrollada en Francia a partir de 1895 por André y Edouard Michelin; las fábricas fundadas en 1898 por Louis Renault; la construcción de autos impulsada por Henry Ford con la fundación de la Ford Motor Co. en 1903. Las voraces compañías comienzan la fabricación racionalizada en masa, procurándose, a la vez, la creación de condiciones laborales más favorables para la producción con costos más bajos de vehículos automotores de alta calidad; un ejemplo es el consorcio FIAT (Fábrica Italiana Automobili Torino).

Julio Verne, escritor francés (1828-1905) y autor de novelas de aventura y anticipación científica, subrayó la importancia de los medios de transporte en novelas como: Viaje al Centro de la Tierra; Veinte Mil Leguas de Viaje Submarino; Cinco Semanas en Globo, etc. En estas novelas de viajes, los descubridores y exploradores que en ellas aparecen, son la encarnación de una esperanza que la sociedad en ascenso de la era industrial exaltaba en una especie de utopía realista.

Científicos como Thomas Alba Edison, Albert Einstein, con sus aportaciones a la máquina dinamoeléctrica, la luz de cientos de lamparillas, el descubrimiento del espacio y el tiempo como términos de medición relativos más que absolutos, fueron considerados por los políticos como favorables al progreso.

• Sin embargo, el desencanto ante el progreso se manifiesta con el decadentismo, la discontinuidad, la fascinación por la muerte y el cuestionamiento. Artistas como Maurice Barrés, León Bloy, Rémy de Gourmonte, evocan el pesimismos. La locura, la histeria y la hipnosis toman auge.

En otro renglón vemos cómo Carlos Marx, Federico Nietzsche y Sigmund Freud cuestionaron la idea de progreso como algo lineal; lo hicieron a través de la ciencia social, de la filosofía y del subconsciente del hombre. Estos autores coincidieron en el desencanto de la religión y de la ambición del poder.

Artistas como Marcel Proust y James Joyce, cuestionaron el siglo XIX. Con ellos aparece el antihéroe y la destrucción del heroísmo individual.

Nacen los poetas malditos que abren una idea distinta de la vida. Piensan que ésta es un misterio, que la humanidad se ha dividido en los anhelos de la felicidad, la belleza y la perfección inasequible, y en el descenso al fuego y los infiernos; en los de la existencia y la conciencia. El arte para ellos más que un reflejo de la realidad exterior debe ser otra, la de nuestro interior, que es como el mar: profunda. En esta corriente destacan: Rimbaud, Mallarmé.

• En la pintura y la literatura se dan nuevas corrientes artísticas: Cubismo, Futurismo, Imaginismo, Expresionismo y la literatura policíaca. La policía y los crímenes tienen presencia social como lo destaca Conan Doyle en sus novelas de Sherlokc Holmes.

El cine es la introducción al movimiento en la imagen. Sirve para contar historias, para contarnos el mundo, para pensarlo y cuestionarlo, para divertirnos.

La música navega en la revolución de la creación y se enriquece esta expresión artística con la música contemporánea. Rompe con las tradiciones y abandona principios tonales que ya tenían tres siglos, tal es el caso de autores como Claude Debussy, Igor Stravinski, Antón von Webern y Alban Berg.

La cultura y el arte en Latinoamérica se encuentra encarnada por músicos, pintores y literatos. Se entreveran Rubén Darío y José Enrique Rodó, Alfonso Reyes y José Ingenieros, Pedro Henríquez Ureña, José Vasconcelos, y los anarcosindicalistas encabezados por Ricardo Flores Magón, Julián del Casal y Alfonsina Storni. Las diferencias son amplísimas, pero se comparte la necesidad de radicalizar el cambio y modificar el rumbo del “progreso”, sea por insistir en los valores humanistas en lugares que se jactan de su atraso, sea por la celebración de los sentidos tan temida y combatida por el tradicionalismo.

Se conformaron varias corrientes que expresan las vicisitudes del progreso en el arte y la cultura, corrientes artísticas donde se oponen principalmente dos interpretaciones: los que identifican su arte con la colectividad y los que lo identifican con el individuo. Frente a una identidad nacionalista, se encuentra una identidad universal. Frente a la idea de progreso social conformista, está la expresión crítica frente al progreso. Ante el optimismo, el decadentismo. El ritmo distintivo de la cultura y la creación en la época, fue: frenético, contradictorio y artístico.














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INTRODUCCIÓN TEMÁTICA DE LA UNIDAD II:
GUERRAS, REVOLUCIÓN SOCIALISTA Y CRISIS (1914-1945)

2.1. La Primera Guerra Mundial y sus repercusiones. La Sociedad de las Naciones y la “paz ilusoria”.

• La Primera Guerra Mundial fue originada esencialmente por las rivalidades y conflictos entre las potencias imperialistas que se habían repartido el mundo colonial, sobre todo África y Asia, durante los últimos treinta y tres años. Se da una identificación y un crecimiento ilimitado del poder económico y del poder político militar en los Estados imperialistas. La lucha por los mercados comerciales, las fuentes de materias primas y los mercados para exportar los capitales que generaba una economía capitalista en expansión, se había convertido en una necesidad vital para los tiburones del océano global. Alemania se había convertido en la principal potencia industrial de Europa y en la fuerza militar dominante. Su extraordinario crecimiento industrial y la construcción de una poderosa armada o flota naval le otorgaron un peso enorme a escala internacional. Así, no debe sorprender que Gran Bretaña considerara al imperio alemán como al más peligroso de sus adversarios potenciales.

La Península de los Balcanes se había vuelto un auténtico polvorín que concentró la mayor parte de las disputas interimperialistas existentes en Europa, a la vez que puso de manifiesto los antagonismos entre los distintos nacionalismos. Ante la inminencia de la guerra, los gobiernos imperialistas se lanzaron a una acelerada carrera para equiparse con el armamento cuya novedosa tecnología les permitiera mantenerse a la cabeza, aunque dentro de la diplomacia se declarara que había un clima de tranquilidad, a esto se le ha llamado la “Paz Armada”..

En la víspera de 1914, Europa se encontraba dividida en dos bloques opuestos de grandes potencias. Por un lado estaba la Triple Alianza (que provenía desde 1882), la cual era en realidad una alianza germano-austriaca, pues el tercer integrante, Italia, no tardó en apartarse para unirse al bando antialemán en 1915. Por otro lado estaba la Triple Entente anglo-franco-rusa, que comenzó con el "entendimiento cordial" anglofrancés ("Entente Cordiale") de 1904 y se completó con el acuerdo angloruso de 1907.

Cuando la guerra se acercaba inevitablemente, reinaba entre la población civil de Europa una atmósfera de ardiente patriotismo, fueron pocos los que manifestaron su oposición: la Internacional Socialista, Lenin y el partido bolchevique, y algunos liberales y humanistas.

La siguiente crisis balcánica, a causa de los antagonismos entre Serbia y Austria-Hungría, se precipitó el 28 de junio: el heredero de la Corona austriaca, el archiduque Francisco Fernando de Habsburgo, que visitaba Sarajevo, la capital de Bosnia, es asesinado junto con su esposa a manos de un nacionalista pro-serbio, miembro del movimiento independentista eslavo, la Mano Negra. Tal incidente sirvió de pretexto para el estallido bélico. Las autoridades austriacas inculpan del atentado al gobierno serbio, le envían un ultimátum y luego le declaran la guerra el 28 de julio.

En la Gran Guerra se enfrentarían dos grandes bandos: el de las potencias Centrales (Alemania, Austria-Hungría, Bulgaria y Turquía), con el de las potencias de la Triple Entente (Inglaterra, Francia y Rusia). Este bando, conocido como los aliados, sumaría a Bélgica, Serbia, Rumania, Japón, Italia, Polonia y (en 1917) Estados Unidos.

Después del inicio de la guerra, ambos bandos levantaron fincas paralelas de trincheras y fortificaciones defensivas que se extendían desde la costa del Canal de la Mancha hasta la frontera suiza. Tal era el frente occidental donde las posiciones se mantuvieron casi invariables durante los tres años y medio siguientes, convirtiéndose tal vez en la maquinaria más mortífera hasta entonces de la historia militar. Allí se enfrentaron y sufrieron millones de hombres, cayendo un alto porcentaje de ellos.

Tannenberg y Verdún fueron de las principales batallas, los bloques contendientes echaron mano en forma generalizada de modernas y letales máquinas y tecnología para la guerra. Los alemanes utilizaron gas tóxico en el campo de batalla. Los británicos fueron los pioneros en el uso de los vehículos articulados blindados, conocidos como tanques. Uno y otro bando usaron los nuevos pero todavía frágiles aeroplanos para experimentar el bombardeo aéreo. También se utilizó el alambre de púas en las trincheras, las mortíferas ametralladoras y la devastadora artillería pesada o cañones. El arma tecnológica más importante durante la Gran Guerra fue el submarino.

En enero de 1917, los alemanes iniciaron una guerra submarina total. A punto estuvieron de conseguir que Inglaterra quedase estrangulada y se rindieses por hambre, al atacar no sólo a los barcos de países beligerantes sino también a los buques neutrales de suministro, incluyendo a los de Estados Unidos. El factor que empujó la entrada (en abril) de esta potencia a la guerra, fue la indiscriminada campaña submarina germana, así como la convicción de que Alemania trataba de persuadir a México para que rompiera hostilidades con Estados Unidos, prometiéndole recuperar los territorios de Texas, Nuevo México y Arizona. La participación militar y financiera norteamericana resultaría decisiva para la victoria de los aliados.

El descontento por la guerra dio paso a la revolución que llevó a la caída del zar en marzo de 1917 (o febrero según el calendario ruso). Después del fracaso por el gobierno provisional burgués de lanzar una contraofensiva bélica, los bolcheviques encabezan la revolución y toman el poder en noviembre (o el octubre ruso) y piden la paz. Rusia se retira de las hostilidades y por el Tratado de Brest-Litovsk, en marzo de 1918, cede a Alemania una gran parte de sus territorios europeos (una porción de Polonia, Estonia, Letonia, Lituania, Ucrania, Georgia y Finlandia).

Alemania, aunque exhausta, emprendió nuevas ofensivas entre marzo y julio de 1918, pero al contraatacar los aliados obligaron a los alemanes a retroceder, el fin de la guerra era cuestión de semanas. Al interior del imperio alemán se producen movimientos antibélicos y estalla la revolución. El káiser Guillermo II abdica, estableciéndose la república, cuyo gobierno socialdemócrata firma un armisticio o suspensión de hostilidades.

• Repercusiones de la Gran Guerra. La enorme pérdida de vidas humanas –más de 10 millones– y la cantidad de víctimas fue una catástrofe humana de tal magnitud que se tiene que calificar de inhumana, brutal y vorazmente ambiciosa la actitud de los dirigentes de la Gran Guerra. Prácticamente se puede hablar de un genocidio, de un exterminio así como de un destierro masivo.

Para junio de 1919, la conferencia de paz en París había elaborado el tratado de Versalles referente a Alemania, seguido de otros tratados concernientes a sus antiguos aliados: Saint Germain con Austria (1919), Neuilly con Bulgaria (1919), Trianon con Hungría (1920) y Sévres con Turquía (1920). Este tratado resultó un documento diplomático insatisfactorio y agresivo hacia los vencidos, por lo cual no podía ser garantía de una paz duradera.

La conflagración mundial causó una pérdida generalizada de recursos, productos y bienes materiales de costo incalculable como ciudades, carreteras, puentes, vías férreas, presas, estaciones eléctricas, combustible, fábricas, armamento, etc. Así, la Gran Guerra arruinó la economía de países vencedores y vencidos, excepto los Estados Unidos, país al que le favoreció en su economía y sacó ventajas de su lejanía del frente de batalla a tal grado que, al terminar sin mayores daños y como grandes acreedores se convirtieron en los dominadores económicos del mundo sustituyendo como primera potencia mundial a Inglaterra.

La Sociedad de Naciones, creada al final de la Primera Guerra Mundial, no pudo cumplir con su papel de evitar nuevas confrontaciones bélicas. Así, los Estados Unidos, que a través del presidente Wilson habían propuesto su creación, jamás se adhirieron a ella; Japón se retiró en 1933 porque el organismo internacional no aprobó la ocupación de Manchuria; Alemania, que había sido admitida en 1926, se retiró (1933) cuando no fueron aceptados sus planes para rearmarse. Por su parte, Italia se retiró en 1937 porque se le aplicaron sanciones tras su agresión a Abisinia. Finalmente, la URSS fue admitida apenas en 1934.

Así, surgió el periodo denominado la “paz ilusoria” en el que se suponía que no debían realizarse conflictos bélicos de ninguna especie, pero este objetivo no fue alcanzado ni un solo día de dicho periodo debido al autoritarismo anglo-francés plasmado en los tratados de paz y en la política de la Sociedad de Naciones, además de la negativa del Congreso estadounidense a ratificarlos y a integrarse a la organización mencionada.

2.2 La revolución rusa, el surgimiento de la URSS y la construcción del socialismo.

• La Revolución Rusa tuvo como una de sus causas principales la división social. Existieron tres sectores de la población inconformes con la política zarista, por un lado la burguesía que pretendía la inhabilitación de la autocracia y de las formas feudales; por otro lado el proletariado industrial, con algunas ideas socialistas y finalmente el campesinado inconforme con la nobleza terrateniente. Lo anterior aunado a la crisis económica de Rusia y a la autocracia zarista dio como resultado una primera revolución que hizo tambalear al imperio y demandó la adopción de reformas democráticas. En enero de 1905 el movimiento de oposición al régimen zarista tomó tintes violentos cuando una manifestación obrera es reprimida por el ejército zarista, a ese día se le conoció como el Domingo Sangriento. Dicho acontecimiento trajo consigo una serie de movilizaciones por parte de los obreros entre las que destacan las huelgas; además aparecen los soviets (consejos), que agrupan a los representantes obreros en huelga. A mediados de 1905, el movimiento de oposición toma características insurrecciónales. Hubo motines como la sublevación del acorazado de Potemkin, barco insignia de la flota del mar negro. Tras varias huelgas y manifestaciones de descontento, el zar se vio obligado a crear la Duma o Parlamento que finalmente no resolvió nada, pues sólo tendría derecho a discutir pero no a proponer leyes, además iba a integrarse con gente de los diferentes estamentos sociales, pero que en su mayoría serían de los sectores privilegiados.

Se intentó realizar una incipiente e insuficiente reforma agraria, que no acabo con la injusta distribución de la propiedad de la tierra. Entren 1907 y 1910, el primer ministro Stolypin, promueve una legislación, que intentó crear una gran masa de campesinos pequeños propietarios, el resultado fue una mayor división social en el campo. Las medidas favorecieron a los campesinos acomodados, Kulaks, y no a los pequeños campesinos.

Surge el Partido Socialdemócrata de Rusia, el cual se dividirá en dos corrientes integrada por bolcheviques (ala más radical) con ideas comunistas y los Mencheviques integrado por los sectores liberales y socialistas moderados, pretendían promover la implantación de un régimen democrático. Al estallar la Primera Guerra Mundial, en agosto de 1914, tanto los mencheviques como los bolcheviques se opusieron a que Rusia participara en la guerra mundial debido a que las carencias del pueblo eran muchas.

La Revolución de Febrero de 1917, estalló en Petrogrado (hoy San Petesburgo), nuevamente tuvo diversos factores como el descontento de la población por sus miserables condiciones de vida, el autoritarismo del zar que continuamente reprimía los movimientos huelguísticos, así como a la participación de Rusia en la guerra mundial sin que el país tuviera las condiciones económicas, políticas y sociales para hacerlo.

Se conforman otra vez los soviets, ahora no sólo integrados por obreros sino también por soldados, dando a la revolución de febrero una fuerza armada. Tal situación obligo al zar a abdicar. La anterior situación obligó a Rusia a establecer un gobierno provisional que por primera vez quedó en manos de un menchevique, Alexander Kerensky. En su gobierno provisional no logró pacificar al pueblo ruso, pues no entendió las demandas de la población. Como por ejemplo el realizar una reforma agraria. Finalmente Kerensky fue desplazado en octubre del mismo año Lenin líder de los bolcheviques, quien desde abril fue apoyado por el pueblo al publicar lo que se conoce como Tesis de Abril, en las cuales fortalecía a los soviets.

La Revolución de Octubre de 1917, logró el ascenso al poder de los bolcheviques, quienes se organizaron en un Partido Comunista. Lenin impuso un comunismo de guerra, nacionalizando las tierras, la industria y el comercio y racionando los alimentos.
En relación con la primera guerra mundial a finales de 1917, Rusia inició las negociaciones para firmar la paz con Alemania. Firmó un acuerdo en marzo de 1918, llamado de Brest-Litovsk, por el que la Rusia soviética perdió de norte a sur, Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania; además perdía Polonia y Ucrania.

Para 1921, fue necesario que el partido bolchevique modificará sus planteamientos en materia económica, así surge la NEP (Nueva Política Económica) que estableció una economía mixta, que alternaba la intervención estatal en varios sectores productivos como en trasportes y comunicaciones, industria básica, comercio exterior y finanzas y la convivencia con la iniciativa privada en la industria de consumo, en la producción agraria y en el mercado interior de precios libres. Esta nueva política económica favoreció a los Kulaks, pues se encaminó a darles concesiones para incrementar la producción agrícola y en la necesidad del crecimiento industrial.

• El surgimiento de la URSS y la construcción del socialismo. En diciembre de 1922 en el congreso Panruso de .los soviets, instituyó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), que concentró a la república Rusa a las republicas de Transcaucasia (Georgia, Armenia y Azerbaiyán), Ucrania y Bielorrusia. Posteriormente se unieron Uzbekistán, Turkmenistán y Tayikistán. Se creó un a nueva Constitución para la URSS, en la cual se estableció la autodeterminación y la libre asociación. El órgano supremo del Estado sería el Soviet Supremo con funciones legislativas. El Partido Comunista sería el único partido permitido. Con la muerte de Lenin en 1924, la dirección del partido quedó a cargo del triunvirato formado por Zinóviev, Kámenev y Stalin.

Durante el periodo de 1924-1926 se abrió en la URSS un debate en torno al proceso de industrialización en el marco de la construcción del socialismo. Existió el grupo encabezado por Trosky que presentó un plan de industrialización acelerada del país, en ella se proponía el llamado plan quinquenal y una política fiscal antikulak y otro grupo que estaba comandado por Stalin que al eliminar a Trosky impone la colectivización de la agricultura. Surgen los Koljoses (cooperativas dueñas de la producción, pero no de las tierras) y los Sovjoses (granjas socializadas cuya tierra, maquinaria y producción pertenecía al Estado. El socialismo que se pretendió establecer en Rusia se deterioro a partir del autoritarismo e imposición de la dictadura de Stalin quien se dedicó a imponer las decisiones del Partido Comunista aunque fueran contrarias a los intereses de la colectividad.

2.3 La crisis económica capitalista de 1929. La alternativa norteamericana: la política del New Deal. La oposición de los movimientos obreros y socialistas frente a la crisis.


• La crisis económica capitalista de 1929 surgió a consecuencia de una ficticia prosperidad de los años veinte, que ocultó los problemas por los que atravesaban algunos sectores industriales como el agrícola, la industria textil y siderúrgica. Y además por las dificultades del sistema monetario internacional que al concluir la Primera Guerra Mundial enfrentó numerosos problemas, pues varios países europeos pidieron préstamos para recuperar su economía.

Durante la Primera Guerra Mundial se elevaron los precios de los productos agrarios. Sin embargo, a partir de 1920-1921 los precios de los productos agrarios bajaron, pues la producción mundial se incrementó y nuevamente el campo sufrió los estragos por la disminución de sus ingresos. También las industrias textiles y siderúrgicas resultaron afectadas, por tener una oferta mayor que una demanda. Con respecto al sistema monetario internacional, los países de Europa tuvieron que pedir crédito a Estados Unidos, quien salió beneficiado económicamente por la Primera Guerra Mundial.

Al iniciarse el año de 1929, el índice de la bolsa neoyorquina se fue estancando aún habiendo tenido gran prosperidad los dos años anteriores. Tal situación dio como resultado que el jueves 24 de octubre de 1929 se vendieran gran número de acciones, algo inusitado que propició la caída de precios; a ese día se le conoce como “Jueves Negro”.

La crisis bursátil se convirtió posteriormente en crisis financiera, afectó a la economía productiva, es decir se paralizó la concesión de créditos y el financiamiento de la industria limitando el consumo de los ciudadanos. Gran número de fábricas se vieron obligadas a cerrar. La industria norteamericana, por lo tanto sufrió una superproducción y almacenaje excesivo por no existir demanda de productos y muchas empresas se declararon en quiebra.

El campo también resultó afectado por la crisis económica, pues los campesinos no pudieron hacer frente al pago de sus deudas con los bancos, siendo entonces despojados de sus tierras.

La crisis del 29 se extendió por el mundo. Los primeros países que resultaron afectados fueron los países que basaban su economía en la producción de materias primas, ya no hubo demanda de los productos.

A causa de la dependencia económica, la crisis económica se propagó a Europa y otros países del mundo. Los países que tenían deudas con Estados Unidos tuvieron un retroceso, pues se suspendieron las facilidades crediticias. La banca Alemana tuvo que cerrar varios días sus puertas. La producción industrial a nivel mundial descendió casi un 40%.

Para lograr salir de la crisis se dio la necesidad de la intervención del Estado reorganizando a la sociedad capitalista dando subsidios e incentivos fiscales, creando empleos, obras públicas, la centralización de las finanzas y créditos, etc.

• La alternativa norteamericana: la política del New Deal. La victoria de Franklin Delano Roosevelt sobre Hoover en las elecciones a la presidencia de 1932, en nuevo presidente con ideas progresistas aplicó la política llamada New Deal (Nuevo trato). Las medidas que se tomaron fueron de tipo económicas y sociales.

El New Deal tuvo dos etapas, la primera etapa se dio de 1933-1934, en la que se estableció una ley de emergencia que apoyó al sistema bancario y se crearon obras públicas, hubo nuevas fuentes de trabajo, se dio crédito para viviendas; también los campesinos y obreros fueron beneficiados. La segunda etapa (1935) intentó fundamentalmente la recuperación a través del incremento de gastos para combatir la crisis.

Las reformas del New Deal implicaron la intervención del Estado en la economía. No sólo Estados Unidos aplicó éste tipo de política, sino también Francia e Inglaterra. La depresión 1929, eliminó al viejo liberalismo político-económico del s. XIX.

• La oposición de los movimientos obreros y socialistas frente a la crisis. Los movimientos obreros crecieron a partir del New Deal, aunque no de manera generalizada a nivel mundial, la situación de algunos países de Europa y Asia tuvieron otra situación. Sin embrago, en países como Estados Unidos la recuperación económica dio como resultado un mayor desarrollo sindical e incremento en la organización industrial.

En Norteamérica se reforzó el desarrollo capitalista y disminuyó considerablemente el socialismo. Dentro de Inglaterra, los sindicatos tuvieran cierto éxito logrando limitar las rebajas de sus salarios; el Partido Laborista (izquierda reformista moderada) recuperó fuerza de manera paulatina, pero no totalmente. El pueblo francés tuvo el movimiento obrero llamado Frente Unido, en el que hubo división entre comunistas y socialistas democráticos.

En Alemania, Italia, España y Japón la situación fue diferente, por la implementación del Fascismo. El Estado actuó como arbitro en las disputas entre obreros y patrones. Es decir, fue un instrumento represivo para la clase trabajadora que vio privada su acción sindical. No obstante, se introdujeron algunas medidas sociales que dieron popularidad al Estado entre los trabajadores, algunas de ellas fueron la seguridad social, la organización de vacaciones y del ocio.

2.4. Ascenso y fortalecimiento de los Estados totalitarios ante el debilitamiento de la democracia liberal y la crisis económica. Fascismo italiano, nacionalsocialismo alemán, falangismo español y militarismo japonés.

• El fascismo. Tanto la Primera Guerra Mundial como la crisis de 1929 influyeron en el desarrollo de una forma particular de dominación imperialista: el fascismo. El fascismo, así, es típico de algunos países de capitalismo tardío. Los países de capitalismo tardío son aquellos cuyo desarrollo tiene lugar cuando el capitalismo mundial ya ha hecho un gran recorrido y se dispone a transitar de la etapa competitiva a la de los monopolios. De modo que su desarrollo tiene que consumir, quemar etapas en corto tiempo para ponerse a la altura de los principales consorcios internacionales. Los países de capitalismo tardío (Japón, Alemania e Italia) han llegado tarde; por ello son más profundas las contradicciones de desarrollo interno de estos países, y además han quedado fuera del reparto del mundo, que es una necesidad vital de las empresas monopolistas para sus mercados. Las contradicciones del desarrollo interior se traducen en una serie de crisis graves de estancamiento y desocupación y sobre todo en guerras interimperialistas en pos de nuevas áreas de influencia. Es así como los monopolios del capitalismo tardío recurren a la política y al Estado fascista, buscando reactivar el aparato económico, superar las crisis y emprender nuevas aventuras agresivas con fines expansionistas,

El fascismo es un movimiento de la derecha radical ya que es una respuesta al peligro, o más bien a la realidad, de la revolución social y del fortalecimiento de la clase obrera en general.

Entre 1918 y 1939, periodo entre el final de la Primera Guerra Mundial y el inicio de la Segunda Guerra Mundial, se consolidaron las condiciones objetivas para que el “caldo de cultivo” formado por la aguda crisis económico-social. La Gran Depresión y el fracaso de los gobiernos democráticos al abordar las consecuentes dificultades económicas y el desempleo masivo, alimentaron la aparición de movimientos fascistas. La ideología del fascismo es una mezcla aberrante de irracionalismo, racismo, nacionalismo agresivo y revanchismo difundida a través de una fuerte maquinaria de propaganda tendiente a ensalzar la personalidad del líder, por ejemplo: el "Duce", Benito Mussolini en Italia, y el "Führer”, Adolfo Hitler en Alemania, representaban la encarnación de la voluntad colectiva y su palabra era indiscutible.

Uno de los elementos ideológico-políticos más importantes del fascismo es el anticomunismo, que se manifestó en la práctica política concreta mediante las terribles represiones a los movimientos obreros y políticos independientes. En esta concepción general del fascismo y a pesar de las variaciones que se impusieron a cada país según las circunstancias históricas particulares, podemos ubicar como países fascistas a Italia, Alemania, Japón, España y Portugal, por lo que no es casualidad que los tres primeros hayan formado el eje Tokio-Roma-Berlín, que provocaría la Segunda Guerra Mundial en busca de un nuevo reparto del mundo.

Sin embargo, el término actual: fascismo, fue utilizado por primera vez por Benito Mussolini en 1919 y hacía referencia al antiguo símbolo romano del poder, los fasces, unos cuantos palos atados a un eje, que representaban la unidad cívica y la autoridad de los oficiales romanos para castigar a los delincuentes; dicha palabra –fascista- se ha vuelto una etiqueta que se aplica a todos los movimientos y partidos de derecha surgidos en Europa después de la Gran Guerra. Mussolini, el fundador del Partido Nacional Fascista italiano, y Adolfo Hitler en su momento dirigieron sus gobiernos respectivos basados en un pasado mediato como el del imperio romano o de un pasado inmediato, antes de la Primera Guerra Mundial, en el que entre otros el poeta italiano Gabriele D’Annunzio y los pensadores franceses Georges Sorel, Maurice Barrès, Charles Maurras y el conde Joseph de Gobineau expresaron ideas fascistas en las que la mayoría de los teóricos fascistas abrazó el nacionalismo extremo que, en algunos casos, incluía el antisemitismo. Todos ellos se opusieron a los valores de la Ilustración de individualismo, democracia y racionalismo secular; y, en conjunto, sus ideas han sido presentadas como una reacción a estos valores que fueron representados por la Revolución Francesa. El libro italiano Fascisti respondió a los ideales revolucionarios de “libertad, igualdad, fraternidad” con la exhortación “¡Creer! ¡Obedecer! ¡Combatir!”. En general, veneraban la fuerza: la heroica voluntad del gran líder, la fuerza vital del Estado, la mística de los uniformes y formaciones paramilitares, y la utilización no contenida de la violencia para afianzar y fomentar el poder político. La filosofía de Friedrich Nietzsche, manipulada de forma artera por la mayoría de los fascistas, facilitó ideas y consignas poderosas al fascismo, sobre todo “el triunfo de la voluntad” y el símbolo del “superhombre”.

Mussolini puso su movimiento al servicio de los empresarios conservadores y de los intereses de los propietarios de las tierras que, junto con la Iglesia católica de Roma y el Ejército, querían detener la “oleada roja” del socialismo. Esto le aportó el apoyo político y financiero que necesitaba y su considerable poder oratorio hizo el resto; al igual que Hitler en Alemania, fue un demagogo dotado de una gran efectividad.

Japón soportó durante la década de 1930 un régimen militarista que presentaba fuertes características fascistas. Los regímenes fascistas también existieron en periodos variables de tiempo en muchos otros países. Incluso democracias liberales como las de Francia e Inglaterra tuvieron movimientos fascistas importantes durante las décadas de 1920 y 1930. El gobierno autoritario militar de Japón se parecía mucho al de la Alemania nazi. Dirigido por los militares ensalzaba las virtudes guerreras tradicionales y una devoción absoluta al emperador divino. También los japoneses lanzaron una fanática ofensiva militar hacia su expansión.

• Fascismo italiano. El fascismo es de origen italiano. La guerra había empobrecido considerablemente a Italia que pese a estar en el bando vencedor, salió del conflicto con gran desasosiego y decepción y sometida a consecuencias adversas, a tal punto que podía afirmarse que los italianos habían ganado la guerra y perdido la paz: sus ganancias territoriales les parecían insuficientes, y además Italia se sentía defraudada en los nuevos repartos coloniales. La paz provocó una profunda crisis económica seguida de problemas sociales; la influencia comunista en el movimiento obrero italiano agravó durante algún tiempo la situación, y la revolución parecía inminente.

Este descontento social fue el caldo de cultivo para la demagogia y el posterior advenimiento del fascismo. El ex-socialista Benito Mussolini encabeza el partido fascista y se apodera del gobierno en 1922. En cinco años este partido se convierte en único: disuelve los sindicatos y organiza un Estado de tipo dictatorial y corporativo. Mussolini pretendía revivir la grandeza del imperio romano, y en su política expansionista atacará y conquistará Abisinia (1935) y Albania (1939).

• Nazismo alemán. Alemania, como Italia, también tuvo crisis económico-social, una doble crisis: en 1923, por el pago de las reparaciones de la Gran Guerra y, entre 1929 y 1932, la que provocó la desocupación de más de la tercera parte de los trabajadores alemanes. La situación de miseria provocó el deseo de un cambio radical. Es entonces que el Partido Nacional Socialista Alemán (Nazi) encabezado por su líder: Adolfo Hitler, quien prometió transformaciones profundas y agitó a las masas aprovechando el espíritu revanchista y militarista que aún existía en el pueblo alemán. Por su parte, el gobierno republicano seguía la política de descargar el peso de la crisis económica en los obreros, además de reprimir a sus organizaciones de lucha.

De esta manera, bajo la dirección de las capas más conservadoras del país, llegan los nazis, con Hitler a la cabeza, al poder en 1933, basados en el terreno fértil que era el pueblo alemán para la demagogia nazi. Al poco tiempo anulan la Constitución y reprimen cualquier tipo de oposición con la máxima violencia. Socialistas y comunistas se mostraron incapaces de detener la represión desatada con la colaboración del ejército, la policía y las fuerzas paramilitares nazis.

Otro elemento importante fue el apoyo brindado a Hitler y su partido por amplios sectores monopolistas alemanes: el fascismo es consecuencia de la crisis económica que provoca en las élites del poder económico la opción militarista-burocrática como una salida viable.

• Falangismo español. Entre los diversos acontecimientos de la etapa de entreguerras, la Guerra Civil Española (1936-1939) ocupa un lugar importante, no solamente por la participación de varias potencias, sino además por ser una especie de ensayo general de la Segunda Guerra Mundial.

Una España desarticulada había concluido el siglo XIX con la desastrosa derrota a manos de los Estados Unidos, que de paso la había despojado de sus últimas colonias. Su retraso histórico era más evidente que el de Italia, Alemania o Japón. En el país ibérico había en 1901, cerca del 63% de analfabetas, lo que no es más que dato significativo de un país que en el siglo XVI había sido la potencia más grande del mundo. De 1919 a 1945, la historia de España es la del fracaso del intento hecho durante el período republicano de crear un sistema político razonable y libre.

Con una estructura económica dominada aún por los terratenientes y una escasa producción industrial en manos extranjeras; con profundas divisiones regionales y culturales, la España de 1918 se regía teóricamente por una monarquía Democrática. Sin embargo, en la práctica, ni los gobiernos ni las Cortes (Poder Legislativo) representaban a las principales fuerzas del país. Las elecciones eran aún manipuladas por la oligarquía integrada de la clase media y alta.

El 6 de febrero de 1936 se logra el segundo triunfo republicano, después de que habían fracasado -al expulsar del poder al rey Alfonso XIII- la coalición republicana formada por socialistas y liberales primero y, luego, la coalición conservadora. Así se abren las puertas para el levantamiento reaccionario que, encabezado por Francisco Franco, inicia la guerra civil.

Un somero análisis de las fuerzas en pugna, nos presenta del lado republicano a la alianza de Izquierda Republicana, Unión Republicana, Izquierda Catalana y Partido Republicano Federal. Había apoyo de las fuerzas anarquistas: la Federación Anarquista Ibérica (FAI) y la Confederación Nacional de Trabajo (CNT). Frente a los republicanos estaba la derecha, más o menos integrada desde años atrás, la cual seguía con el dominio de un clero, poderoso en todos los aspectos de la realidad, aliado a una clase terrateniente ultraconservadora y a un ejército siempre dispuesto a poner sus armas a favor de la clase dominante, además de la Falange (partido fascista), los grandes banqueros e industriales y por si fuera poco, el apoyo de Alemania e Italia, países en los cuales, como hemos visto, los fascistas estaban en el poder.

Durante el proceso de la Guerra Civil Española, que dura de 1936 a 1939, se ve con claridad que la derecha consigue rápidamente su unidad entre la Falange como partido político fascista, los requetés (tropas rurales ligadas con la monarquía y con el clero) y las tropas nacionales; en cambio, en el campo republicano sucede lo contrario cuando se inicia la división entre anarquistas, comunistas y socialistas.

En tanto que la derecha inicia su avance hacia Madrid, entonces en manos republicanas, la República formará los ejércitos populares y más tarde, cuando es más abierta la intervención germano-italiana, enfrentará a ésta, las brigadas internacionales, organizadas por los elementos de izquierda de varios países y que con tanto heroísmo contribuirán a la lucha contra la agresión fascista. Mientras todo ello sucede, las demás potencias occidentales, con su política de "neutralidad" se hacían cómplices de las masacres contra un pueblo al que asistía la razón. La solidaridad de los pueblos se manifestó no sólo con la formación de las brigadas internacionales, sino también con diversas muestras de apoyo.

En México el presidente Cárdenas brindó asilo a los republicanos derrotados, muchos de los cuales enriquecerían sobre todo la cultura del país. Pero los republicanos cayeron derrotados, y esta derrota fue un duro golpe para todos los progresistas del mundo, y además la preparación evidente de la Segunda Guerra Mundial.

• Militarismo japonés. Japón, que se había desarrollado tardíamente, estableció también un régimen de gobierno fuerte, de signo nacionalista y mílitarista agresivo. Japón desarrolla una militarización que se hace patente en la guerra con la Rusia zarista (1905), país al que vence con suma facilidad. Continuando una política abiertamente expansionista, Japón invade Manchuria y crea un estado satélite llamado Manchukúo. Continuando su carrera expansionista en Asia los japoneses invaden China, en una ocupación que costará miles de vidas.

Al igual que en otros países, también en Japón se producen movimientos revolucionarios en 1918-1923, que son violentamente reprimidos. La agresividad consustancial a los países fascistas hará que éstos se alíen y se repartan zonas de influencia. Así, antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial los países del eje Berlín-Roma-Tokio habían iniciado ya una política expansionista.

2.5. La Segunda Guerra Mundial y la disputa por el nuevo reparto del mundo. Crecimiento de las fuerzas socialistas en Europa Oriental.

• La Segunda Guerra Mundial. Origen y causas. Desde la Primera Guerra Mundial se engendraron causas que desembocarían en una nueva conflagración mundial; éstas fueron de origen económico, ideológico-político, psicológico y social.

Hemos visto en qué forma en los países de capitalismo tardío y en los perdedores de la guerra, se fueron estableciendo regímenes fascistas, la verdadera potencia será Alemania, y en segundo lugar el Japón. Así se van formando poco a poco las alianzas, aunque sobre todo de parte de los países fascistas: el 1º de noviembre de 1936, Mussolini anuncia el eje Roma-Berlín que aún no es propiamente una alianza sino básicamente una manifestación solidaria. Continuando con esta política, vemos que en el mismo 1936 Alemania y Japón firman el pacto Anti-Komintern (anticomunista). A dicho pacto se adhirieron Italia (1937) y Hungría (1938) y la España franquista.

Alemania, Japón e Italia estaban unidos, en primer lugar por sus regímenes políticos, en segundo lugar, por su anticomunismo y en tercero, el más importante de todos, por sus ambiciones imperialistas. Recordemos que tanto Italia como Alemania apenas en la segunda mitad del siglo XIX se constituyeron como países y de hecho habían llegado muy tarde al reparto colonial. Desde este ángulo, las pretensiones de dichas potencias se reparten así: Alemania ambiciona la Europa central y oriental; Italia, el Mediterráneo y África del Norte; Japón, China y el Océano Pacífico.

Dos elementos políticos internacionales actuarían a favor de la guerra: el fracaso de la Sociedad de Naciones y la política demasiado tibia de Inglaterra y Francia respecto al crecimiento del fascismo. La Sociedad de Naciones, creada al final de la Primera Guerra, no pudo cumplir con su papel de evitar nuevas confrontaciones bélicas. Así, los Estados Unidos, que a través del presidente Wilson habían propuesto su creación jamás se adhirieron a ella; Japón se retiró en 1933 porque el organismo internacional no aprobó la ocupación de Manchuria; Alemania, que había sido admitida en 1926, se retiró (1933) cuando no fueron aceptados sus planes para rearmarse. Por su parte Italia se retiró en 1937 porque se le aplicaron sanciones tras su agresión a Abisinia. Finalmente la URSS fue admitida apenas en 1934. Inglaterra y Francia chocarían finalmente con los regímenes del Eje. Pero mientras tanto hicieron todo lo posible -demasiado- por evitarlo. En este sentido dejaron al fascismo crecer y adquirir fuerza.

En 1938, Alemania presionó a Austria para forzar su unión y tenerla controlada, a esto se le conoce como el Anschluss o anexión. En ese mismo año el ejército alemán ocupó, primero, la rica región de los Sudetes en Checoslovaquia y después el resto de ella y parte de Lituania.

Otro elemento a tomar en cuenta como antecedente de la guerra, es el pacto germano-soviético firmado por ambos países el 23 de agosto de 1939. Inglaterra y Francia no habían tomado en cuenta los intentos de acercamiento de la URSS a sus respectivos países, en parte porque consideraron que los nazis eran un buen contrapeso hacia los soviéticos, ya que los fascistas habían mostrado claramente su anticomunismo. La URSS, entonces, estaba sola y necesitaba, si no amistad de las potencias capitalistas, por lo menos tiempo para prepararse a una posible -y casi inevitable- agresión alemana. Esto explica, aunque tal vez no alcance a justificar plenamente, el viraje diplomático de la URSS. Para muchos comunistas de Europa, sobre todo, pero también de otras partes del mundo, el pacto germano-soviétíco fue un golpe muy duro, pues recuérdese que los comunistas no sólo habían sido duramente reprimidos en Alemania, Italia y España, sino que representaban acaso el último bastión en el mundo que se oponía realmente al fascismo. El 23 de agosto de 1939 se firma, en Moscú, el pacto de no agresión germano-soviético, por el que la Unión Soviética se asegura de que la invasión de Polonia no va a seguir hasta territorio ruso, al tiempo que recupera los territorios que había perdido como consecuencia de la Primera Guerra Mundial. Alemania consigue la neutralidad soviética ante la invasión próxima de Polonia. En la práctica, el pacto germano-soviético representaba la no intervención soviética ante una invasión nazi a Polonia, en tanto que un anexo secreto de este pacto reconocía derechos de la URSS sobre Finlandia, Estonia, Letonia, Polonia oriental y Besarabia.

En los planes de Alemania se había establecido el lº de septiembre como fecha de la invasión a Polonia. Mientras tanto en mayo del mismo año, alemanes o italianos firmaron "el pacto de acero", alianza militar, aunque se señalaba que Italia participaría en la guerra hasta 1943. Los alemanes habían planteado a Polonia dos reclamaciones: era la reanexión de la ciudad de Danzig y la autorización para construir una línea de ferrocarril y una autopista, con derecho a extraterritorialidad, a través del corredor polaco que separaba a Prusia de Alemania. En vista de que el gobierno polaco contaba con la alianza con Inglaterra y Francia, rechazó las exigencias alemanas.

• Desarrollo. Así, el 1º de septiembre de 1939 Polonia fue invadida por los ejércitos alemanes, y el día 3, Francia e Inglaterra declararon la guerra a Alemania. Los países beligerantes fueron: por el Eje Roma-Berlin-Tokio, como su nombre lo indica, Italia, Alemania y Japón; mientras, por los aliados: Inglaterra, Francia, La URSS y los Estados Unidos. Alemania había planteado su estrategia sobre las siguientes bases: una guerra rápida y ofensiva, en la que conquistaría territorios con los recursos económicos que necesitaba. Algunas de las materias primas que necesitaba este país, provenían de América (sobre, plomo, etc.), otras corno el petróleo, estaban en la URSS y otras en Europa Oriental. Era Alemania un país con un gran potencial industrial y militar, pero que tenía una grave debilidad en el mar, su flota era inferior a la inglesa y a la francesa. Además los alemanes confiaban en que Estados Unidos no entraría a la guerra, y si lo hacía, este país podría ser entretenido en el Pacífico por los japoneses. Mientras tanto Italia se podría ocupar del dominio del Mediterráneo.

Los países aliados, una vez decididos a la guerra, sabían que si algo necesitaban era tiempo y planearon su lucha a mediano plazo. Al cabo del tiempo, la superioridad industrial y de países como Inglaterra, Francia y sobre todo Estados Unidos, con al enorme territorio y recursos humanos y petrolíferos de la URSS les darían el triunfo.

Las fases de la guerra:
- Primera fase (septiembre 1939-junio de 1940). La escalada de la agresividad.
Alemania, con Adolfo Hitler como dirigente, inicia la conflagración mundial, con base en el desarrollo de un programa de invasiones con una táctica conocida como “blitzkrieg o guerra relámpago” sobre Polonia, Dinamarca, Noruega, Luxemburgo, Bélgica y Países Bajos u Holanda, obligando a las potencias de Gran Bretaña y Francia a entrar a la guerra, pero los alemanes los obligaron a replegarse hasta Dunkerque y evacuar a 338 000 soldados hacia Gran Bretaña para no ser capturados. La Italia de Benito Mussolini entra como aliada de los alemanes.
- Segunda fase (Junio 1940-diciembre 1941). Agresión total a Europa. Francia se rinde a los alemanes. La aviación alemana (Luftwaffe) bombardea sistemáticamente las ciudades inglesas en agosto y septiembre de 1940, resiste la Real Fuerza Aérea Británica (RAF) -lo que constituyó la Batalla de Inglaterra-, por lo que Alemania abandona su proyecto de invasión sobre dicha isla. En Europa, los alemanes dominan Rumania, Grecia y Yugoslavia. La guerra se extiende hacia las colonias tanto en Asia -donde los japoneses, además de controlar China, se adueñan de Indochina- como en África, en ésta los italianos son apoyados por el Áfrika Korps –tanques motorizados- comandado por el mariscal alemán Rommel. Se inicia la guerra en el mar con los submarinos alemanes como protagonistas hasta controlar el Océano Atlántico. Alemania, ignorando el pacto firmado, en junio de 1941 invade la URSS.
- Tercera fase (diciembre 1941-noviembre 1942). El mundo entero en guerra. Aquí se creaba el principio del fin en un largo proceso, principalmente para Alemania debido a su derrota frente al invierno ruso y a la estrategia soviética; los submarinos alemanes pierden el control del Atlántico; mientras, Japón se convertía en el país asiático dominante al ocupar sucesivamente a Filipinas, Hong Kong, Malaca, Tailandia, Singapur, Indonesia y diversos archipiélagos de Oceanía; asimismo, el 7 de diciembre de 1941, el ataque a Pearl Harbor -sede de la flota marítima norteamericana- sería el pretexto para que Estados Unidos se incorporara a la guerra con los aliados. La aviación inglesa realiza intensos bombardeos sobre Alemania. Se inician las derrotas japonesas en el Océano Pacífico. Se efectúa el desembarco aliado en África del norte.
- Cuarta fase (noviembre 1942-enero 1944). Las grandes contraofensivas. El ejército soviético inicia su ofensiva contra el ejército alemán avanzando hacia Alemania, después del sitio a Stalingrado. Las fuerzas ítalo-alemanas tuvieron que abandonar el norte de África. Desembarcos de los aliados en Sicilia y en el sur de la península italiana, cae Mussolini en 1943 -siendo apresado y fusilado por guerrilleros partisanos en abril de 1945- y es disuelto el partido fascista. Desde julio de 1943, las tropas aliadas tomaron una posición favorable de fuerza.
- Quinta fase (enero 1944-agosto 1945). Hundimiento del totalitarismo. Liberación de Roma por los aliados. Bombas volantes V-1 y V-2 (la V quiere decir venganza) sobre Inglaterra. Desembarco bajo fuego alemán -en el norte de Francia en la región de Normandía- en cinco playas cuyos nombres cifrados eran: Utah, Omaha, Gold, Juno y Sword en el día “D” -6 de junio de 1944-, y avance de las fuerzas británicas, canadienses y estadounidenses hacia la liberación de París y de países como Bélgica, los Países Bajos u Holanda y Luxemburgo, hasta cruzar el río Rhin. Mientras tanto, se efectuaba la liberación de países de Europa del Este al paso del ejército soviético: Ucrania, Polonia, Hungría, Yugoslavia y Eslovaquia hasta llegar a Berlín, descubriendo que lo que se sospechaba era una pavorosa realidad: el Holocausto, es decir, la mortandad de más de 15 millones de personas (socialistas, comunistas, eslavos, gitanos, etc.) a quienes los nazis que se autonombraban la raza superior de los arios consideraban sus enemigos, entre ellos más de 6 millones de judíos (en diversos campos de concentración y de exterminio.

En el terreno diplomático, ante la inminente derrota de los países del Eje, los gobernantes de las potencias aliadas se reúnen en varias ocasiones para sentar las bases del nuevo orden. Franklin Delano Roosevelt (Estados Unidos), José Stalin (URSS) y Winston Churchill (Gran Bretaña) se reúnen en febrero de 1945 en Yalta, en esta Conferencia los norteamericanos y los ingleses intentan frenar el posible expansionismo soviético sobre Europa Oriental lo que finalmente no conseguirían. Se decide también la división de Alemania en zonas de influencia y la entrada en guerra de la URSS contra el Japón.

Finalmente, el avance aliado contra Alemania cercó a las fuerzas alemanas, desatando ataques aéreos y terrestres: ingleses, franceses, estadounidenses y canadienses desde el Oeste y Sudoeste, y soviéticos desde el Este y Sudeste, el avance implacable de estos últimos decidió el final alemán para rendirse, e hizo que Hitler y sus lugartenientes presentes tomaran la decisión de suicidarse antes de que se rindiera el gobierno alemán el 8 de mayo, concluyendo así, la guerra en Europa.

En julio de 1945, la diplomacia aliada se reúne en la Conferencia de Potsdam, tras la capitulación alemana, los representantes de las tres potencias son: Harry S. Truman como representante de Estados Unidos, ya que Roosevelt había muerto poco antes, en tanto que por Gran Bretaña el representante es Clement Richard Attlee, que había derrotado a Churchill en las elecciones. También se establece la suerte de la Alemania derrotada: pago de reparaciones económicas, desnaziflcación, desmantelamiento de la industria pesada y formación de un tribunal internacional que juzgue a los criminales de guerra.

En Asia se produce la retirada japonesa en el occidente del Océano Pacífico. Los estadounidenses ocupan lwojima. Estados Unidos, por orden del presidente. Truman, lanza bombas atómicas sobre Japón, primero el 6 de agosto en Hiroshima y después el día 9 en Nagasaki -ciudades mártires, cuyos habitantes fueron víctimas del genocidio, en la primera murieron más de 140 000 personas en el lapso de un año- para obligar al gobierno imperial japonés a capitular, es decir, a rendirse el 2 de septiembre a bordo del acorazado norteamericano Missouri, anclado en la bahía de Tokio.

• Consecuencias. Destrucción y ruina es lo que obtuvieron los principales países contendientes de esta guerra; excepto Estados Unidos, que consolidó sus múltiples ganancias que le proporcionaron el lugar como superpotencia. Otra nación que también logró ese mismo nivel fue la URSS. que recuperó los territorios perdidos por el zarismo. De esa manera, estos dos países antagónicos desempeñarían un papel decisivo en los asuntos internacionales. Así, se produjo una separación entre el llamado mundo occidental y el socialismo de la Europa oriental dominado por la URSS, lo que se denominaría: la guerra fría, en la que surgieron alianzas por ambos lados estando representados por las instituciones políticas internacionales que serían las protagonistas, por el mundo occidental: la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y, por el mundo socialista: el Pacto de Varsovia. Se realiza la Conferencia de San Francisco en Estados Unidos para redactar la Carta de las Naciones Unidas aprobada en junio de 1945 y fundar la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con el objetivo primordial de preservar la paz mundial, para sustituir a la fracasada -y ya desaparecida- Sociedad de Naciones. Además, se iniciaría la descolonización de las principales potencias europeas: inglesa, francesa y holandesa.

2. 6 América Latina y el intervencionismo de los Estados Unidos: oligarquías, populismo y dependencia. Crecimiento de las fuerzas antiimperialistas.

• A comienzos del siglo XX, la población de América Latina se acercaba a los 62 millones de habitantes. La mayor parte de la población era rural, pero las ciudades habían crecido y en algunos países el dinamismo del sector exportador había estimulado el desarrollo de las manufacturas destinadas a los mercados internos. Junto a la industria textil, a la de alimentos procesados, bebidas y materiales de construcción, comenzaba un leve desarrollo de la química, la metalurgia y, en el caso de México, la siderurgia. Los textiles, la ropa y los alimentos procesados seguían, sin embargo, representando el 75 por ciento de las manufacturas en 1913. En las siguientes tres décadas, el modelo de crecimiento basado en la exportación primaria fue paulatinamente reemplazado por uno que privilegiaba el mercado interno y la industrialización.

De los cambios provocados por la guerra, el más significativo fue, sin dudas, el aumento de la participación norteamericana en la economía de la región. En el período 1924-1928, América Latina recibió el 24 por ciento de las emisiones de capital nuevo destinadas al exterior, efectuadas en ese país, y el 44 por ciento de las inversiones directas.

La lista de empresas que instalaron unidades productivas en esos años incluye, entre otras, a General Electric, RCA, IBM, Ericsson, Philips, Standard Elec¬tric, Burroughs, Pirelli, Ford y General Motors. Por primera vez, en los países industrializados de América Latina el sector secundario creció más rápidamente que el Producto Bruto Interno.

El comercio entre las naciones latinoamericanas, a su vez, creció notablemente. En 1938, sobre el total del comercio exterior, la región sólo participaba con un 7,5 por ciento; en 1945, ese porcentaje había subido al 21 por ciento. Tal aumento impulso la exportación de manufacturas brasileñas, argentinas y mexicanas hacia el mercado regional; los textiles brasileños llegaron a representar cerca del 20 por ciento de las exportaciones totales de ese país durante algunos años de la guerra, y en 1943 la Argentina exportó el 20 por ciento de su producción industrial.

En toda América Latina el crecimiento de la in¬dustria fue superior al de la agricultura. La Segunda Guerra Mundial supuso un nuevo y severo golpe al modelo de crecimiento basado en la exportación; ese impacto se sumaba a los anteriores, provocados por la guerra de 1914 y la crisis de 1929. En los países más industrializados de la región se fortalecieron las posiciones favorables a un desarrollo autónomo, que tenía en el mercado interno y la industrialización dos piezas clave.

• Efectos políticos de la crisis de 1929. Además de las evidentes consecuencias que en el terreno económico tuvo para Iberoamérica la crisis del 29, puede constatarse también que su influencia alcanzó, asimismo, el terreno político, y fue en gran parte responsable de los cambios a los que en este sentido se asistió a partir de 1930.

Los ejemplos más característicos del rumbo tomado por la política al comenzar la década de 1930 se encuentran en las naciones centroamericanas y caribeñas, en las que se consolidó el tradicional predominio oligárquico y, con el respaldo norteamericano, se enfocaron al abatimiento de sus precarias economías frente a las múltiples revueltas de obreros y campesinos.

Pocos países transitaron los años más severos de la depresión económica sin rebeliones, golpes militares, renuncias anticipadas o recambios en el predominio de los partidos tradicionales. Entre 1930 y 1932 los militares intervinieron en naciones tan distintas como la Argentina, Brasil, Boli¬via, Chile, Perú, Ecuador, Guatemala, Honduras y El Salvador, lo que ha llevado, en ocasiones, a proponer la imagen de una oleada golpista antidemocrática. Tan amplia fue esta tendencia que la estabilidad institucional y los gobiernos civiles únicamente se mantuvieron en tres países; México, Costa Rica y Colombia.

El nacionalismo, el antiimperialismo y las ideas fascistas tuvieron eco en América latina, este último sobre todo en los sectores de las fuerzas armadas. Si bien se organizaron en esos años algunos partidos o movimientos fascistas en América Latina, con la excepción del integrismo brasileño y del sinarquismo mexicano, fueron poco numerosos.

• Del big stick a la política del “buen vecino”. En 1933, con ocasión de la celebración en Montevideo de la Séptima Conferencia Panamericana, el presidente Norteamericano Franklin Delano Roosevelt proclamó el principio de “buena vecindad” como base del sistema interamericano, lo que se reflejaría en el cese del intervencionismo y el comienzo de unas relaciones basadas en la confianza mutua y la igualdad. El cambio de actitud obedeció fundamentalmente a la necesidad que Norteamérica tenía de las naciones del Sur para paliar los problemas económicos derivados de la crisis de 1929 y el temor al estallido de la guerra en Europa, que exigía la cooperación entre todos los Estados americanos para afrontar los peligros que pudieran llegar del viejo continente.

La mejora de la posición económica de los Estados Iberoamericanos provocó que Norteamérica se viera obligada a establecer con ellos unas relaciones basadas en la confianza y la igualdad para recuperar sus mercados y evitar que se hicieran más estrechos los vínculos que ya tenían con las potencias europeas, máxime cuando los acontecimientos que estaban teniendo lugar en Europa hacían prever el inicio de la guerra.

A partir de 1933 las tropas norteamericanas instaladas en el Caribe y Centroamérica se fueron retirando paulatinamente; en 1934 se derogó la Enmienda Platt, que limitaba la soberanía de Cuba, se puso fin a la larga y provechosa ocupación militar de Haití y se dejó aplicar la política de “reconocimiento especial” aplicada a las cinco repúblicas centroamericanas desde 1907; en 1936 Estados Unidos renunció al derecho a intervenir fuera de los límites de la zona del canal de Panamá.

Por otro lado, la amenaza del totalitarismo europeo y el temor al estallido de la guerra, que ya se veía próxima, impulsó los esfuerzos para fortalecer el sistema interamericano de defensa. A ello respondió la convocatoria de la Octava Conferencia de Estados Americanos celebrada en Lima en 1938, donde se planteó la necesidad de colaboración entre todos los países para afrontar las dificultades que el conflicto pudiera suponer para el continente, así como la aspiración del gobierno norteamericano de obtener un sistema de seguridad colectivo para el caso de que Estados Unidos se viera en vuelto en el conflicto europeo. Cada uno de los países declaró la guerra a las potencias del Eje en el momento que consideró oportuno, y la colaboración con Estados Unidos tuvo sobre todo una vertiendo económica, centrada fundamentalmente en la provisión de materias primas y materiales estratégicos a bajo precio.

Más allá de estas situaciones que afectaban el modo en que los actores políticos interpretaban la realidad, el propio sistema había cambiado, fundamentalmente en lo que atañe a las características de los partidos, si se compara la situación de 1914 con la de 1945. Hacia fines de la Segunda Guerra Mundial existían en América Latina varios partidos -como el APRA, Acción Democrática, la izquierda chilena, el liberalismo colombiano-, e incluso se habían desarrollado experiencias estatales -el cardenismo en México y parcialmente el varguismo en Brasil-, que habían promovido la integración de sectores sociales amplios. En los años de entreguerras algunas de estas experiencias anticipaban uno de los rasgos centrales de la situación latinoamericana en los años 40: la existencia de los llamados "populismos", que en ocasiones llegaron a ocupar el poder, con bases sociales muy amplias, y que constituyeron una de las vías de incorporación de los grupos populares a la dimensión política y social de la ciudadanía.

• La impronta populista. La relación entre el Estado y los trabajadores urbanos en varios países latinoamericanos a partir de la posguerra -y, en algunos casos desde antes, como el México de Cárdenas- ha sido frecuentemente conceptualizada bajo la categoría de populismo un tipo de régimen político característico de una coyuntura que se abrió a partir de la crisis de 1930 y se cerró a mediados de la década de 1950.

Se trata de regímenes surgidos en momentos de transición hacia una sociedad más industrializada y más urbanizada, en la que los perfiles de clase no se encuentran cristalizados y los Estados establecen una relación directa con los sectores populares. Como ha señalado Francisco Weffort (1978) para el populismo brasileño, "todas las organizaciones importantes que se presentan como mediación entre el Estado y los individuos son, en verdad, antes anexos del propio Estado que órganos efectivamente autónomos". En este sentido, las pautas de relación entre Estado y sociedad forjadas bajo los regímenes populistas han tenido una continuidad significativa, que trascendió la vigencia efectiva de esos regímenes.

Los casos de Perón y de Vargas suelen presentarse como las expresiones más claras de regímenes populistas. José Maria Velasco Ibarra (1934-1935,1944-1947, 1952-1956 y 1960-1961) y Lázaro Cárdenas (1934-1940) en México también aparecen como ejemplos de populismo. La excepción fue el cardenismo, cuyas políticas distributivas tuvieron como destinatario principal al campesinado mexicano. En el caso argentino, en los primeros años del gobierno de Perón se produjo una importante transferencia de ingresos hacia los asalariados urbanos. Las políticas populis¬tas condujeron en muchas ocasiones a una fuerte polarización política y social, que puso en entredicho la supervivencia de los gobiernos.

2.7. Las consecuencias de las guerras, las crisis y los cambios en los estilos de vida: el consumismo, el desarrollo científico, tecnológico, filosófico y artístico en las sociedades capitalista y socialista.

• La cultura del pesimismo y la crítica. Un fenómeno histórico y cultural muy interesante de la etapa es la contradicción entre el avance tecnológico y científico frente a la creciente decepción de todo el esquema de la civilización occidental. Los grandes descubrimientos científicos y tecnológicos, tan notables que cambiaron la vida cotidiana y la forma de hacer la guerra, traerían como contraparte la amargura resultante de su utilización irracional y destructiva. Este pesimismo ya había sido anunciado por los pensadores y artistas, por lo menos en lo que se refiere a la gran quiebra de la civilización que representó. Tanto el pensamiento filosófico y social como las artes anunciaron la crisis, o cuando ésta se presentó, la expresaron y buscaron sus raíces.

Algunas de las manifestaciones de la cultura del pesimismo y la crítica son las siguientes:
- Sigmund Freud descubrió el inconsciente y la fuerza de los instintos sexuales (Eros) y los destructivos (Tánatos). Con estos elementos, desarrolló el llamado psicoanálisis.
- La Filosofía existencialista, o Existencialismo, que tiene importantes elementos pesimistas.
- “El diagnóstico del Nihilismo. Entre todos los filósofos de este período, Nietzsche (1844-1900) es el que ha dirigido la mirada más crítica y más profética sobre el desencanto del mundo. El Nihilismo es, según Nietzsche, el último avatar de la decadencia que caracteriza a la civilización europea desde la tradición metafísica que viene de Platón: «Dios ha muerto, lo hemos matado tu y yo. Nietzsche, que se presentaba como el último de los filósofos, es en realidad el primero que abre el siglo XX.
- La literatura de los Estados Unidos aportará la obra de la “generación perdida”, con autores como Ernest Hemingway, John Steinbeck y John Dos Passos. Sus obras reflejan los problemas sociales e históricos desde una posición crítica.
- En el pensamiento social, destaca la Escuela de Frankfurt, conocida también como Teoría Crítica, nacida en 1929 en Frankfurt, Alemania, que tendrá como dos de los autores más conocidos a Herbert Marcusse y Erich Fromm.

• El consumismo. La expansión material que logró la sociedad europea al inicio del siglo XX, apoyada en los nuevos inventos, el desarrollo de la industria pesada y la consolidación de su sistema imperial en el resto del mundo parecía presagiar que su desarrollo sería armónico y progresivo, pero muy pronto la armonía empezó a romperse, surgieron las crisis por la dificultad para vender las mercancías elaboradas. A partir de 1918 las crisis del capitalismo se hacen cíclicas, presentándose recurrentemente en períodos aproximados de 10 años, lo que obliga a los capitalistas a idear formas de combatir la sobreproducción. En un principio estas formas fueron abrir los mercados de los países subdesarrollados o dependientes, vendiéndoles no sólo manufacturas sino también bienes de capital. Sin embargo, con la crisis del 29, el panorama cambió radicalmente y fue necesario crear nuevos mecanismos para abatir las crisis; este mecanismo sería el consumismo, que tiene sus antecedentes desde principios de siglo.

Las características del consumismo son:
- Crear necesidades ficticias y artificiales que se valen de todos los medios para que la gente compre.
- Fabricar artículos particularmente endebles para que puedan ser sustituidos a corto plazo.
- Imponer las “modas” o “estilos” que no se reducen, como comúnmente se cree, a ropas de mujer, maquillajes y otros afeites, sino también a comidas, muebles, autos e incluso servicios.

De esta forma, la sociedad de consumo surge como tal a principios del siglo XX. Sus artificios son la publicidad y la propaganda a través de los modernos medios de comunicación audiovisual, la radio, la fotografía, el cine y finalmente la televisión. Es la exaltación enajenante de la mercancía a través del estilo, las grandes personalidades y la oferta de una gran diversidad de productos.

La propaganda se vale de la palabra y de todos los medios de comunicación a su alcance. En su afán para que la persona consuma: sugiere, incita, persuade, invita, y a veces, obliga. Sus mensajes exaltan la vanidad, el orgullo, la apreciación social, el machismo, la feminidad, la belleza; pero no cualquier belleza, una belleza impuesta a través del modelo o modelos de las celebridades.

Mejor que los políticos, los artistas, precursores de tiempos nuevos, perciben los cambios que se anuncian y certifican la pérdida de referencias de toda una época.”

El desencadenamiento de la Primera Guerra Mundial dio al traste con todo ese período de florecimiento. El desencanto y la incertidumbre se apoderaron de los hombres y mujeres que habían sufrido la Gran Guerra. El problema que enfrentaban, al terminar el conflicto armado, era la reconstrucción no solamente de la economía y de las ciudades, sino además, también, de sus conciencias y de su Utopía. No querían una sociedad con crecimiento económico y aprisionada por el odio y el resentimiento que había dejado la guerra. Pero, ¿hacia dónde voltear para tener una referencia del futuro que habría de construirse?

Dos sociedades representaban las alternativas que tenían las naciones europeas para construir su futuro y que sirvieron, también, a los demás países del mundo como punto de referencia para encaminar sus esfuerzos y, en cierta manera, lograr su Utopía: Estados Unidos y Rusia. Para la década que se iniciaba en 1920, a Estados Unidos la Primera Guerra Mundial le había generado grandes dividendos, pues la venta de productos industrializados se elevó en forma considerable; en tanto que en Rusia se iniciaba con cierto éxito la construcción del socialismo, pues con la aplicación de la nueva política económica, la recuperación de los diversos sectores productivos y del mercado se hacían más que evidentes, lo que significaba que una economía de propiedad social era viable. En ambos países se sostenía que lo que se buscaba era el bienestar del hombre y, para ello era indispensable contar con una estructura económica fuerte e instituciones sociales sólidas, que contaran con el mayor respaldo social posible. Podemos encontrar en este período la crítica dura al sistema capitalista y a la sociedad europea, la búsqueda de mecanismos de promoción del consumo y la propuesta de construcción de una sociedad comunista definida básicamente a partir de los siguientes criterios.

En el nuevo programa del Partido se define así el concepto de “sociedad comunista”: “El comunismo es un orden social sin clases en el que los medios de producción serán propiedad nacional única y todos los miembros de la sociedad serán absolutamente iguales socialmente; donde reinará el gran principio “de cada cuál según sus capacidades, a cada cuál según sus necesidades”. Las necesidades del hombre serán “satisfechas por el fondo social”. El Estado será substituido por una autoadministración social.

El trabajo, primera necesidad vital. A cada uno según sus necesidades. La posibilidad de recibir, gratuitamente y en todo momento, de los efectivos sociales todo aquello que es necesario en la vida de cultura y bienestar tendrá un efecto moral y psicológico. El ansia por la propiedad privada y las ganancias desaparecerá y los hombres se ocuparán de otros intereses superiores.

• El desarrollo de la ciencia y la tecnología: de la industria de la guerra a la industria del plástico. Las bases del avance científico y del desarrollo tecnológico que se sucedieron durante los años 1914-1945, se dieron durante la Segunda Revolución Industrial de finales del Siglo XIX. Ella abrió los caminos para que, después de la Primera Guerra Mundial, se crearan laboratorios de investigación que, por su costo, debieron ser financiados por las universidades o por las grandes empresas y que exigían de personas especializadas que se dedicarán en cuerpo y alma a investigar sobre los distintos campos del saber.

La industria y el avance científico y tecnológico estuvieron supeditados en lo general a las necesidades de la guerra. Sin embargo, se empezaron a dar otro tipo de innovaciones que marcarían el derrotero de una etapa siguiente en la historia de la humanidad: el desarrollo de la industria del ocio y del espectáculo, los avances en la biología, la medicina, la química y la física, la industria automotriz y el desarrollo de la energía atómica, esta última que se subordinó en esta época a la industria de la guerra, y finalmente la industria del plástico que revolucionaria posteriormente el uso de los materiales no sólo en la industria misma sino también en los hogares de cada una de las familias de la sociedad de masas.

Durante la Segunda Guerra Mundial las invenciones para apoyar a los contendientes evolucionaron de una manera semejante. Los inventos que apoyaron a la industria bélica fueron: el radar, el autogiro o helicóptero, los cohetes aéreos y la bomba atómica.

La ciencia Física. Sin duda alguna el invento de guerra más letal y de mayores consecuencias fue la bomba atómica. Ésta se ideó a través del llamado “Proyecto Manhatan”. Teórica y prácticamente tiene su antecedente en los descubrimientos de los rayos X por Roentgen y la radiactividad por Becquerel. Determinaron su ejecución los avances científicos de; Fermi, Hann, Strasmann, Meitnewr, los Joliot, Bohr y Wheeler, quienes establecieron que la división de los núcleos de uranio mediante bombardeo de neutrones no sólo producía energía, sino neutrones secundarios en mayor número que los del bombardeo original. En 1940, los científicos refugiados Otto Frisch y Rudolf Peierls, presentaron un proyecto para diseñar una bomba a partir del uranio 235, en la que con diez kilos de este elemento, podría tener una potencia varios miles de toneladas de trinitrotalneno. El proyecto tenía un responsable militar, el general Lesdlie Groves y uno científico Robert Oppenheimer. Las bombas, transportadas en un bombardero B-29 fueron lanzadas el 6 de agosto en Hiroshima (uranio) y el 9 de agosto en Nagasaki (plutonio).

El descubrimiento de las ondas electromagnéticas, como consecuencia del desarrollo de la física nuclear, hizo posible la comunicación a través de la telegrafía sin hilos y el invento de la radio, dando paso a una nueva ciencia aplicada: la electrónica. Después de la Gran Guerra, la electrónica se convirtió en la gran industria de artículos eléctricos usados en el hogar.

La industria del plástico. En esta época se inició una nueva industria supeditada al desarrollo de la ciencia química: la industria del plástico. El plástico es un compuesto de moléculas gigantes llamadas polímeros, consistentes en grandes cadenas de unidades simples. Muchos productos naturales como el caucho y el algodón son polímeros.

A comienzos del siglo XX se crearon los primeros polímeros a partir de la modificación de los naturales. Rayón, celulosa reconstituida. Seda acetilcelulosa utilizada primero para impermeabilizar la tela de los Baquelita, polímero resultado
de la reacción química entre el fenol y el formaldehído. Resinas plásticas y la melamina Polimetilmetacrilato, conocido más comúnmente como plexigas. Cloruro de polvinilo (PVC), que demostró ser superior al caucho al ser más duradero. Polietileno, sintético aislante a la electricidad capaz de repeler el agua.

Teniendo como base las investigaciones de Pasteur, que descubrió las bacterias, y el perfeccionamiento de los microscopios electrónicos, "Fleming advirtió que algunos de sus cultivos bacteriales se destruían en ciertos lugares, y fue un observador lo bastante bueno para advertir que ello se debía a la aparición junto a ellos de un hongo que parecía emitir alguna sustancia que mataba las bacterias".

Pero el avance de la ciencia, no fue solamente dentro de los diferentes campos de actividad de las llamadas ciencias duras, la Física, la Química, la Biología, por ejemplo. También se experimento un avance importante dentro de las Ciencias Sociales.

En economía, Maynard Keynes, con su Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, preconizó la intervención del Estado en la economía a través de la inversión pública a fin de garantizar el pleno empleo y aminorar los efectos del capitalismo en la clase obrera. Con su teoría se pusieron las bases del llamado Estado de Bienestar.

Condiciones para el surgimiento de las Vanguardias. Las rupturas con los grandes períodos artísticos e ideológicos, como la Ilustración, el Barroco, el Romanticismo, permiten que aparezca en la primera década del siglo XX, no uno, sino varios movimientos creativos al mismo tiempo, que se denominan como las "Vanguardias".

Hasta ese momento el arte se hallaba dominado por las academias, instituciones petrificadas que, habían heredado todo el conocimiento teórico y práctico desde el Renacimiento. Un conjunto de dogmas que tenían como propósitos hacer de la imagen un sustituto de la realidad y del cuadro, por consiguiente, una ventana ilusoria. Pero no solo eso, la pintura era además un medio para enaltecer y ennoblecer la realidad cotidiana demasiado prosaica como para tener acceso a un medio tan prestigiado como el arte.

Con la aparición del Romanticismo -primera Vanguardia- todo esto comienza a discutirse. Hay otras realidades que también merecer ser exploradas y otros medios distintos al de la imagen académica para hacerlo. Vida cotidiana en el momento en que surgen las Vanguardias. Para atenuar el fango de las trincheras en guerras, ha llegado el color al cine, a los suplementos de los periódicos como el New York Times en Estados Unidos, a la fotografía y a las esquinas. La ciudad de Cleveland, en Estados Unidos, estrena un moderno sistema para el control de los autos y en los cruces de las calles que los obliga a detenerse o seguir, según las luces de un "semáforo": roja, verde o amarilla. Charles Chaplin estrenó la película Tiempos modernos. Él escribe, dirige y actúa. Tiene gran facilidad para hacer reír y llorar vestido de vagabundo con traje mal cortado, bastón y bombín.

El término Vanguardia es de origen francés y militar, ya que avant-garde, literalmente “delante de la guardia” surgió durante la Primera Guerra Mundial y alude a una cierta concepción “bélica”, es decir, de lucha, crítica, de determinados movimientos artísticos que, en su oposición contra los prejuicios estéticos, las normas establecidas y la inercia del gusto, constituyeron algo así como las avanzadas o fuerzas de choque en el campo de las nuevas formas de expresión. Así, en sentido estricto, las Vanguardias son los movimientos artísticos comprendidos entre el principio del siglo XX y la Segunda Guerra Mundial.

La mayor parte de las Vanguardias son anteriores a 1914, como sucede con el Cubismo, el Expresionismo, el Futurismo y la Abstracción pictórica. Solamente el movimiento Dadá, el Surrealismo y el Constructivismo se ubican en la etapa de entreguerras (1918-1939)

Una parte significativa de estos movimientos artísticos se desarrolla en París, centro cultural por excelencia. También son notorios otros focos culturales como Viena, o Zurich.

Simultáneamente, la ideologización creciente fascina a muchos artistas con alma rebelde. Muchos colocan su talento al servicio de la revolución bolchevique y de los ideales revolucionarios. Otros, como Marinetti, participan en las primeras reuniones de los Fasci italiani di combatimento. El arte comprometido no es una novedad, pero durante los años de la posguerra se generaliza para hacerse dominante.

Hacia el compromiso bolchevique. Los cuadros abstractos de Malevich, de Chapochnikov, de Rodchenko, de Kandinsky son el eco de los descubrimientos sobre la psique, de las especulaciones científicas sobre el caos, de las teorías de Maxwell sobre el campo electromagnético y sobre la velocidad, la mecánica ondulatoria

En 1917, Malevich se suma a los artistas del Frente de izquierdas del Arte, enseña sus teorías y acepta poner su talento al servicio de los bolcheviques: realiza, por ejemplo, una litografía para el Congreso de comités sobre la pobreza en el campo, que se reúne en Petrogrado en 1918. El poder bolchevique reparte todas estas obras suprematistas y constructivistas por los museos de provincias; el departamento de Bellas Artes o IZO, fundado en 1918, quiere difundir las Vanguardias entre los proletarios. La Revolución de Octubre se lanza en cuerpo y alma a la Proletkult, cultura proletaria, y utiliza la nueva forma de expresión que ofrece el cine.

Características generales de las Vanguardias artísticas:
- Son minoritarias, es decir, son movimientos artísticos que no involucran a la mayor parte del pueblo.
- Son críticas. Representan una nueva forma de análisis, de captación de la realidad distinta a la tradicional.
- Son heréticas, contestatarias y, por lo tanto, en un principio, rechazadas.

Las Vanguardias no se limitan, generalmente a una de ellas: el surrealismo se dio en la literatura, la pintura, el cine y aún la fotografía, tanto como el Constructivismo en la pintura, la arquitectura y el diseño, para poner únicamente dos ejemplos.

En el ángulo político y social, estos artistas son marginados, o bien militantes en contra de las instituciones establecidas.

Las Vanguardias, no la vanguardia, tomaran diferentes caminos, algunos aceptaran la producción de masas, la tecnología y otros como los pintores se aferraran a la obra de arte "única" realizada con sus propias manos. Este empecinamiento produjo una sucesión de "vanguardias" pictóricas estériles, así lo cita Eric Hobsbawm, en la decadencia y los fracasos del siglo XX, al explicar que las diversas corrientes de la vanguardia artística que se han distinguido durante el siglo que acaba, partían de una suposición fundamental: que las relaciones entre el arte y la sociedad habían cambiado radicalmente, que las viejas maneras de mirar el mundo eran inadecuadas y que debían hallarse otras nuevas. Esa suposición era correcta. Y lo que es más: el modo de mirar el mundo y de aprehenderlo mentalmente ha experimentado una profunda revolución. Sin embargo, en el terreno de las artes visuales los proyectos de vanguardia no alcanzaron ese objetivo, ni podrían haberlo alcanzado jamás.

Entre los principales escritores que impulsaran los cambios hacia las vanguardias y que servirán como puente para acceder al Romanticismo tenemos a los siguientes: Einrich Heine, Edgar Allan Poe, Leconte Lisle, Walt Whitman, Charles Baudelaire, Theodore Banville, Emily Dickinson, Giousue Carducci,, Stephane Mallarme, Paul-Marie Verlaine, Arthur Rimbaud, Oscar Wilde, Giovanni Pascoli, Constantino Cavafis, Gabriele D Annunzio, William Butler Yeats, Paul Valery, Amy Lowell, Rainer Maria Rilke, Guillaume Apollinaire, Azra Pound, Georg Takl.

Las principales tendencias de la vanguardia artística, son: Expresionismo, en 1905; Cubismo, en 1906-1907; Futurismo, en 1909; Abstracción pictórica, en 1910; Dadaísmo, en 1916; Surrealismo, en 1924; Estridentismo, en 1923.

Expresionismo. Como sucederá con el Cubismo y otras tendencias, nos encontramos con artistas “de paso”, es decir, que pintaron como expresionistas sólo durante una fase, pero que posteriormente abandonaron parcial o totalmente esta corriente. Son los casos de Pablo Picasso y Vassily Kandinsky.

El pintor expresionista busca el efecto de “choque” en los espectadores, intenta despertarlos, hacerlos conscientes de la realidad. Hay un cuadro representativo, que es simbólico del Expresionismo, nos referimos a El grito, de Edvard Munch. El Expresionismo es el grito de los hombres solitarios, temerosos ante la técnica, la administración y las muchedumbres. El cuadro de Munch representa esto: un grito demencial de miedo, que desgraciadamente la muchedumbre indiferente no escuchó.

En su ubicación cronológica, hay quien sitúa a dicho movimiento entre 1910 y 1933; y quien encuentra precursores desde 1885 (Gauguin, Van Gogh, Ensor, etc.), y señala 1905 como el inicio del Expresionismo propiamente dicho y lo concluirá en 1930 con pintores como Chagall, Soutine y Modigliani.

El Expresionismo tiene también famosos representantes en América Latina, como los “tres grandes” del muralismo mexicano: José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, así como el brasileño Cándido Portinari.

Cubismo. Hay un cuadro de Pablo Picasso que representa el proceso de nacimiento del Cubismo. Se titula Las señoritas de Avignón y fue pintado entre 1906 y 1907. Cinco mujeres desnudas, con cuerpos geometrizados, son el tema de la obra. Pero las dos de la derecha, sobre todo la que se encuentra en la parte baja del cuadro, presentan planos simultáneos de diversos ángulos de su rostro. Son claras las formas geométricas anguladas, tanto como la influencia de la escultura africana en esta figura.

El Cubismo trata de expresar “la esencia” de la realidad a través de la simultaneidad de sus formas geométricas más significativas. De ahí la geometrización de las formas y su representación en la tela desde diferentes “ángulos de visión”. Por ejemplo una mesa vista desde arriba, en la que cada una de las patas se ve de perfil o de tres cuartos. Esta representación supone cierto predominio del intelecto sobre el elemento sensorial, o en otras palabras, la razón analítica se antepone a los sentidos.

Los principales pintores cubistas son: Pablo Picasso, Georges Baraque, Juan Gris, aunque incursionaron en esta corriente muchos otros artistas, tales como los esposos Delaunay, Jacques Billon, Diego Rivera, etc.

Futurismo. El teórico de este movimiento artístico nacido en Italia, es Filippo Tommaso Marinetti, quien escribe en el Manifiesto del Futurismo lo siguiente: "Declaramos que el esplendor del mundo se ha enriquecido con una nueva belleza: la belleza de la velocidad; un coche de carreras con su chasis adornado con sus gruesos tubos como serpientes de aliento explosivo..., un automóvil rugiente que parece correr sobre metralla, es más bello que la Victoria de Samotracia. "

Características del Futurismo: Los pintores y escultores futuristas pretenden mostrar una realidad, pero en movimiento. Afirman, por ejemplo, que el caballo al galope no tiene cuatro patas sino veinte, y sus movimientos son triangulares. La modernidad fue el tema principal del Futurismo. Los futuristas cantan loas a la máquina y desprecian todo lo viejo, sea éste una catedral gótica o los canales venecianos. El Futurismo fue un movimiento más plástico (pintura, escultura), que literario; en él destaca el “grupo de los cinco”: el escultor Umberto Boccioni y los pintores Giacomo Balla, Carlo Carrá, Luigi Russolo y Gino Severini.

Abstraccionismo. En esta forma, la expresión "arte abstracto" se aplicaba a obras que carecen enteramente de figuración: espacio real, objetos, paisajes, figuras de seres animados e incluso de formas geométricas si son representados como objetos reales con iluminación y perspectiva. Es un arte que rechaza la copia o imitación de todo modelo exterior a la conciencia del pintor. En otras palabras, en un cuadro abstracto no puede haber referencia a algo independiente del cuadro mismo: figura humana, paisaje, mesa, fruta, etc.

El arte abstracto de la etapa que estamos analizando nace en 1910, a partir de una acuarela titulada Improvisación, del pintor ruso Wassili Kandinsky. El arte abstracto no reproduce la realidad visible, sino otro tipo de realidad creada, recreada por el artista. Lo hace mediante formas, colores y texturas.

Se pueden ubicar dos grandes tendencias en la pintura abstracta:
a) Una parte del gesto, de la intuición, y se expresa en el gesto motor, la maraña lineal, el ritmo discontinuo o las manchas de color sobre la tela. En esta corriente predominan la emoción y la intuición sobre la razón, y aquí se ubica la obra de Kandinsky, y de Hartung o de Jackson Polloc.
b) La corriente del geometrismo, que parte de la racionalización. La trama geométrica, la forma regular plana, realizada no con cierto criterio representativo sino con cierta imposición de unos elementos de orden y simbolización del espacio y de los valores esenciales. Pintores como Piet Mondrian, Casimir Malevich o Víctor Vasarely son los que ejemplifican esta tendencia.

Dadaísmo. Los movimientos artísticos vanguardistas que hemos analizado son anteriores a 1914, y por lo tanto a la era de las catástrofes, aunque la presienten. La primera vanguardia ubicada propiamente entre 1914 y 1945 es el Dadaísmo, conocido también como Dadá. Un grupo de exiliados en Zurich, en 1916, alrededor del poeta Tristán Tzara, inició el movimiento Dadá. Al final de la guerra, en 1918, el dadaísmo llegó a Colonia, con Marx Ernst y Baargeld, a Berlín con Raoul Haussmann y a París, donde los artistas se reunieron alrededor de Francis Picabia, Louis Aragon, y André Breton.

Se trata de un movimiento deliberadamente provocativo, iconoclasta, que arremete contra los valores tradicionales burgueses y contra la concepción misma de la obra de arte como algo sagrado e irrepetible, que se encuentra en salas burguesas o en los museos y que se valora no en cuanto a su calidad artística sino a su precio. Dadá tiene como armas la paradoja, la burla y el humor.

Dadá traduce los principios que enuncia, y los traduce a las artes plásticas en varios sentidos:
a) La búsqueda de lo fantástico (donde constituye un antecedente del Surrealismo);
b) Desacralización de la pintura. Varios ejemplos de ello son el overol de terciopelo titulado Retrato de Cezanne, de Renoir, de Rembrandt, la Gioconda con bigotes como los que usaba Dalí, o la mancha de tinta titulada La Santísima Virgen;
c) La reinvidicación de los objetos prefabricados fuera de su contexto utilitario (un portabotellas, un urinario al que Marcel Duchamp titulará Fuente), así como los materiales más cotidianos (corses, papel periódico, boletos de tranvía y otros, usados por Scwitters).

Finalmente Dadá acabó envuelto en sus propias contradicciones, básicamente a raíz de la lucha entre Tristán Tzara y André Bretón, del grupo francés simpatizante del Dadaísmo.

Surrealismo. Dadá no muere del todo, ya que retoña en una doble vertiente: el desarrollo de una crítica contra la razón en el arte, de donde provendrá el surrealismo y el traslado de artistas que abandonan a Dadá y se suscriben al Surrealismo. Al contrario de Dadá, el movimiento surrealista es teórico y propositivo. Sin abandonar ciertas posiciones críticas e incluso el deseo, consciente o no, de escandalizar a la burguesía, esta corriente se basa en la obra de dos grandes pensadores: Sigmund Freud y Carlos Marx. El Surrealismo reivindica el peso del subconsciente, lo irracional y lo automático, además de que la mayor parte de los surrealistas son simpatizantes o militantes de izquierda, así como admiradores de la Revolución Rusa.

Los orígenes del Surrealismo se encuentran en la revista francesa Littérature fundada en 1919 por André Bretón y Philippe Soupant, en la que participaron muy pronto Aragón, Eloaurd y Péret, todos ellos protagonistas de la agitación dadaísta. La figura central era André Bretón, médico psiquiatra y poeta, conocedor de la obra de Freud cuya teoría del psicoanálisis abría terrenos insospechados a la explotación del psiquismo humano. El Surrealismo no es, nunca fue, un conjunto único, teóricamente compacto. La tarea que se propuso Bretón fue mantenerlo unido como un movimiento coherente, mas ello no era nada fácil. Constituido en guía espiritual del surrealismo, publicó el Manifiesto de 1924, donde se encuentra esta definición. Otros pintores surrealistas importantes, son André Masson, Pablo Picasso (que también transitó por esta corriente pictórica), e Ives Tanguy.

El Estridentismo. Movimiento de un grupo de jóvenes mexicanos encabezado por Manuel Maples Arce, Germán List Arzubide, Salvador Gallardo, Miguel N. Lira, etc., que a principio de los años veinte surgió como un movimiento literario que los definía como "irreverentes, afirmales, convencidos" y finalizaban su exposición ideológica con un sonoro "¡Viva el mole de guajolote”. Este movimiento firmó varios manifiestos, proclamando como única verdad, la verdad estridentista.

El Arte Popular y los medios de comunicación masiva. La fotografía, los carteles, la radio, el cine, el periódico, el telégrafo, las caricaturas, logran penetrar en la vida cotidiana y se transforman en nuevos ejes de la comunicación.

El cinematógrafo es uno de los más claros productos de los avances tecnológicos; en él se combinan una serie de hallazgos importantes como la fotografía, los experimentos ópticos, la electricidad, la Física y la Química. Los primeros experimentos derivarán en la competencia por el control del cine como negocio: el cinetoscopio del norteamericano Thomas Alva Edison y el cinematógrafo de los hermanos Lumiére, de Francia.

El cine de los años que van de 1914 a 1945 comprende la obra de Charles Chaplin, los hermanos Marx y otros grandes de la comedia como Buster Keaton y “El gordo y el flaco”; el auge y desarrollo del cine sonoro; las obras del ruso Sergei Einstesiein, así como el Ciudadano Kane de Orson Welles.

Hollywood, el nacimiento de un mito. A causa de la guerra, el pulso entre el cine europeo y norteamericano se resuelve en beneficio de este último: los centros de producción californianos atraen a directores franceses, Max Linder, Louis Gasnier, Maurice Tourneur..., que dirigen a las estrellas norteamericanas. En Hollywood, desde los años veinte, el cine es una industria organizada de acuerdo con los principios taylorianos y controlada por unas pocas productoras: Universal, Paramount, MGM, United Artists, Warner Bros. Cada una de las grandes compañías californianas tiene su propio estilo: Universal y el cine fantástico, MGM y los valores familiares, Warner y el realismo social.

Fue una época en donde se trataron de revivir los valores morales y patrióticos de los grandes héroes; abundan las películas idílicas sobre Lincoln y el abnegado espíritu estadounidense, cuyo ejemplo más espectacular es Lo que el viento se llevó basada en la novela homónima de Margaret Michells e interpretada por Clark Gable, Vivien Leigh, Leslie Howard y Olivia de Havilland, en los papeles principales. Otros temas recurrentes del deseo de sobrevivencia del espíritu moral norteamericano son las cintas basadas en las obras literarias Mujercitas o Sueño de una noche de verano. El espíritu del cine americano no comprometido social ni políticamente se ve reflejado en las primeras producciones de Walt Disney: Alicia en el país de las maravillas (1923), Steamboat Willie (1928) y Blanca nieves y los siete enanos (1937). Disney ganó todos los óscares de dibujos animados de 1932 a 1939. Su más importante creación de esta época fue Mickey Mouse (1928), que primero se llamó Mortimer, y del que se ha dicho, que “tal vez es más importante para comprender la década de los treinta que Franklin Roosevelt”.

La historia del cine es en varios sentidos parecida a la de los cómics, partiendo del hecho de que ambos medios casi tienen la misma edad. Se ha señalado el año de 1896 como el del nacimiento de ambos; los dos son medios masivos de comunicación y además los dos pueden ser arte, negocio, evasión, crítica o enajenación. Se parecen también en que fueron los Estados Unidos los primeros en industrializarlos y exportarlos en grandes cantidades. Los cómics, entonces, pertenecen, por su nacimiento, a los finales del siglo XIX, aunque su gran desarrollo y difusión mundial se presenta entre 1914 y 1945.

Radio. El ingeniero David Sarnov, empleado de la empresa American Marconi Company, se hizo célebre cuando, en el hundimiento del Titanic, logró captar una serie de señales en una estación de radio de Nueva York. A pesar de que el gobierno intentó un control estrecho sobre la radio, ésta fue cayendo en manos privadas. La General Electric adquirió la participación británica en la Compañía Norteamericana Marconi, formando la Radio Corporation of America (RCA). Fue la compañía Westinghouse Electric and Manufacturing la que inauguró la radio comercial en 1920. La radio creció rápidamente, ya que en 1921 se autorizó el funcionamiento de 32 emisoras y en 1922 eran ya 254 las que estaban operando. Sin embargo, el problema del financiamiento era muy serio y amenazaba con la extinción de este medio de comunicación. Pero en los años 30, se descubrió que la clave del negocio estaba en la publicidad. La edad de oro de la radio sobrevino de 1930 a 1940, coincidiendo con la de los cómics y el cine de Hollywood.

Jazz. Una de las manifestaciones culturales características de gran parte del siglo XX es, sin duda, el jazz. Es un tipo de música popular que tuvo su origen entre los negros de Nueva Orleáns, y se formó en el período de finales del S. XIX a la década de los veinte. Es tan trascendente que sin el jazz es difícil que hubiera aparecido el rock, pues esta música tiene mucha influencia jazzística.

Jazz de Nueva Orléans. Nueva Orléans abrigaba en su seno a un conjunto de pueblos y razas: había franceses, españoles, ingleses, italianos, alemanes y sobre todo negros, que a su vez se dividían en dos grupos más o menos antagónicos: los “criollos” (con influencia francesa) y los propiamente norteamericanos, descendientes de esclavos. Muchos de los elementos musicales distintos se reunían en Storyville, el barrio de diversiones de la ciudad. Así, el estilo de Nueva Orléans se formó como producto de toda esta combinación de elementos raciales y musicales y se concretó en Storyville. Era interpretado básicamente por músicos negros y contenía tres líneas melódicas tocadas por una trompeta, un trombón y un clarinete, bajo la dirección de la trompeta (lead singer, líder). También se integraba el grupo de los instrumentos rítmicos: el contrabajo o la tuba, las percusiones o batería, el banjo o la guitarra y a veces el piano. Destaca el pianista negro Jelly Roll Morton, quien afirmaba que él había inventado el jazz

Ragtime. Se trata de una música compuesta para piano, que tiene influencia de la clásica europea. Se encuentran elementos tomados de Schubert, Chopin y Liszt, pero desde el punto de vista de los músicos negros. Música blanca tocada a “la negra”, que tiene como representante a Scott Joplin.

Dixieland. Música negra, tocada por blancos. Una de las grandes personalidades blancas del jazz de Nueva Orléans fue “Papa” Jack Lane. Sus grupos musicales fueron los que obtuvieron los primeros éxitos. El New Orleáns Rhytm Kings realizó las primeras grabaciones en 1922.




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INTRODUCCIÓN TEMÁTICA DE LA UNIDAD III:
LA CONFORMACIÓN DEL MUNDO BIPOLAR Y EL
TERCER MUNDO (1945-1979)

3.1. El mundo después de la Guerra: costos sociales, económicos y el Plan Marshall. Las instituciones internacionales de posguerra.

• Costos sociales. La segunda guerra mundial fue increíblemente devastadora y sus costos fueron enormes. Tanto gasto implicó la necesaria planificación estatal orientada a la guerra que por lo tanto distraía recursos económicos que pudieron ser utilizados para fines pacíficos, de desarrollo, educación, fomento a la salud, etc., y que en cambio se usaron para la destrucción. He aquí un costo social sumamente doloroso.

Aún más doloroso fue el costo humano. En la guerra tomaron parte 70 millones de seres humanos, que pelearon en la extensión territorial más amplia que en cualquier otra guerra anterior, usando armas por tierra, aire y mar. De esta cifra, se ha calculado que alrededor de 17 millones de soldados murieron en batalla. Aún así, las muertes civiles fueron mayores, pues llegaron a 18 millones. ¿De qué moría la población civil en la guerra? Las causas fueron variadas, contándose entre las más importantes los bombardeos, las epidemias o los 6 millones de judíos asesinados por los alemanes en los diversos campos de concentración.

Los dos países con mayores pérdidas fueron la URSS y Alemania. La URSS sufrió grandes pérdidas a causa de la invasión alemana a su territorio: 6, 115 000 soldados y millones de heridos, de los cuales más de 10 millones eran civiles. Alemania perdió 3 250 000 civiles a causa de los bombardeos aliados o de la represión de los nazis a su propia población. También tuvo 7 250 000 heridos y 1 300 000 desaparecidos.

• Costos económicos. Un factor importante a considerar es la utilización de máquinas bélicas perfeccionadas, sumamente destructivas, pero también costosas y de fabricación masiva. Si vemos con cuidado este aspecto, es lógico pensar los enormes gastos que se tuvieron que hacer al respecto, pues en muchas ocasiones los grandes aviones bombarderos, los submarinos, los acorazados eran destruidos por decenas o cientos.

Sumemos a los costos económicos la destrucción de bienes productivos, carreteras, puentes y hasta ciudades enteras. Volvamos a los datos de los dos países con mayores pérdidas. Así, tendremos que en la URSS más de 25 millones de soviéticos perdieron sus viviendas; fueron destruidos 2 192 000 kilómetros de vías férreas; 13 mil puentes; 4100 estaciones de ferrocarril; 482 mil vagones de carga y 15 800 locomotoras. Alemania perdió 7 millones de viviendas; más de 2 mil puentes; 5 mil kilómetros de vías férreas. Se han calculado sus pérdidas materiales en cerca de 272 000 millones de dólares.

• EL Plan Marshall. Estados Unidos, que fue uno de los países triunfadores, no sufrió ataques en su territorio (salvo el bombardeo a Pearl Harbor en Hawaii). Por esta razón no tuvo pérdidas materiales dentro de sus fronteras ni muertes en su población civil, pese a los gastos que hizo y la maquinaria bélica que puso en marcha.

Dicha situación puso a los norteamericanos en el papel de establecer condiciones de país triunfador y de desarrollar el Plan Marshall de apoyo a las economías de los países aliados. Los Estados Unidos utilizaron el recurso para penetrar económicamente en Europa occidental, discriminando a los países de Europa oriental que se habían convertido al socialismo bajo la tutela de la URSS.

El 12 de marzo el presidente Truman se presentó ante el Congreso de los Estados Unidos con el fin de solicitar 400 millones de dólares para ayuda de Grecia y Turquía, al tiempo que pronunció un discurso que ha sido considerado como el inicio de la Guerra Fría. En esos días estaba en Moscú el secretario de estado norteamericano George Marshall, que tenía como misión llegar a un acuerdo con respecto Alemania, mismo que no se logró.

Ya en su país, tomó las medidas necesarias para comenzar una política unilateral con relación a Alemania. Marshall pidió ayudas económicas urgentes para Europa e insistió en ello, argumentando el peligro “de un deceso del paciente mientras los médicos decidían lo que había qué hacer”. El Plan que lleva el nombre del secretario de Estado, fue anunciado en un discurso en la Universidad de Harvard en junio de 1947. Se trataba de enviar a Europa ayuda económica para su reconstrucción.

A través de la Organización Económica Europea de Cooperación Económica, creada para distribuir los fondos del Plan Marshall, llegaron a Europa, entre 1948 y 1952, 13 182 millones de dólares, que a su vez se distribuyeron así: 3 421 millones para Inglaterra; 2 753 para Francia; 1 512 para Italia, 1 389 para Alemania y el resto para países como Yugoslavia, que por aquel entonces había entrado ya en conflicto con la URSS.

Tenemos así un doble uso del Plan Marshall: el declarado, de ayuda a la reconstrucción económica europea, y el no declarado, de apuntalar a los países simpatizantes de EEUU en la Guerra Fría contra la URSS.

• Las instituciones internacionales de posguerra. Después de la guerra se crearon varias instituciones internacionales, algunas con finalidades pacifistas, para tratar de evitar otra guerra de esas proporciones; otras con una clara intención política en el marco de los dos bloques de poder: el capitalismo y el socialismo.

De las primeras podemos destacar a la Organización de las Naciones Unidas, que sustituyó a la ya superada Sociedad de Naciones, la cual había entrado en crisis durante los años amargos del fascismo y mostró su total inoperancia durante la guerra.
Durante la confrontación bélica, varios países como Estados Unidos, Inglaterra, la URSS y China, se habían puesto de acuerdo acerca de la formación de una organización internacional que tuviera como objetivos principales mantener la paz y fomentar la cooperación internacional. En abril de 1945 se reunieron en San Francisco, California, los representantes de 50 países con el fin de sentar las bases de la nueva organización; el 26 de junio se firmó la Carta de San Francisco, que entró en vigor el 24 de octubre del mismo año.

En julio de 1945 se celebró en París una asamblea que tenía por objeto construir la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Si ésta se fundó con propósitos pacifistas, no sucedió lo mismo con dos organizaciones de tipo bélico (disfrazado de defensivo). Los países capitalistas encabezados por los Estados Unidos formaron la OTAN, siglas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (1949).

Se formaron otros pactos militares durante esos años de lucha entre el capitalismo y el socialismo. Así, tenemos a la SEATO, en el Sur de Asia, integrada por Inglaterra, Francia, Estados Unidos, Pakistán, Tailandia y Pakistán. El CENTO (1955) se formó en el Medio Oriente, con Inglaterra, Turquía, Irán, Irak y Pakistán. Los países socialistas, con la URSS al frente, formaron el Pacto de Varsovia (mayo de 1955).

La URSS también propició la formación del COMECON, un tratado económico y comercial entre los países socialistas. Las siglas significan Consejo de Asistencia Económica Mutua (CAEM). Fue creado en enero de 1949. Este mercado común que agrupaba a varios países socialistas, se creó a iniciactiva de la URSS como respuesta a la puesta en marcha del Plan Marshall. Entre los miembros de esta organización se contaba a la URSS, Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Rumania, Bulgaria, la RDA, Mongolia y Cuba.

Otra institución internacional, ésta de tipo político, es el COMINFORM. Como respuesta al Plan Marshall y nuevamente a iniciativa de la URSS, se fundó en Belgrado, Yugoslavia, en octubre de 1957. Se trata de la Oficina de Información Comunista (COMINFORM), en sustitución de la COMINTERN, que fue disuelta en mayo de 1943. Más que un organismo de dirección de los diferentes partidos comunistas, la COMINFOR se encargaba de establecer una vinculación más estrecha entre las organizaciones políticas de Bulgaria, Checoslovaquia, Francia, Hungría, Italia, Polonia, Rumania, URSS y Yugoslavia.

3.2. La formación del mundo bipolar y la Guerra Fría: el Estado Benefactor y los años dorados del capitalismo. La planificación estatal y la construcción socialista.

• Formación del mundo bipolar y la Guerra Fría. Bipolar significa dos polos, es decir, el mundo bipolar es aquel en el cual los países se dividen en dos grupos antagónicos: el capitalista y el socialista; el primero comandado por los Estados Unidos y el segundo por la URSS. Como dijimos en el punto anterior, estos países formaron bloques, agrupaciones internacionales y practicaron lo que se denominó la Guerra Fría. En contraposición a la “caliente”, bélica, aquélla fue principalmente política, económica e ideológica.

Desde que Estados Unidos explotó las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki hasta el fin de la URSS, se ubica un periodo histórico denominado Guerra Fría lucha política e ideológica entre los bloques capitalista y socialista. Fue una verdadera etapa de terror, en la que la humanidad vivió bajo la amenaza permanente de una guerra nuclear debida a la lucha entre los países capitalistas y socialistas. Al mismo tiempo es una etapa de derroche y desperdicio de recursos económicos gastados en armamentos o en apoyo a regímenes políticos diversos enfrascados en guerras locales.

Para algunos historiadores la Guerra Fría se inicia con un discurso pronunciado por Winston Churchill en el que habló por primera vez del telón de acero (conocido también como cortina de hierro), que dividía a Europa (en los bloques socialista y capitalista), pero la lucha política es anterior, desde la propia revolución rusa. Baste recordar que varias de las potencias capitalistas encabezadas por E. U. apoyaron primero al zar y posteriormente al gobierno menchevique de Kerensky, enemigo de Lenin y los bolcheviques.

El término Guerra Fría fue inventado, al parecer, por el periodista norteamericano Herbert B. Swope (1947). Fue recogido por otro periodista, Walter Lippmann, que la popularizó en una serie de artículos cuyo título era Guerra Fría. Estudio de la política exterior de los Estados Unidos. A fines de la década de los cuarenta la expresión se había impuesto y se utilizaba para designar el sistema de relaciones internacionales de posguerra, marcado por la pugna entre las dos superpotencias que buscaban la hegenomía mundial.

Un especialista señala cuatro rasgos de la política internacional durante la Guerra Fría: la estructuración de un sistema bipolar rígido, en el cual no cabían las posiciones intermedias, y que alineaba a dos bloques de países agrupados en torno a las dos potencias señaladas; la tensión permanente entre los dos polos, motivada por la búsqueda del equilibrio estratégico en un mundo que había sido alterado por la segunda guerra mundial y sometido a continuos cambios; una política de riesgos calculados destinada en un primer momento a la contención de los avances del adversario y posteriormente a disuadirle de cualquier acto hostil, aunque evitando provocar un conflicto de carácter mundial; el papel asignado a la ONU como foro de discursión entre los bloques, último recurso ante la crisis y, a la vez, escenario de la propaganda de los adversarios.

• El Estado Benefactor y los años dorados del capitalismo. Debido a las necesidades económicas de la guerra, los países beligerantes se vieron obligados a practicar cierta planificación. Ésta era normal en los países socialistas, pero no en los capitalistas.

La intervención estatal en la economía es uno de los rasgos principales del Estado Benefactor, más no el único, puesto que se establece como el auténtico motor del desarrollo. El Estado es creador de empleos, difusor de la educación y encargado de la salud pública. Es un producto típico de la segunda posguerra y perduró hasta bien entrados los años setentas en la mayoría de los países capitalistas. El Estado Benefactor acompañó (y tuvo a la vez un gran papel) en el desarrollo económico de posguerra conocido por los años dorados y en México como el “milagro”.

El Estado de Bienestar estaba basado en cuatro principios generales: el primero de ellos era la garantía de un mínimo bienestar material, sobre todo en cuanto a ingresos, vivienda y educación; el segundo, la garantía de este bienestar mínimo para todos independientemente de la clase, el sexo o la raza; el tercero, un derecho legal a esta garantía; finalmente, el cuarto, la garantía en situaciones específicas como la invalidez por accidentes de trabajo, pobreza en edad avanzada, desempleo, etc.

El Estado Benefactor se pudo establecer por dos principales causas: por una parte, la profunda crisis y pobreza sufridas por varios países europeos durante los primeros años de posguerra y el periodo posterior de cierto crecimiento, que implicó el aumento de los ingresos del Estado y de la población.

Debido a que después de la guerra la reconstrucción material y económica fue el objetivo principal, por lo menos hasta la década de los sesenta, cuando Europa percibió que se estaba en medio de una verdadera etapa de prosperidad. Esta etapa próspera, que posteriormente fue bautizada como “edad de oro”, se desarrolló principalmente en los países capitalistas desarrollados, los cuales aportaban cerca de tres cuartas partes de la producción mundial y más del 80 por ciento de las exportaciones de productos elaborados.
En México hubo también una etapa de prosperidad, que se ha deniminado “el milagro mexicano”, en la que efectivamente hubo un crecimiento, aunque los beneficios no se repartieron equitativamente.

• La planificación estatal y la construcción socialista. Frente al Estado Benefactor capitalista, con su intervención limitada, los países socialistas planificaron lo más completamente posible, abarcando no sólo los aspectos económicos esenciales, sino también los sociales y culturales, restringiendo las posibilidades de una democracia política. Incluso se hablaba de “democracia centralista” en el seno de los partidos comunistas.

El objetivo principal declarado en la planeación socialista es elevar el nivel de vida de los trabajadores y la satisfacción creciente de las necesidades sociales. Mas esta meta sólo se puede ir logrando en forma gradual. En ciertos períodos parte de estos objetivos pueden ser prioritarios; por ejemplo la consolidación de la independencia económica, lo que puede obligar a los órganos de planificación a relegar momentáneamente a segundo plano el mejoramiento del nivel de vida.

La planificación económica de los países socialistas implicó una serie de logros importantes, pero también engendró contradicciones, algunas de las cuales contribuyeron a su caída final. Dentro de los logros se ubican la industrialización acelerada, la gran cobertura de bienestar social, educación, salud, seguridad en el empleo, retiros dignos, etc.

Sin duda el modelo más obvio de planificación socialista fue el de la URSS, mismo que tenía las siguientes características:
- Dar prioridad a la industria sobre la agricultura;
- La inversión industrial fue dirigida básicamente a la industria pesada sobre la de consumo;
- La carrera armamentista afectó seriamente a la economía soviética, puesto que se desvió una gran cantidad de recursos que se hubieran podido dedicar a otros sectores de la economía;
- También existió un fenómeno de concentración de poder político y económico por parte de una burocracia rígida que en muchas ocasiones desoía las necesidades reales de la población.

3.3. Descolonización de Asia y África: la India, el sudeste asiático y los nuevos Estados africanos. La Revolución China y la Revolución Cubana. El Tercer Mundo.

• La segunda posguerra y la Guerra Fría fueron el marco histórico de los grandes movimientos de descolonización contra las potencias europeas. Fueron numerosas las causas de dicho proceso histórico, entre las que podemos mencionar:
- Las dos guerras mundiales, que debilitaron a las potencias europeas.
- El auge de los movimientos nacionalistas en las colonias.
- La participación de ejércitos formados de soldados originarios de las colonias.
- El desmembramiento de los imperios turco y austrohúngaro, así como el despojo de las colonias que poseía Alemania al final de la primera guerra mundial.
- El impacto de la revolución rusa y posteriormente de la china.
- La declinación de Europa occidental durante la segunda guerra mundial.
- La creciente concientización popular y la formación de sus líderes;
- El crecimiento de las posiciones de izquierda, típicas de la mayor parte de los movimientos independentistas y la formación de poderosas organizaciones por parte de los colonizados.
- La mayor parte de los movimientos de descolonización se presentaron en Asia y África, con características un tanto diversas y resultados también distintos.

• El caso de la India fue hasta cierto punto atípico, debido a que Gandhi desarrolló el movimiento por la vía de la no violencia, en tanto que en el sudeste de Asia (Indochina), en manos de los franceses, se desataron movimientos revolucionarios violentos que resultaron triunfantes. Citemos entre ellos al movimiento encabezado por Ho Chi Minh en Vietnam, que derrotó a los franceses en forma definitiva en la famosa batalla de Dien Bien Phu. En África también fue notoria la gama de posiciones político-económicas de sus movimientos y por lo tanto de los Estados resultantes, si bien muchos de ellos también estuvieron marcados por la violencia.

En este proceso histórico de 1945 a 1979 fueron paradigmáticas dos revoluciones realizadas en países pobres: la China -una larga guerra civil que incluyó intervenciones extranjeras, principalmente de Japón y Estados Unidos- y la Cubana, muy cerca de los Estados Unidos y “muy lejos de Dios”.

Después de tantos años de guerra civil y de liberación nacional contra la intervención extranjera, la Revolución China poco a poco derivó en una confrontación política con la URSS, que no se resignaba a perder el liderazgo de los países socialistas. El enfrentamiento político e ideológico entre la URSS y China marcaría buena parte de la política internacional de los años sesenta y parte de los setenta.

Por su parte la Revolución Cubana se convirtió en un símbolo, primero latinoamericano y después mundial, por las características de la lucha, sus medidas reformistas, y sobre todo por el carisma de dos de sus líderes: Fidel Castro y el “Ché” Guevara. La Revolución Cubana ha tenido en América Latina un impacto más que trascendente, a tal grado que siguiendo su ejemplo se formaron, en las décadas de los sesenta y setenta, una serie de movimientos guerrilleros que pretendían, de alguna forma, emular política e ideológicamente a dicho movimiento armado. Y esto repercutió también tanto en la política de los gobiernos latinoamericanos como en la de los Estados Unidos, que en muchas ocasiones se aliaron para reprimir a los movimientos no únicamente guerrilleros, sino aún, a movimientos civiles de izquierda.

El movimiento cubano no sólo fue ejemplar en cuanto al triunfo de la guerrilla y el derrocamiento de una terrible dictadura, también lo fue por su política nacionalista, planificadora, por logros como enfrentarse a la mayor potencia mundial, acabar con el analfabetismo en un tiempo breve y establecer una medicina social reconocida en todo el mundo.

• El Tercer Mundo. En los foros internacionales, los países dependientes y muchos apenas independizados, fueron constituyendo una fuerza que pretendía situarse al margen de la Guerra Fría y la lucha político-económica de los bloques confrontados. De ahí que se autodenominaron países del Tercer Mundo, pues pretendieron deslindarse de los grandes bloques -capitalista y socialista- que los presionaban fuertemente.

La Conferencia de Bandung sería un factor relevante en la organización de los países del Tercer Mundo. Bajo la convocatoria de Indonesia, India, Ceilán, Pakistán y Birmania, países recién liberados, y con la asistencia de representantes de 29 Estados de Asia y África, se reunieron en la ciudad de Bandung los días 18 y 25 de abril de 1955. El objetivo era elaborar una estrategia en un mundo dividido en dos bloques. Estos países representaban nada menos que a 1 500 millones de seres humanos que apenas disponían del 8% de la renta mundial. De la Conferencia surgió un documento trascendental para instrumentar la política a seguir por el Tercer Mundo, que contenía diez puntos, entre los que destacan:
- Respeto a los derechos humanos fundamentales conforme a los fines y principios de la Carta de las Naciones Unidas.
- Respeto a la soberanía e integridad territorial de todas las naciones.
- Rechazo de todo arreglo de defensa colectiva destinado a servir a los intereses particulares de las grandes potencias, cualesquiera que fueran.
- Solución de todos los conflictos por métodos pacíficos, tales como la negociación o conciliación, arbitraje y acuerdo ante tribunales, así como por el empleo de otros medios que podrán elegir los países interesados conforme a la Carta de las Naciones Unidas.
Una continuación de la política del Tercer Mundo fue la convocada por “Tito” (gobernante de Yugoslavia), Nasser (Egipto) y Nehru (India), quienes organizaron en 1961 la Conferencia de los Países No Alineados (Belgrado, 1961; El Cairo, 1964; Lusaka, 1970).

3.4 Confrontación de las potencias en el mundo bipolar. Cambios científico-tecnológicos y la carrera armamentista y espacial.

• La segunda guerra mundial condujo a la fabricación de la primera bomba atómica y dio lugar a la era nuclear. Las armas nucleares fueron utilizadas con fines bélicos por vez primera en agosto de 1945, cuando Estados Unidos arrojó dos bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki para lograr la rendición de Japón y poner fin a la II Guerra Mundial. La nueva supremacía militar estadounidense, basada en la posesión de armas nucleares, duró unos cuantos años sólo hasta que la Unión Soviética logró en 1949 fabricar su propia bomba atómica.

La estrategia estadounidense de la posguerra requería una flota de bombarderos capaces de transportar artefactos nucleares a cualquier parte del mundo, ya que un arma nuclear requiere un sistema de transporte, además de la bomba o cabeza explosiva propiamente dicha. Frente a esta situación se hizo necesario ir mas allá de las capacidades del enemigo, a fin de construir armas que permitieran un poderío militar tal que hicieran desistir al otro de un posible ataque. Se trataba entonces de crear una especie de “equilibrio táctico” que alejara la posibilidad de ser atacado por su contendiente. A este peligroso y costoso proceso de incremento de las capacidades destructivas de ambas superpotencia se le conoce como carrera armamentista, y se caracteriza por el constante incremento en la fabricación de armas con un poder de destrucción cada vez mayor. Las potencias querían demostrarles a sus enemigos, y a sus propios ciudadanos, que su capacidad destructiva o de reacción a un ataque era superior a la de sus rivales. A medida que la Guerra Fría progresaba se desarrollaba una amplia variedad de armas: misiles de diversos alcances disparados desde el aire, tierra y mar, artillería de campaña, cargas de profundidad lanzadas desde barcos y minas terrestres, aviones de propulsión a chorro, etc.

Desde el momento en que la tecnología nuclear se utilizó y se conocieron sus resultados, se ha considerado de forma general, aunque no unánime, que tales armas no los son en el sentido tradicional, esto es, que otorguen una ventaja militar viable a sus poseedores. Cuando se comprendió que el uso de las armas nucleares amenazaba con aniquilar no sólo a las dos partes beligerantes, sino destruir y contaminar gran parte de la superficie de la Tierra, se llegó a pensar que el desarrollo de estas armas había llegado a su límite.

• Cuando ambos bandos fueron capaces de construir la bomba de hidrógeno, se percibió en las altas esferas militares la "necesidad" de crear las condiciones para poder lanzar una bomba a grandes distancias, aún de un continente a otro. De ahí surgieron los primeros desarrollos de misiles intercontinentales que hicieron de la amenaza nuclear algo mucho más real y atemorizante. Tanto Estados Unidos como la Unión Soviética impulsaron el desarrollo de cohetes, que no sólo pudieran recorrer grandes distancias, sino que fueran capaces de salir de la atmósfera terrestre e ir de un punto a otro del planeta en cuestión de minutos. Es de esta forma como inicia la carrera espacial.

En 1957 la Unión Soviética tomó la delantera en esta carrera -que mostraba la “cara científica” de la carrera militar iniciada con la Guerra Fría- cuando lanzó el primer satélite artificial, el Sputnik I, y cuatro años mas tarde, el 12 de abril de 1961, Yuri Gagarín se convirtió en el primer ser humano en salir al espacio y orbitar la Tierra, en un vuelo de menos de dos horas. Ese mismo año el cosmonauta Titov permaneció en órbita poco más de un día. Fue hasta febrero del siguiente año que los norteamericanos lograron que John Glenn fuera el primer estadounidense en salir al espacio. A partir de 1957 se puede afirmar que se abrió un camino hacia un nuevo tipo de revolución tecnológica. Ese mismo año se supo que la Unión Soviética había lanzado con éxito su primer misil balístico intercontinental. Estos dos acontecimientos causaron una gran preocupación en los Estados Unidos, pues consideraban los dirigentes norteamericanos que entre las dos superpotencias se había roto el equilibrio militar en favor de los soviéticos, al ser la primera vez que se fcuestionaba la invulnerabilidad de la “fortaleza américana”.

En 1961, el presidente estadounidense Kennedy respondió fijando un objetivo más ambicioso, al declarar que los Estados Unidos pondrían un hombre en la Luna antes de finalizar la década de los 60s. Kennedy no vivó lo suficiente para verlo, pero sentó las bases para la creación de los programas espaciales Mercury, Geminis y Apolo, que culminaron con la llegada a la Luna del Apolo 11 en 1969. Aún cuando existió un debate acerca de la necesidad de mandar un hombre a la Luna, es claro que el objetivo principal de la carrera espacial era la de hacer constar la supremacía tecno-militar del bando que lo lograra primero.

El 21 de Julio de 1969 el astronauta norteamericano Neil Armstrong se convirtió en el primer ser humano en pisar la superficie lunar, culminando con ello un esfuerzo de más de 10 años del programa espacial estadounidense. En los siguientes dos años una docena de astronautas llegaron a la superficie lunar, siendo la última misión de este tipo la del Apolo 17 en diciembre de 1972. Desde entonces no ha habido ningún nuevo intento. La llegada del hombre a la Luna es sin duda uno de los acontecimientos de mayor relevancia del siglo XX, e independientemente de su origen en la pugna militar entre superpotencias y del enorme trasfondo político de este hecho, no deja de ser uno de los logros mas notables del la humanidad.

3.5. Principales conflictos durante la Guerra Fría: crisis de Berlín, Guerra de Corea, conflicto árabe-israelí, la crisis de los misiles en Cuba y la Guerra de Vietnam.

• La crisis de Berlín y la partición de Alemania. Luego del fin de la segunda guerra mundial, Berlín, antigua capital del Reich, fue dividida en cuatro zonas de ocupación convirtiendo a esta ciudad en el corazón de la zona de ocupación soviética. Las crecientes discrepancias entre los antiguos aliados hicieron de la cuestión de Berlín uno de los primeros temas clave de la Guerra Fría.

Abandonadas las negociaciones para acordar un status político común a la Alemania ocupada tras el fracaso de la Conferencia de Londres en 1947, los representantes de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia se reunieron y alcanzaron los Acuerdos de Londres (abril-junio de 1948) para iniciar un proceso constituyente en sus zonas de ocupación.

El 18 de junio de 1948, los aliados occidentales dieron un paso más creando una nueva moneda para sus zonas de ocupación: el deutschemark o marco alemán. Los soviéticos reaccionaron aplicando una reforma en su zona en la que incluyeron a la ciudad de Berlín, a la que consideraban parte integrante de la zona soviética. Cuando los occidentales trataron de introducir el deutschemark en sus zonas de ocupación de Berlín las protestas soviéticas se tornaron en actos: se inició el bloqueo de Berlín, mediante la interrupción de toda comunicación terrestre entre las zonas de ocupación occidental y Berlín, occidental. Stalin confiaba en que Berlín oeste no soportaría la presión del bloqueo y capitularía a causa del asedio.

La reacción occidental sorprendió a Stalin. Los norteamericanos, con una pequeña ayuda británica, organizaron un impresionante puente aéreo que durante once meses y medio realizó más 275 000 vuelos para abastecer a la población sitiada. Al mismo tiempo, la Casa Blanca hacía saber al Kremlin que no dudaría en usar la fuerza para hacer respetar los "corredores aéreos" que unían Berlín con la Alemania occidental. Stalin había subestimado las posibilidades del transporte aéreo y la resolución occidental a hacerle frente: el 12 de mayo de 1949 levantó el bloqueo de Berlín.

La crisis de Berlín favoreció cierto sentimiento de solidaridad entre los alemanes occidentales y los norteamericanos. Esta situación facilitó la culminación del reparto de Alemania: las tres zonas occidentales se constituyeron en la República Federal de Alemania que se dotó de una Ley Fundamental el 8 de mayo de 1949. La Constitución establecía un sistema liberal democrático y contó con el visto bueno de las potencias occidentales.

La URSS reaccionó en octubre con el establecimiento, en su zona de ocupación, de la República Democrática de Alemania, un estado creado siguiendo el modelo de las democracias populares que apoyaba la URSS. Esta partición de Alemania era la concreción de la división bipolar del mundo, ya que sólo unos días antes, el 4 de abril de 1949, se firmaba el Washington el Tratado del Atlántico Norte que daba nacimiento a la OTAN. La división final de Alemania, y de los dos bloques de poder político-militar, culminaría en 1961 con la construcción del Muro de Berlín.

• La guerra de Corea 1950-1953. La primera víctima de la Guerra Fría fue el pueblo coreano. Por primera vez el enfrentamiento entre el bloque occidental y el bloque oriental socialista vino a expresarse en una guerra concreta. El origen de la guerra de Corea tiene sus antecedentes en el reparto, en dos zonas de ocupación, de este antiguo protectorado japonés tras la derrota del régimen de Tokio en 1945. Separadas por el paralelo 38º, la ocupación soviética y norteamericana dio lugar al nacimiento de dos regímenes radicalmente enfrentados: Corea del Norte, régimen comunista pro-soviético bajo el mando de Kim Il Sung, y Corea del Sur con una dictadura pro-norteamericana bajo la dirección de Syngman Rhee. Cuando las potencias ocupantes se retiraron -en 1948 la URSS y en 1949 EU- dos estados antagónicos armados y apoyados cada uno por una superpotencia quedaron frente a frente.

El conflicto se inició con la agresión norcoreana en junio de 1950, a la que respondieron los norteamericanos con la intervención militar en septiembre de ese mismo año. En octubre, tropas chinas entraron en la península en ayuda de Corea del Norte, lo que finalmente llevó a una cierta estabilización de los frentes a partir de 1951. Para romper este empate táctico, el general Mc Arthur, al frente de las tropas norteamericanas que luchaban bajo el pabellón de la ONU en Corea, llegó a proponer el uso de la bomba atómica y el ataque a China. Estas propuestas descabelladas precipitaron la reacción del presidente Truman quien sustituyó a Mc Arthur por el general Ridgway en abril de 1951. Se asistía así de nuevo a lo que ya se había visto en el bloqueo de Berlín y que se repetiría a lo largo de la Guerra Fría; la prudencia de las dos superpotencias cuando se entrevió la posibilidad de un enfrentamiento directo entre ambas.

Finalmente, poco después de la muerte de Stalin, en julio de 1953, se firmó el Armisticio en Panmunjong. Se acordó una nueva línea de demarcación que serpentea en torno al paralelo 38º. La guerra de Corea dio dimensión mundial a la Guerra Fría y convirtió a Asia en uno de sus escenarios principales. En adelante, conflictos de tipo colonial como la guerra de Indochina, comenzada en 1946 y en la que la guerrilla del Vietminh luchaba contra la potencia colonial francesa, se transformaron en conflictos insertos en este marco. Estados Unidos, donde la guerra fría había alentado la histeria anticomunista orquestada por el senador McCarthy, inició un importante rearme ante el convencimiento del carácter expansionista del bloque socialista y la evidencia de que los soviéticos poseían la bomba atómica.

• Los antecedentes del conflicto árabe-israelí se remontan a fines del siglo XIX con el nacimiento del movimiento sionista. El holocausto nazi precipitó la afluencia de judíos a una tierra que había estado poblada durante siglos por árabes palestinos. Dos pueblos competían por el control del territorio de la colonia británica de Palestina: 1 250 000 árabes contra 560 000 judíos, venidos en su mayor parte de Europa y, por consecuencia, con un nivel tecnológico y económico más desarrollado.

Después de meses de sangrientos disturbios, la ONU acordó un Plan de Partición de Palestina el 29 de noviembre de 1947. El territorio de Palestina se dividiría en tres partes: un Estado judío, un Estado árabe, y Jerusalén, internacionalizada y bajo el control de las Naciones Unidas.

El 14 de mayo de 1948, el líder hebreo David Ben Gurión proclamó el nacimiento del Estado de Israel en los territorios que les habían sido adjudicados por la ONU. La reacción árabe fue inmediata, cuando las tropas británicas abandonaron la colonia el 15 de mayo tropas de los estados árabes que circundan a Israel atacaron al recién nacido Estado hebreo. La primera guerra árabe-israelí (mayo 1948-junio 1949) concluyó con la victoria israelí. El nuevo Estado judío pasó a ocupar el 78% de la antigua Palestina en lugar del 55% asignado por el reparto de la ONU. Los territorios árabes que quedaron fuera de su control fueron controlados por los estados árabes vecinos: la franja de Gaza pasó a manos de Egipto, mientras Cisjordania y la ciudad antigua de Jerusalén quedó en poder del reino de Jordania (la antigua Transjordania). La guerra fue una catástrofe para la población palestina, que fue expulsada masivamente de los territorios israelíes y se refugió en los estados vecinos. Los árabes palestinos quedaron como una población sin estado.

Las guerras que enfrentaron a árabes e israelíes en 1967 y 1973 ilustran bien las reglas de la distensión: las dos superpotencias se enfrentan mediante pequeños estados interpuestos pero controlan perfectamente su participación sin poner en riesgo la paz general. Tras la crisis de Suez en 1956, el Egipto de Nasser y con él los países árabes refuerza sus lazos con la URSS, mientras que Israel se convierte en el aliado estratégico de Estados Unidos en la región. Envalentonado por el éxito diplomático de 1956 y el apoyo militar soviético, Nasser multiplica sus acciones desafiantes contra Israel, entre las que destaca el bloqueo del golfo de Akba para todo navío que se dirigiera al puerto israelí de Eilath. La respuesta militar israelí fue fulminante.

El cinco de junio de 1967 desencadena la Guerra de los Seis Días. En ese corto tiempo, los israelíes ocupan los Altos del Golán en Siria, la península del Sinaí en Egipto, la banda de Gaza, Cisjordania y la ciudad vieja de Jerusalén. La aplastante derrota árabe trajo consigo importantes cambios en la escena internacional y estratégica: Israel pasa de país asediado a potencia ocupante. Se niega a devolver los territorios ocupados y, mediante una dura política de represión, trata de expulsar al mayor número posible de palestinos hacia los países vecinos. Proclama unilateralmente la reunificación de Jerusalén, anexionándose el Jerusalén árabe.

Anuar el-Sadat, el nuevo líder egipcio que había sucedido a Nasser en 1970, ante la negativa israelí a cualquier concesión en lo referente a los territorios ocupados, comenzó a preparar junto a Siria una nueva guerra que permitiera a ambos países árabes recuperar lo perdido en la Guerra de los Seis Días. Así, el 6 de octubre de 1973 tropas egipcias y sirias atacaron por sorpresa a Israel. Se iniciaba la Guerra del Yom Kippur o del Ramadán, según se utilice la festividad religiosa judía o el mes santo musulmán en el que comenzó el conflicto. El factor sorpresa permitió importantes avances árabes: los egipcios cruzaron el Canal de Suez y los Altos del Golán volvieron a manos sirios. Sin embargo, diez días más tarde los israelíes contraatacaron recuperando el terreno perdido. Las dos superpotencias, que habían armado masivamente a sus respectivos aliados, buscaron una solución al conflicto para que no engendrara mayor inestabilidad en la zona. Kissinger viajó a Moscú donde se acordó las bases de una resolución de la ONU pidiendo el alto el fuego a los contendientes. El 25 de octubre de 1973 cesaron las hostilidades.

La Guerra árabe-israelí de 1973 tuvo enormes consecuencias. No solo abrió una nueva fase en el conflicto del Oriente Medio que vendrá a concretarse en 1979 con la firma de los Acuerdos de Camp David, sino que tuvo una enorme repercusión en la economía mundial: la crisis del petróleo que marcará el fin de una larga etapa de expansión del sistema capitalista en los países desarrollados.

• La crisis de los misiles en Cuba. La isla había sido un país estrechamente ligado a los intereses norteamericanos desde su independencia de España en 1898. La revolución de Fidel Castro en 1959, que en un principio no se definía como comunista, pero que tenía una clara orientación nacionalista, comenzó a tomar medidas que lesionaban los intereses estadounidenses. La reacción de Washington fue inmediata: ruptura de relaciones en 1961, imposición de un bloqueo económico, exclusión de Cuba de la OEA (Organización de Estados Americanos) y organización, mediante operaciones secretas de la CIA, de una fallida invasión de emigrados anticastristas en Bahía de Cochinos o Playa Girón en abril de 1961. En ese contexto, en ese mismo año el régimen de Fidel Castro viró hacia el alineamiento con el bloque soviético declarando socialista la revolución que había encabezado.

En octubre de 1962, aviones espías norteamericanos U2 detectaron la construcción de rampas de misiles y la presencia de tropas soviéticas en Cuba. El 22 de octubre, con el apoyo claro de sus aliados occidentales, Kennedy toma una medida de gran dureza: establece una "cuarentena defensiva", es decir, un bloqueo de la isla, desplegando unidades navales y aviones de combate en torno a Cuba. Si los navíos soviéticos intentaran forzar el bloqueo, el conflicto armado entre las dos superpotencias sería inevitable. Fue el momento de la Guerra Fría en que más cerca se estuvo del enfrentamiento directo entre la URSS y Estados Unidos, y por lo tanto de la hecatombe nuclear.

Finalmente, tras negociaciones secretas, Kruschev lanza una propuesta aceptada por Kennedy: la URSS retiraría sus misiles de Cuba a cambio del compromiso norteamericano de no invadir la isla y de la retirada de los misiles Júpiter que los norteamericanos tenían desplegados en Turquía. El mes siguiente la URSS desmonta y repatria su material bélico ofensivo y Estados Unidos levanta el bloqueo. La rápida solución de la crisis mostró la eficacia de la estrategia de la disuasión (la amenaza del holocausto nuclear frena el aventurerismo de ambas naciones) y la importancia del diálogo ente las dos superpotencias. En ese momento se instala una comunicación directa entre la Casa Blanca y el Kremlin, el teléfono rojo, para desactivar cualquier crisis o malentendido. Tras la crisis de Cuba, la coexistencia pacífica toma plenamente carta de realidad.

• La guerra de Vietnam. La guerra de Indochina concluyó con los Acuerdos de Ginebra de 1954 que preveían que, tras la retirada francesa, el Vietnam del Norte comunista dirigido por Ho Chi Minh y Vietnam del Sur, bajo una dictadura pro-occidental dirigida por Dinh Diem, debían reunificarse mediante elecciones libres. La negativa del régimen del sur, apoyado por Estados Unidos, se sustentó en la certeza de la victoria comunista. En 1956 se creó en el Sur el Frente Nacional de Liberación (el Vietcong), organización guerrillera que con el apoyo de Vietnam del Norte inició las hostilidades contra el gobierno de Saigón.

El presidente Kennedy decide la intervención militar norteamericana en favor de Vietnam del Sur: entre 1961 y 1963, 17 000 "consejeros militares" son enviados a Indochina. En 1964 su sucesor, el presidente Johnson, se lanza a la intervención abierta: un cuerpo expedicionario que en 1967 alcanzó la cifra de 500 000 soldados, practica una guerra en la que no se duda en utilizar armas químicas ("agente naranja") y en la que se lleva a cabo brutales y masivos bombardeos sobre Vietnam del Norte y las posiciones del Vietcong.

La superpotencia yanqui, sin embargo, no pudo derrotar a un contrincante decidido y armado por la Unión Soviética. Las grandes protestas de la juventud norteamericana e internacionales y los éxitos militares del Vietcong (ofensiva del Tet en 1968) hicieron que en 1969 el nuevo presidente norteamericano, Richard Nixon, decidiera reducir rápidamente la implicación norteamericana en el conflicto. A la vez que los efectivos estadounidenses se reducían drásticamente, de 500 000 pasaron a 50.000, se organizaba un gran ejército sudvietnamita que con más de 1 800 000 hombres no dudó en extender el conflicto a Camboya y Laos.

Todos los esfuerzos norteamericanos fueron infructuosos. La gran ofensiva norvietnamita de 1972 y el fracaso de los bombardeos en respuesta llevaron a la firma de la paz en París, el 23 de enero de 1973 mediante el cual los Estados Unidos ratificaron su salida de Vietnam. La retirada de sus tropas trajo el inmediato derrumbamiento del régimen de Vietnam del Sur. La ofensiva final comunista llegó en la primavera de 1975. El 17 de abril Phnom Penh caía en manos de los Khmers Rojos, y el 30 los norvietnamitas y el Vietcong tomaban Saigón; la guerra había terminado, Estados Unidos había sido derrotado y Vietnam se reunificaba bajo un sistema comunista.

3.6. Las respuestas sociales a la bipolaridad: los movimientos estudiantiles del 68, la contracultura y las contradicciones al interior del bloque soviético.

• En 1968 una ola mundial de rebelión se extendió a lo largo y ancho del mundo encabezada por una nueva fuerza social, los estudiantes, cuyo número había crecido de manera notable para aquellas fechas. Su fuerza se vio incrementada por algunas características específicas: eran fácilmente movilizables y tenían mucho mayor tiempo libre que los trabajadores industriales, residían en las capitales, poseían un nivel educativo elevado, su actividad estaba bajo la observación de los políticos y los medios de comunicación, eran miembros de la clase media y generalmente eran la base de reclutamiento de las élites dirigentes.

Mayo francés o Mayo del 68, nombre con que se conocen los acontecimientos sucedidos en Francia en la primavera de 1968. El movimiento inició cuando se produjo una serie de huelgas estudiantiles en numerosas universidades e institutos educativos de París, seguidas de confrontaciones con las autoridades universitarias y la policía. El intento de la administración del presidente De Gaulle de ahogar las huelgas mediante una mayor carga policial, sólo contribuyó a encender los ánimos de los estudiantes que protagonizaron batallas campales contra la policía en el Barrio Latino y, posteriormente, una huelga general de estudiantes y huelgas diversas secundadas por diez millones de trabajadores en todo el territorio francés (dos tercios de los trabajadores franceses). Las protestas llegaron a un punto tal que De Gaulle, disolvió la Asamblea Nacional y se celebraron elecciones parlamentarias anticipadas el 23 de junio de 1968. El gobierno se encontraba al borde del colapso, pero la situación revolucionaria se evaporó tan pronto como había surgido. Los trabajadores volvieron a sus trabajos, a petición de la Confederación General del Trabajo, del sindicato izquierdista, y el Partido Comunista Francés. Cuando se celebraron las elecciones, el partido gaullista emergió más fuerte que antes.
Muchos de los manifestantes se abrazaron a causas de izquierdas, como el comunismo o el rechazo a la guerra de Vietnam, o el anarquismo, otros vieron los hechos como una oportunidad de sacudir a la "vieja sociedad" en aspectos sociales tales como los métodos educativos y la libertad sexual. Lo que se criticaba era la sociedad occidental en sus fundamentos, en sus estructuras básicas. Si bien el marxismo revolucionario era la ideología de moda, el pensamiento que guió implícitamente los movimientos estuvo más cerca del anarquismo. Se buscaba transformar la sociedad eliminando toda forma de autoritarismo, desde los exámenes universitarios hasta la presidencia de la República.

La rebelión de los estudiantes occidentales fue sobre todo una revolución cultural, un rechazo a todo aquello que en la sociedad representaba los valores de la clase media y de sus padres. No obstante contribuyó a politizar a muchos de los rebeldes de la generación estudiantil, quienes, de manera harto natural, se volvieron hacia los inspiradores de la revolución y de la transformación total: Marx, los iconos no estalinistas de la revolución de octubre y Mao. Por primera vez desde la era antifascista se impuso un tipo de marxismo ajeno a la ortodoxia dictada desde Moscú.

La lucha estudiantil fue el último estertor de la revolución del viejo mundo. Fue revolucionaria tanto en el viejo sentido utópico de búsqueda de un cambio permanente de valores, de una sociedad nueva y perfecta, como en el sentido operativo de procurar alcanzarlo mediante la acción en las calles y en las barricadas. Fue global no sólo por la ideología de la tradición revolucionaria, que era universal e internacionalista, sino porque, por primera vez en el mundo, o al menos en el mundo que vivían los ideólogos estudiantiles, era realmente global.

• La contracultura es un rechazo radical de los valores de la sociedad burguesa, se opone a las estructuras económicas verticales, a las pautas de comportamiento de las sociedades capitalistas desarrolladas de la segunda mitad del siglo XX y, consecuentemente, propone otro modelo de sociedad más abierta, más horizontal. La contracultura cuestiona a las ideologías cerradas, revindica la imaginación frente a la racionalidad práctica, el placer ante la rigidez, lo lúdico frente al productivismo, lo espontáneo frente a lo planeado, la percepción ante la organización, y lo nuevo ante lo tradicional. La contracultura se manifestó tanto en la vida cotidiana -en los movimientos sociales y de liberación sexual- así como en las formas expresivas propias del arte: en la literatura, la música, el cine y la pintura entre otras manifestaciones. La contracultura se postuló frente a los valores y la forma de vida de la sociedad tradicional como un estilo de vida alternativo.

En 1956 un grupo de escritores norteamericanos manifestaron rasgos comunes de rebeldía contra la sociedad establecida. Este grupo se le conoció como la Beat Generation, quienes protestaron contra los valores y perspectivas de la sociedad de consumo. Ellos experimentaron con los goces sensoriales, exaltaron la libertad sexual, valoraron de una manera diferente a las drogas, se asumieron como consumidores de la música instintiva, como el Blues y el Jazz, crearon lazos espontáneos de solidaridad y algunos se inspiraron en el budismo. Entre los más destacados tenemos a William Burroughs, autor de Junkie (1953) y novelas alusivas a la experiencia de la droga y en las que presenta la permutación de los distintos planos narrativos. Otros autores de esta generación son Alen Ginsberg (Aullido y otros poemas), Jack Kerouack (En el camino), Charles Bukowski (Música de cañerías).

El movimiento contracultural generó manifestaciones sociales como la de los Beatniks, individuos que rechazaban los valores socialmente establecidos e institucionalizados; el beatnik se enfrenta a la familia, al trabajo y a la escuela para llevar una vida marginada, inspirada en ideas parecidas a la de la generación Beat. El existencialismo y los hippies, que cuestionaban tanto el American Way of Life, o el American Dream, como la Guerra de Vietnam y las rígidas instituciones burocráticas; este movimiento contracultural propuso, en cuanto a la vida cotidiana, vivir en comunidades, basarse en la doctrina de San Francisco de Asís y Buda, practicar el amor libre y permitir que el experimento sensorial (muchas veces asociado al consumo de las drogas) permita el tránsito entre la tierra y el cielo.

Otro movimiento de contracultura social es el revolucionario en su expresión guerrillera, que inspirada en Ernesto Che Guevara y en el triunfo de la Revolución Cubana, permitió que se abrieran nuevas maneras de entender la revolución, de aniquilar el sistema capitalista, de acabar la explotación, de procurar un mundo igualitario, humanista… “Crear uno, dos, tres Vietnam”, según el decir del Ché.

• Las contradicciones del bloque soviético. La muerte de Stalin trajo signos de distensión en el interior del bloque dirigido desde Moscú. La evolución no fue evidente: en julio de 1953 los carros de combate soviéticos reprimieron duramente las protestas obreras en Berlín. Este nuevo desplante no hacía, sin embargo, presagiar lo que se vio en el XX Congreso del PCUS, celebrado en febrero de 1956. Ante los atónitos delegados comunistas, Kruschev denunciaba los crímenes de Stalin y el "culto a la personalidad" que había caracterizado hasta ese momento a la política soviética. La nueva política exterior de coexistencia pacífica, implicaba también la aceptación en el terreno teórico de la existencia de diversos caminos para la construcción de un sistema socialista.

La situación fue bien distinta en Hungría, donde se constató trágicamente las limitaciones de la nueva política de Kruschev. La resistencia de los dirigentes más stalinistas hizo que las protestas desembocaran se en una verdadera insurrección popular el 24 de octubre de 1956. Un comunista abierto y liberal, Imre Nagy, accedió al poder y se puso al frente de la revolución húngara. Confrontado con el levantamiento que se extendía por el país, Nagy decidió encabezarlo y dio dos pasos decisivos: la aceptación de la libertad de asociación política, lo que destruía el monopolio comunista del poder, y, lo que fue mucho más grave, la proclamación de la neutralidad de Hungría y su abandono del recién creado Pacto de Varsovia. La respuesta del Kremlin fue inmediata: las tropas soviéticas ahogaron en sangre tras duros combates la revolución húngara de 1956. La dirección soviética había puesto claramente los límites a los que podía llegar el proceso de desestalinización.

La ruptura chino-soviética. El triunfo en 1949 de la revolución comunista en China y el establecimiento de la República Popular dirigida por Mao Zedong supuso un giro espectacular en la recién nacida Guerra Fría. El paso al bloque comunista del país más poblado del mundo parecía anunciar una gran victoria para la URSS. En 1950 la firma del Tratado chino-soviético de amistad, alianza y mutua asistencia despertó gran ansiedad y preocupación en Estados Unidos y el bloque occidental. Sin embargo, bajo esa fachada de amistad se desarrollaba una áspera pugna basada en viejas rivalidades nacionales y en la búsqueda del liderazgo del bloque socialista. Cuando en 1958 Mao Zedong proyectó su programa de reformas conocido como el Gran Salto Adelante, China estaba lanzando un desafío al liderazgo soviético en el bloque comunista. La catástrofe que trajo este programa, se habla de treinta millones de muertos por hambre en China, no impidió que Mao Zedong mantuviera una posición desafiante en el escenario internacional, una posición que chocaba con la nueva política de Kruschev: desestalinización y coexistencia pacífica.

El distanciamiento y las críticas chinas contra el "revisionismo" del Kremlin terminaron por afectar las relaciones entre los dos colosos comunistas. En 1959 la URSS denunció el Tratado militar secreto que unía a ambos países y en 1960 retiró a sus consejeros y técnicos de China. En 1962, Moscú apoya a la India en su conflicto fronterizo con China a propósito del Tibet, mientras Pekín denuncia, tras la crisis de los misiles en Cuba, la actitud de capitulación de la dirección soviética ante el imperialismo americano.

La "Primavera de Praga”. La necesidad de las reformas era planteada ya desde inicios de la década de 1960 por algunos miembros destacados del Partido Comunista Checo, entre los que destacaba el eslovaco Alexander Dubcek. Sin embargo, los sectores más conservadores liderados por el secretario general del partido, Antonin Novotny, se impusieron negando cualquier posibilidad de reformas. La postura reformista se fue extendiendo por diversos sectores sociales, especialmente los grupos intelectuales, entre los que destacaba un joven dramaturgo Vaclav Havel. En el IV Congreso de Escritores de Checoslovaquia, celebrado en 1967, diversas personalidades de la intelectualidad checoslovaca protestaron abiertamente contra las prácticas dictatoriales del partido. La reacción represiva de Novotny precipitó el cambio. Breznev, premier soviético, no le apoyó con claridad y en enero de 1968 accedió al poder una nueva dirección del partido comunista dirigida por Alexander Dubcek.

Dubcek fue el primer eslovaco que accedía al poder en Praga. Junto con las medidas para el reconocimiento de la nacionalidad eslovaca, el gobierno emprendió una serie de acciones liberalizadoras que fueron apoyadas por los medios de comunicación favoreciendo el levantamiento de la censura el 5 de marzo. Se iniciaba así la "Primavera de Praga". El nuevo ambiente de libertad despertó a la sociedad checoslovaca: florecieron asociaciones y periódicos, pero sobre todo un ambiente de euforia que se extendió por el país.

Sin embargo, la "Primavera de Praga" era vista con preocupación en Moscú. Breznev, de visita en Praga en febrero de 1968, obligó a Dubcek a cambiar un discurso. En mayo, mientras se celebraban en el país maniobras militares del Pacto de Varsovia, se diseñó un primer plan de invasión al país. Las presiones sobre la dirección checoslovaca fueron múltiples y crecientes. El Kremlin trataba de que fuera el propio Dubcek y sus colaboradores los que frenaran el proceso de reformas haciendo innecesaria la invasión. En julio de 1968 los dirigentes de los países miembros del Pacto de Varsovia, reunidos en la capital polaca, dirigieron un escrito colectivo al partido checoslovaco. Dubcek se negó a aceptar la carta y a viajar a Moscú. En agosto de 1968, Dubcek dio un paso más adelante y se publicaron los nuevos estatutos del partido, que incluían muchos términos “ofensivos” para los dirigentes del Kremlin como "humanitario" y "democrático". A esas alturas el régimen de Praga estaba ya condenado. El 20 de agosto una fuerza que duplicaba a la utilizada en Hungría en 1956 invadía Checoslovaquia. Las protestas en las calles de las ciudades no consiguieran que las tropas del Pacto de Varsovia, exceptuando Rumania, se retiraran. Siguieron semanas de indefinición en las que los invasores no consiguieron dividir a la dirección checoslovaca. Finalmente, diversos dirigentes encabezados por Husak y Svoboda optaron por adaptarse a la "normalización" impuesta por las armas. En abril de 1969 Husak sustituyó a Dubcek en la dirección del partido. El héroe de la "Primavera de Praga" fue expulsado del partido en 1970 y tuvo que ganarse la vida como guardia forestal en Eslovaquia.

3.7. América Latina: movimientos de liberación nacional y las dictaduras militares. Procesos revolucionarios en el mundo. La crisis de los años 70 y la quiebra del Estado Benefactor.

• Para hablar brevemente de lo que sucede en América Latina después de la Segunda Guerra Mundial es necesario empezar por la explosión demográfica; ésta fue tan grande que su índice de natalidad superó en mucho a los países desarrollados. Esto se debió a que mejoró la calidad de vida gracias a la nueva tecnología que permitió el consumo de medicamentos modernos en los países pobres y la transformación de las comunicaciones. Mientras las tasas de natalidad seguían siendo altas e incluso subían en épocas de prosperidad, las tasas de mortalidad cayeron verticalmente -en México quedaron reducidas en menos de la mitad en 25 años a partir de 1944- y la población se disparó, aunque no hubiesen cambiado gran cosa la economía y sus instituciones. El problema demográfico trajo consigo el aumento en la diferencia entre países pobres y ricos. Aunque ambas regiones tuvieran el mismo crecimiento económico, los países pobres tenían que mantener el doble de bocas.

Otro fenómeno que se presentó en este periodo fue el éxodo de campesinos que habitaban en regiones pobres y que llegaron a las ciudades en donde había mejores condiciones de vida, buenos sueldos y alternativas de progreso. Previo a la segunda guerra se calculaba que el 25% de la población latinoamericana vivía en ciudades; en 1940 la cifra había crecido al 42% y siete años más tarde al 47%. En 1960, los países con mayor población urbana eran Uruguay (70%), Argentina (63%), Chile y Venezuela (61%) y México (53%). Si en 1955 había en América Latina 45 ciudades de 100,000 habitantes de las cuales tres tenían más de un millón, en 1976 el número de ciudades con más de un millón de habitantes se había elevado a 158. El aumento considerable de la población agudizó los problemas económicos y sociales.

Durante este periodo la mayor parte de los países del Tercer Mundo eran gobernados por militares, fue sumamente difícil que un gobierno civil tomara el poder. Desde 1930 se llevaron grandes cambios políticos en América Latina. En Argentina, el presidente Irigoyen, del Partido Radical, fue derrocado por un golpe militar de corte nacionalista encabezado por el general Uriburu. Algo similar le ocurrió a Leguía en el Perú y en el Brasil los militares instauraban a Vargas en el poder. Ese mismo año Trujillo comenzaba su prolongada dictadura en la República Dominicana. En 1931 se ponía fin a la dictadura “progresista de Isidro Ayora en Ecuador y del coronel Carlos Ibáñez en Chile; también comenzaban los gobiernos dictatoriales de Ubico en Guatemala y de Hernández Martínez en El Salvador. En Uruguay, el presidente constitucional Gabriel Terra dio un autogolpe e instauró un gobierno dictatorial. En México, a partir de 1946, se estableció el primer gobierno civil, que ha continuado hasta el presente. La política de los militares, al igual que los servicios de información militar, solía llenar el vacío que dejaba la ausencia de política; el gobierno militar no se apegaba a los usos de la política tradicional, sino que estaba en función de la inestabilidad y la inseguridad del entorno, Sin embargo, ese tipo de gobierno fue adueñándose cada vez más de los países de América Latina que requerían justamente la clase de estado estable, eficaz y con un adecuado nivel de funcionamiento.

Por lo regular estos países produjeron, y algunos siguen produciendo, materias primas para el mercado internacional, siendo sus dirigentes incondicionales del imperialismo internacional o de centros de poder ajenos a sus países. En la década de los sesenta del siglo XX, se crearon en el Tercer Mundo grupos nacionalistas que defendían una política de liberación nacional cuyos movimientos lucharon contra las dictaduras militares. Tal es el caso de la Revolución Cubana que tuvo importantes consecuencias sobre la evolución política latinoamericana de las tres últimas décadas. Buena parte de los intelectuales latinoamericanos se sintió inicialmente atraído por el influjo de la Revolución Cubana. Los premios literarios Casa de las Américas otorgados por Cuba, se convirtieron en un referente cultural de primera importancia. Pero no solo eso, pues para muchos intelectuales y políticos Cuba se convirtió en el camino a seguir. Para algunos, lo importante era la profundidad de las transformaciones impulsadas por el socialismo, mientras que para otros la lucha armada se había convertido en el modelo a seguir.

Pero junto con los partidarios de la Revolución nos encontramos a todos aquellos que vieron en la misma algo a evitar, por todos los medios si fuera necesario. Buena parte de los grupos dominantes latinoamericanos comenzaron a ver con temor la experiencia que se estaba desarrollando en el Caribe, al que rápidamente se sumaron los Estados Unidos. Tras la radicalización del gobierno de Castro y después de su claro alineamiento con la Unión Soviética, el gobierno de los Estados Unidos dispuso un estricto bloqueo económico a la isla.

El apoyo cubano a los movimientos guerrilleros latinoamericanos era fundamentalmente testimonial, ya que eran pocas las armas y pertrechos que Cuba podía hacer llegar a los remotos campos de lucha. Sin embargo, la isla servía de retaguardia y de centro de formación e instrucción para los revolucionarios latinoamericanos. La Conferencia Tricontinental promovida por el régimen de Fidel Castro se convirtió en una herramienta propagandística de primera magnitud en la lucha para hacer realidad la consigna del Ché Guevara: “Crear uno, dos, tres, muchos Vietnam”.

En la lucha contra el comunismo se desarrolló la doctrina de la seguridad nacional, que además de ser una estrategia diseñada desde Washington y el Departamento de Estado a los ejércitos y los gobiernos latinoamericanos, fue una reelaboración local de algunas doctrinas políticas de derecha imperantes. La consolidación de esta doctrina sirvió para extender la presencia política de las fuerza armadas y para extender la presencia de dictaduras militares en América del Sur y Central en las décadas de los 60 y los 70.

La llegada de Reagan a la Casa Blanca en 1980 permitió poner en práctica algunos de los puntos de vista de la derecha republicana en relación con América Latina, que convertía a la lucha contra el comunismo y contra la subversión guerrillera en algo prioritario, por encima inclusive de la defensa de los derechos humanos, lo que permitió una revalorización de las dictaduras militares en Washington. Jeane Kirkpatrick, embajadora de los Estados Unidos ante la ONU, justificaría la política de Reagan señalando la diferencia que existía entre el totalitarismo y el autoritarismo de algunas dictaduras, como las latinoamericanas, que eran preferidas por su gobierno.

Se luchaba por la independencia y la liberación nacional de los pueblos. Se decía por ejemplo: estamos por la independencia de Angola, Mozambique, la India o Martinica, es decir, por la autodeterminación nacional de toda colonia de su imperio. Al mismo tiempo se afirmaba: estamos por la liberación nacional de las semicolonias, por la ruptura de los pactos colonizantes que cualquier país independiente atrasado tiene con el imperialismo. Estos movimientos se generaron en la mayor parte del tercer mundo, pero los fueron acabando paulatinamente.

• Procesos revolucionarios en el mundo. Después de la segunda guerra Mundial se dieron un conjunto de revoluciones en China, Corea del Norte, así como en la región de Indochina que comprende Vietnan del Norte, Laos y Camboya, que rompieron con la estructura capitalista por la presión revolucionaria del movimiento de masas. En América Latina la Revolución Cubana es el caso emblemático del triunfo de una guerrilla antiimperialista, mientras que en el caso chileno el gobierno de la Unidad Popular encabezado por Salvador Allende representa la vía electoral al socialismo.

• A partir de los años setentas se generó en todo el mundo una de las más grandes crisis del capitalismo. Sobre esto nos dice Hobsbawm: “La historia de los veinte años que siguieron a 1973 es la historia de un mundo que perdió su rumbo y se deslizó hacia la inestabilidad y la crisis. Sin embargo, hasta la década de los ochenta no se vio con claridad hasta qué punto estaban minados los cimientos de la edad de oro. Hasta que una parte del mundo -La Unión Soviética y la Europa Oriental del ‘socialismo real’- se colapsó por completo, no se percibió la naturaleza mundial de la crisis ni se admitió su existencia en las regiones desarrolladas no comunistas. Durante muchos años los problemas económicos siguieron siendo ‘recesiones’. No se había recuperado todavía el tabú de mediados del siglo sobre el uso de los términos ‘depresión’ o ‘crisis’ que recordaban la era de las catástrofes”. Esta crisis no fue como la de 1873 o tan espectacular como la de 1929 que saturaban el mercado de mercancías y después venía el paro forzoso. La economía imperialista no quebró sino que siguió avanzando a un ritmo más lento y continuó el comercio internacional de productos manufacturados, motor del crecimiento mundial.

Durante este periodo, los países latinoamericanos entraron simultáneamente en una transición económica y política. En los últimos años esa doble transición ha provocado un debate entre politólogos y economistas acerca de la naturaleza y los resultados de los programas neoliberales de ajuste económico, así como las circunstancias políticas específicas en que fueron ejecutados. Se dio por terminado el Estado de Bienestar, que desde el fin de la segunda guerra había sido el rector de la economía y promotor de sistemas de protección y seguridad social. Se iniciaba un fallido proceso de renegociación de la deuda externa de los países latinoamericanos, con el Fondo Monetario Internacional y el Banco mundial.





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INTRODUCCIÓN TEMÁTICA DE LA UNIDAD IV: EXTINCIÓN DEL MUNDO BIPOLAR. NEOLIBERALISMO Y GLOBALIZACIÓN. PROBLEMAS Y PERSPECTIVAS (DE 1979 A NUESTROS DÍAS)


4.1. El final de la Guerra Fría y los conflictos político-militares en la década de los ochenta: revolución, guerra de baja intensidad en Centroamérica y el Caribe, Medio Oriente y África.

• La división bipolar del mundo a principios de la década de los ochenta era insuficiente para explicar y contener a las distintas expresiones políticas en el mundo. La revolución islámica de Irán planteó un nuevo actor político en el escenario mundial: la política no podía entenderse únicamente entre los mundos occidental y socialista. Existen también los países que fueron colonizados y adquirieron su independencia en el siglo XX o en el siglo XIX. En ellos la identidad como naciones era fundamental y se logra por medio de la lengua, la religión o las tradiciones comunes, lo cual permitió el desarrollo de nacionalismos extremos.

La distancia cada vez mayor entre los países desarrollados y los productores de materias primas se aumentó y se manifestó en un mundo orientado al consumo y la producción deja de ser meramente nacional y las cadenas productivas se desarrollan a nivel mundial; esto es que para elaborar un producto (un automóvil por ejemplo) los partes que lo componen se producen en distintas partes del mundo.

Esta forma de concebir el mundo requiere de una amplia interrelación entre las naciones se favoreció con el desarrollo de las tecnologías de comunicaciones desarrolladas especialmente a partir de la década de los sesenta (comunicaciones satelitales) así como la aparición cada vez en más campos de la vida económica, académica y cotidiana de la computación (a partir de la década de los ochenta)
Junto con el desarrollo tecnológico se presenta también la desigualdad entre países: aquellos que desarrollan esta tecnología y los países que sólo la consumen, con lo cual se profundizan los vínculos de dependencia. A este fenómeno de interconexión entre los países junto con una producción que rebasa los límites de la nación se conoce como globalización.

Así mismo, los organismos internacionales cobran mayor fuerza y se orientan en un sentido global. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) creada en 1960 cobra mayor influencia al ser un órgano consultivo para fomentar la cooperación económica y política entre las naciones más industrializadas del planeta y a partir de la década de los noventa admite a países en vías de desarrollo (es el caso de México, la república Checa y Polonia).

• La década de los ochenta se caracterizó por las contradicciones sociales al interior de los diferentes países y se expresó por medio de guerras en distintas regiones del mundo, pero especialmente orientada a aquellas regiones donde los conflictos de la bipolaridad fueron significativos: en América Latina, África y el mundo islámico (Asia y África). En todas estas regiones aparecen conflictos los cuales conducen a guerras que desestabilizan las regiones.

• En el caso de América Latina, durante esta década se desarrollan una serie de conflictos que se conocen como guerra de baja intensidad. En El Salvador, por ejemplo el golpe de Estado de 1979 no resuelve los conflictos nacionales y en 1980 se crea el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) y en 1981 estalla una guerra entre el frente y el gobierno, conflicto que duró hasta 1991. En este conflicto, se manifestó el asesinato de líderes insurgentes y simpatizantes de la guerrilla; se dieron violaciones a los derechos humanos y se desplazaron a grandes masas de población como consecuencia de la guerra. Este conflicto empobreció más al país, pues destruyó no sólo los medios de producción sino también las estructuras comerciales y agravó la pobreza en el país. Esta situación se conoce como guerra de baja intensidad, pues si bien no hay un conflicto con batallas convencionales, la destrucción propia del conflicto acaba agotando a los antagonistas y al país en su conjunto.

América Latina presentó numerosos conflictos de este tipo: en Argentina desde 1975 se establece un gobierno de tipo militar que intenta acabar con la crisis política del país. Para 1982 se desarrolla la Guerra de las Malvinas contra Gran Bretaña, la cual termina rápidamente con la derrota argentina y en las elecciones de 1983 regresan los civiles al poder. Chile es un caso significativo. Como consecuencia del golpe de Estado de 1973 se establece una de las dictaduras más sanguinarias del continente. El régimen de Augusto Pinochet declara el estado de sitio desde 1973 y lo retira en 1978, dejando la aplicación de la ley al criterio de las fuerzas militares. En 1980 la nueva constitución chilena prolonga el mandato de Augusto Pinochet hasta 1989. Las protestas de 1984 endurecen al régimen y aumenta la represión. El apoyo norteamericano, tanto del gobierno como de las compañías transnacionales fue fundamental para el mantenimiento de la dictadura.

• En Asia los conflictos tomaron un cariz distinto por la influencia islámica. Los conflictos de estos países se producen por diferentes causas: En Irán el gobierno islámico encabezado por el Ayatollah (autoridad religiosa de los musulmanes chiitas) Ruholla Jomeini crea una constitución islámica, es decir con un fuerte cariz religioso. La guerra con Irak (1980-1988) fue desgastarte para ambos países y repercutirá en 1991 con la invasión de Irak a Kuwait y posteriormente en la primera guerra del golfo con Estados Unidos (1992).

Otro conflicto se desarrolla en Afganistán. En 1979 la Unión Soviética interviene a petición de la República Democrática de Afganistán. A partir de ahí se recrudece una guerra civil en la cual una de las partes son los Muhaidin guerrilleros de tendencia islámica. La ocupación soviética duró hasta febrero de 1989. A partir de ese año se instaura una serie de gobiernos que no pueden estabilizar al país y en 1994 se instaura un régimen radical islámico: los talibanes (el término en árabe, designa a los estudiantes del Corán).

4.2. Descomposición del “socialismo real”. Perestroika y Glasnost. Revoluciones en Europa del Este y desintegración de la URSS.

• El fin del mundo bipolar se produce no sólo por las presiones de Occidente hacia la Unión Soviética, especialmente en el aspecto económico y tecnológico. El proyecto de Iniciativa de Defensa Estratégica, conocido como «Guerra de las Galaxias» impulsado por Ronald Reagan en 1983 forzó a la Unión Soviética a dedicar gran parte de su presupuesto a un proyecto de defensa equivalente, lo cual, unido a los procesos de recesión mundial y de un bajo acceso a la tecnología, especialmente electrónica y computacional. Además de lo anterior, la Unión Soviética se había convertido en un país monoexporador de petróleo generando así una paradoja: una nación con recursos tecnológicos, que en la década de los sesenta puso al primer ser humano en órbita de la tierra, apoyaba su base económica como un país del llamado Tercer Mundo. Lo anterior provocó una crisis económica que se tradujo en escasez de productos de primera necesidad y un descontento entre su población.

Un factor interno de la caída del Estado soviético fue la excesiva burocratización en todos los ámbitos de la vida. Dicho proceso favoreció la corrupción de funcionarios menores y tal situación propició la aparición de un mercado paralelo en el cual el precio de los productos no se sustentaba con base al criterio estatal, sino que se dejaba a las leyes de la oferta y la demanda. Esta debilidad del Estado Soviético se manifiesta a fines de los ochenta y principios de los noventa.

La política de subsidios implicó también que algunas regiones se convirtieran en monoexportadoras de productos agrícolas, ganaderos o mineros, mismos que se dedicaron a la exportación con fines comerciales o de apoyo a otras naciones socialistas, como fue el caso de Polonia.
Así en el proceso de modernización la URSS abre sus puertas a la libre competencia, sin haber consolidado un mercado interno y sin tener el sustento de un aparato financiero que pudiera servir de mediador entre las divisas extranjeras y el rublo, moneda que tenía una paridad emitida por decreto de la burocracia soviética, antes que en las propias reservas internacionales, ocasionó una fuerte crisis económica que provocó problemas sociales.

• En abril 1985 Mijail Gorbachov, se convierte en el secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética e inicia una serie de reformas, conocidas como Perestroika y Glasnost. La primera se refiere a las reformas económicas necesaria para salir de la crisis económica y la segunda garantiza la transparencia y acceso a la información necesarias para los cambios en la Unión Soviética.

• La palabra Glasnost significa en ruso apertura o transparencia. En el periodo comprendido entre 1985 y 1991. Esta política propició un debate crítico al interior de la Unión Soviética. La población, al principio desconfiada, poco a poco participó en ella, y junto con la liberación de algunos disidentes, propició un ambiente crítico favorable a las reformas económicas impulsadas Una muestra de la Glasnost fue el accidente nuclear de Chernobyl en 1986, pues gracias a esta política se logró conocer la magnitud del desastre en un tiempo relativamente corto.

• Perestroika significa en ruso reestructuración. Con este término Gorbachov impulsó una reforma económica, en función del deterioro en que se encontraba, cambiando gradualmente el concepto de economía planificada que la URSS practicaba. Entre sus fines buscó terminar con el alcoholismo y ausentismo laboral, así como que las empresas tuvieran cierto grado de autonomía en sus decisiones; así como fomentar la empresa privada.

La reforma fue más allá del ámbito económico y se aplica también en la política. Se sustituyó en la mayor parte de los cargos a funcionarios con ideas reformistas, como el alcalde de Moscú Boris Yeltsin, con lo cual intentó sacar de la crisis al partido.

Hacia 1991 la perestroika recibió críticas tanto de los reformistas, que consideraron que avanzaba con gran lentitud, como de los grupos radicales dentro de la estructura soviética, que pensaron que terminaría con su modelo político y tras un fallido golpe de Estado Gorbachov deja el poder a Boris Yeltsin.

• Las reformas de Gorbachov tanto a nivel interno como en la política exterior culminaron un una gradual desintegración de la Unión Soviética. En 1990 las repúblicas Bálticas, Letonia, Estonia y Lituania proclaman su independencia de la URSS la cual las reconoce sólo hasta después del golpe de Estado de 1991. Ese mismo año piden su autonomía Georgia, Moldavia, Ucrania, Bielorrusia, y a partir de esta fragmentación la URSS se integra la Comunidad de Estados Independientes, integrada originalmente por Rusia, Ucrania y Bielorrusia, a la cual se anexarán dos semanas después Armenia, Azerbaiyán, Kazajistan, Kirguristan, Moldavia, Tayiquistan, Turmekistan y Uzbequistan. La comunidad de Estados Independientes marca el fin de la Unión Soviética y del modelo desarrollado por ésta en los aspectos económicos y sociales.

• Los cambios impulsados por Gorbachov repercutieron más allá de las fronteras soviéticas: Las naciones de Europa del Este presentaron cambios en su estructura y el cambio más significativo se lleva a cabo en la República Democrática Alemana. En noviembre de 1989 se produce la caída del muro y en julio de 1990 se realiza la unión económica y monetaria de las dos alemanias. Hay un flujo migratorio de más de doscientas mil personas en un año y la economía de la Alemania reunificada es el principal motor de Europa.


En 1989 en Rumania se destituye a Nicolau Cessescou, presidente de ese país, como consecuencia de la grave crisis. Para 1992 se elabora una nueva constitución donde desaparecen la mayor parte de la estructura gubernamental prosoviética y en 1996 la nueva Rumania se incluye en la Unión Europea. Pasan procesos similares en Checoslovaquia, que se divide en las repúblicas Checa y Eslovaca en enero de 1993 y las repúblicas Bálticas se separan de la URSS en 1990.

Sin duda la transición más difícil fue el de Yugoslavia. Los conflictos al interior de ese país se recrudecen con lo que ocurre en la URSS y los países de Europa del Este. Al ser un verdadero mosaico cultural, lingüístico y étnico, las diferentes regiones piden su autonomía y como consecuencia los conflictos aramdos son inevitables. En junio de 1991 Croacia y Eslovenia se separa; en 1992 Bosnia-Herzegovina, quedando de la antigua Yugoslavia Serbia y Montenegro. Los conflictos aumentarán y entre 1991 y 1998 se da un escenario de guerra, el cual se recrudece al llegar Slovodam Milosevic al poder en 1992.

4.3. Surgimiento y caracterización del neoliberalismo: Inglaterra, Estados Unidos y América Latina. La crisis de la deuda: costos sociales y políticos.

• Desde los años sesenta y setenta encontramos que el desarrollo económico de los países industrializados, así como el proceso de industrialización de los países dependientes, crean un espacio de estabilidad monetaria que impulsa el crecimiento.

Los Estados Unidos mantienen un nivel de crecimiento por una economía de guerra (es decir, su planta industrial y su desarrollo se apoya en la producción de materiales bélicos) condicionando a los países productores de materias primas su desarrollo a un apego a una estrategia global de producción. Para los años ochenta, las consecuencias de este proceso se muestran con un aumento de la pobreza y mayor inestabilidad política no sólo en los países industrializados, sino diferentes regiones del mundo. Durante dicha década se generarán movimientos de tipo radical, guiados por ideologías de corte religioso antes que político en Asia y África; en América Latina, se agudizarán los procesos de pobreza y dependencia, los cuales se reflejarán en sucesivas crisis económicas que provocarán inestabilidad en la región la cual se manifiesta en aumento de la pobreza, marginación social de sectores de la población, destrucción del medio ambiente por sobreexplotación de recursos y migración de sectores rurales hacia las ciudades de nuestros países y, posteriormente rumbo a los Estados Unidos.

Este proceso, junto con el desarrollo de gobiernos como los de Reagan en Estados Unidos, Margaret Tatcher en Inglaterra impulsarán los procesos de globalización apoyados en la política neoliberal. El neoliberalismo implica la quiebra del estado benefactor (aquel que interviene en producción, subsidia productos y servicios destinados al pueblo) y tiene tres principales líneas de acción:
a) La privatización del sector estatal de la economía y el saneamiento de las finanzas públicas.
b) La desregulación sistemática de toda actividad económica y
c) la apertura a la competencia y libre mercado internacional.

El modelo neoliberal consiste en asumir como principio que el libre mercado puede regular al sistema económico de un país y, por extensión a la sociedad en su conjunto.

• Durante la década de los setenta, en Estados Unidos se dieron las condiciones que prepararon el desarrollo de esta política neoliberal. Las administraciones de Richard Nixon, Gerald Ford y Jimmy Carter presidentes entre 1968 y 1981, no presentaron una línea de continuidad y mostraron contradicciones tanto en la política exterior como en la política interna. Los cambios en la industria especialmente el desarrollo de la electrónica, así como la crisis de los precios del petróleo, presentes desde 1973 no recibieron una respuesta adecuado. Será en 1981, con la llegada de Ronald Reagan cuando se desarrolle una nueva línea política: se reducen los subsidios estatales a los más desprotegidos de su sociedad (cierre de asilos de indigentes, recortes en el seguro de desempleo, recortes a la educación pública) Los recursos se transfirieron a gastos de Defensa, especialmente en el proyecto de defensa estratégica conocido como “Guerra de las Galaxias”.

El gobierno de Reagan coincide con el de Margaret Thatcher en Inglaterra, quien llegó al poder en 1979, lo cual acercó a ambos gobiernos conservadores en la promoción de la política neoliberal.

Después de la caída de la Unión Soviética, la alianza entre Inglaterra y Estados Unidos se expresa en la intervención militar en distintas partes del mundo y se manifestará con toda claridad en la intervención militar en Irak, conocida como “Tormenta del Desierto” en 1992.

La política interna de Thatcher le gana el mote de “La dama de hierro”: impulsa la privatización de empresas paraestatales; hay despidos de las empresas paraestatales y privadas, privilegiando a la iniciativa privada y no a los trabajadores organizados en sindicatos (las huelgas fueron calificadas con “la enfermedad británica”).

Al igual que los Estados Unidos, la política exterior inglesa del periodo implica formas agresivas contra quienes se identifican como opositores al imperio: los irlandeses del Ejército Republicano Irlandés o Argentina por el conflicto de las islas Malvinas.

• La década de los ochenta implica para América Latina una serie de crisis continuas, no sólo de tipo político, sino también económico. En términos generales se pasa del populismo al neoliberalismo en distintos aspectos: la caída de los precios del petróleo que acarreará una deuda impagable para la región; la corrupción como elemento fundamental del funcionamiento estatal; el Estado se retira paulatinamente de la actividad económica y como consecuencia los sindicatos controlados por el Estado tienen una crisis de convocatoria; aparecen movimientos de sindicatos independientes y se manifiestan también organizaciones urbanas populares, campesinas, las cuales se englobarán como Sociedad Civil. Estas condiciones, crearán en América Latina en General y en México en particular, una crisis del aparato estatal lo cual conducirá a la apertura a nuevas opciones políticas

La apertura comercial indiscriminada, la sobreexplotación de los recursos naturales así como la agresiva política económica de las naciones más desarrolladas conducirá a una crisis económica de tal magnitud que toda una generación de latinoamericanos, desde su nacimiento, se encuentren con la crisis económica como el espacio “natural” de su desarrollo. Los mecanismos que genera esta situación implican por un lado el aumento en toda la región de la economía informal y por otra la aparición del narcotráfico como una forma de vida de comunidades enteras. Aunado a esto se da una migración hacia países desarrollados, principalmente los Estados Unidos, lo cual provocará reacciones xenofóbicas en las naciones que reciben la migración.

La crisis económica dura ya más de veinte años en la región y una de sus consecuencias es la aparición de grupos que se oponen al neoliberalismo.

4.4. La globalización capitalista y la formación de los nuevos bloques comerciales: la Unión Europea, la Integración Asiática y el TLC. Los desafíos de China y Rusia frente a la globalización.

• La mundialización del capitalismo industrial significa que esta forma de producir la vida material de los diferentes países del planeta, con un predominio en los aspectos tecnológicos y cibernéticos, grandes capitales financieros sin arraigo nacional y el uso de la ciencia como productor de bienes de consumo, así como la falta de un bloque opuesto a esta tendencia se conoce como globalización.
Este desarrollo implicó la formación de nuevos bloques de países, con una visión común del desarrollo económico, pero agrupados con fines de protección de mercados regionales. Así tenemos dos bloques con un desarrollo industrial y financiero creciente: América del Norte y Europa; otro con una industria poderosa y competitiva, pero con una mayor capacidad de expansión (Sudeste de Asia y China) gracias a industrias altamente especializadas (electrónica, software, desarrollo procesadores). Junto a esta región se ubican también una gran cantidad de países en expansión, con una industria exportadora apoyada fundamentalmente en la maquila de las compañías transnacionales de bienes de consumo (Tailandia, Filipinas, India) con mano de obra altamente especializada, pero muy barata en comparación con las otras regiones.

• Junto a estos tres polos dominantes se agrupan distintos países en vías de desarrollo con grandes carencias industriales, mano de obra barata y no especializada, principalmente monoexportadores de materias primas o de bienes de consumo maquilados. La inestabilidad política es la tónica dominante de estas regiones, así como vivir al borde de la pobreza extrema. En éstas la producción de alimentos no es suficiente para garantizar el abasto a su población y en muchas ocasiones se encuentran también luchas internas con matices religiosos, tribales o políticos, factor que no permite su desarrollo industrial.
Estas regiones se asocian a los tres motores del desarrollo industrial ya mencionados, generando migraciones masivas e ilegales con fines de subsistencia. En América, la región centro y sur presentan estas características. Para Europa, los países con estas características son del norte de África, de Oriente Medio y de distintas naciones del antiguo bloque socialista. El sur de Asia, así como los países subsaharianos tienen nexos mayores con el bloque de Sureste de Asia.

• El desarrollo del comercio entre las distintas regiones del mundo (América del norte; Latinoamérica; Europa Occidental; Europa central y oriental; África; Asia; Australia y Nueva Zelanda) en el periodo estudiado implicó un conjunto de fenómenos en los cuales se involucró a todos los habitantes del planeta: se desplaza la mano de obra entre distintos países y regiones del mundo; asimismo el capital, especialmente el financiero no reconoce ya los límites nacionales y se mueve, mediante el uso de las nuevas tecnologías con una rapidez increíble. Así las empresas transnacionales adquieren autonomía de sus propios países, pues buscan para desarrollarse aquellos en donde la mano de obra sea más barata y puedan existir mercados potenciales en crecimiento. Esta forma de entender el desarrollo implicó que el capital se concentrara principalmente en tres regiones Norteamérica (con Estados Unidos a la cabeza), Europa Occidental (con la Unión Europea) y Asia (con Japón como el país con mayor actividad económica) y deja fuera al resto del mundo Latinoamérica; África; países asiáticos como la India, Paquistán, entre otros. Estas naciones se convierten en mercados y proveedores de materias primas y mano de obra barata. Comprender este periodo implica que el proceso de globalización rebasa las fronteras nacionales, agrupa a los diferentes países por su importancia económica y su función dentro de cada uno de los bloques y que aumenta la desigualdad al interior de cada uno de ellos, pues la concentración de capital implica no sólo un mayor nivel de vida, sino también un mejor aprovechamiento de los bienes de consumo, mientras que para los países periféricos (aquellos que no tienen un desarrollo industrial dominante o que son dependientes política y económicamente) el desarrollo implica mayor pobreza y desigualdad.

• América del Norte es el primer bloque y se conforma regionalmente por Estados Unidos, Canadá y México. Como región se integra a partir del primero de enero de 1994 y busca que no existan barreras arancelarias entre estos tres países en el 2015. La integración como una zona de libre comercio implica los productos de estos países pueden pasar sin pagar impuestos con el fin de favorecer y desarrollar el comercio regional y fortalecer a la región con el fin de competir con la Unión Europea y Asia.

En la práctica el Tratado de Libre Comercio (TLC) barrió con el proteccionismo de las industrias nacionales a favor del dominio norteamericano. Los dos socios de Estados Unidos, Canadá y México, han desmantelado su industria nacional y el TLC propició la caída de los salarios reales y un aumento del desempleo.

Estados Unidos busca entonces fortalecer su industria a costa de sus socios en la región y de esta manera convertirse en el intermediario del comercio global, pues sus costas le permiten un intenso comercio marítimo tanto con Europa como con los países de la Cuenca del Pacífico, los cuales tienen un amplio desarrollo comercial e industrial.

• Por otra parte, el otro gran polo de la globalización es Europa. Desde el final de la segunda guerra mundial el continente buscó por diferentes medios la unidad de los distintos países tanto en lo económico como en lo político. En un principio seis países (Bélgica, República Federal Alemana, Francia, Italia, Luxemburgo y Países Bajos) firman en mayo de 1957 el Tratado de Roma, donde se decide la creación de la Comunidad Económica Europea a partir de enero de 1958. La integración implicó la unidad en lo agrícola y lo industrial. Para 1986 se firma el Acta Única de Europa, en la cual se aumenta el poder del Parlamento Europeo. La unión política llega en 1993 con el tratado de Maastrich, firmado en diciembre de 1993, el cual implicó la creación de un mercado común y se dieron los pasos para la formación de una moneda única, con el fin de lograr la unidad monetaria en el año 2000. Esta unión se integra por Bélgica, Francia, Alemania, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Dinamarca, Irlanda, Reino Unido, Grecia, Portugal, España, Suecia, Finlandia y Austria. El gran motor industrial de esta región es Alemania.

• Los países del boque socialista sufren, a partir de los años ochenta un fuerte deterioro. La política neoliberal impulsada por los Estados Unidos terminó por desgastar el modelo económico de la economía planificada y, junto a esto, el desarrollo de tecnológico de estos países no logró reflejarse en mejoras en la producción y en el desarrollo de un mercado local fuerte. Con la llegada al poder de Mijail Gorbachov (1985) se inicia el desmantelamiento del aparato político soviético y permitió la aparición de los vicios de las economías occidentales, sin su capacidad para producir. Un ejemplo de lo anterior es la aparición del mercado negro tanto de bienes de consumo como de artículos de lujo en la Unión Soviética, impulsado por la escasez y falta eficiente del reparto de productos de primera necesidad por parte del Estado soviético.

El desmantelamiento del aparato político soviético acarreó como consecuencia que el modelo económico se colapsara: la potencia dominante del bloque socialista, con un desarrollo aereoespacial asombroso, dependía de las divisas extranjeras que obtenía fundamentalmente como un país petrolero, monoexportador. La economía planificada, característica de estos países no resistió este embate y, a partir de 1991, con la creación de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) la Unión Soviética se desintegra apareciendo una serie de nuevos estados, que tienden a reagruparse nuevamente frente en Rusia. Para esta región el reto mayor es integrar un mercado regional limpio, es decir, sin la influencia de los grupos de presión que, mediante el mercado negro (venta y comercialización de artículos robados o de marca pirata, especulación con artículos de primera necesidad, venta de plazas de trabajo y de divisas extranjeras, así como de artículos de uso reservado tales como armas de todo tipo, convencionales o químicas y la formación de redes de narcotráfico y tráfico de ilegales) se apoderaron de la dirección económica del país.

• En el caso de China es distinto. A pesar de sus éxitos indiscutibles, y el cambio en las condiciones de vida de gran parte de su población, especialmente la urbana, los dirigentes chinos continúan definiendo a su país como una nación del llamado Tercer Mundo. El país mantiene una economía planificada de tipo socialista que se ocupa constantemente de atender las zonas menos desarrolladas y al mismo tiempo se inserta dentro de un proceso de modernización económica, que lo coloca como una potencia emergente dentro del modelo de globalización capitalista. Esta situación provoca que al mismo tiempo que se busca satisfacer las necesidades fundamentales de la población, aparecen fenómenos como desempleo, concentración de la riqueza en una nueva élite y el aumento de la violencia, especialmente en las ciudades.

• A raíz de la muerte del presidente Mao, el desarrollo de la Revolución Cultural se detiene y en 1978 Deng Xiaoping asume el poder e impulsa una serie de reformas entre las cuales, la más significativa fue permitir que las industrias se quedaran con parte de los beneficios empresariales y el desarrollo de una iniciativa privada, así como aceptar la inversión extranjera. El sector rural también se benefició y su desarrollo se orientó principalmente a la autosuficiencia alimentaria del país más poblado de la tierra. Estas reformas no fueron fáciles de impulsar y en paralelo se endureció el control de Estado sobre las protestas sociales. En 1989 la masacre de la Plaza Tiananmien pone de manifiesto la contradicción interna del nuevo modelo chino: abierto al mercado en lo económico y con un control político férreo de las expresiones de inconformidad de parte de su población.

La población rural inicia desde 1980 un proceso de migración a los principales centros industriales incorporándose como mano de obra no calificada. Diez años después este proceso permite la aparición de una fuerte industria, misma que se desarrolla a partir de un modelo maquilador y posteriormente, se integra con tecnología propia, lo cual favorece la creación de una industria nacional.
En los próximos años China se convertirá en el país que pueda deteminar el desarrollo de la economía mundial, no sólo por el tamaño de su mercado interno, el más grande del mundo, sino por su desarrollo industrial, científico y tecnológico. Los retos principales serán entonces terminar con la desigualdad del ingreso de su población así como encontrar un modelo de desarrollo no agresivo hacia el medio ambiente, pues su otra prioridad es la producción de alimentos, con lo cual el impulso que se da al campo se oriente a no entrar en contradicción con el medio ambiente, lo cual ocasionaría el empobrecimiento de los suelos y contaminación de sus mantos acuíferos en un periodo no mayor de veinte años.

• La incorporación de Hong Kong, en julio 1997, al finalizar el periodo de arrendamiento británico sobre ese territorio aceleró los procesos de integración económica entre los modelos socialista y capitalista. Junto con este territorio incorporado, plazas financieras como Shangahi se abrieron a la administración de bancos internacionales con lo cual los mecanismos de especulación financiera propiciaron la generación de riqueza, sin convertirse en un capital productivo, es decir, destinado a la creación de industrias y trabajos para la población. A pesar de este fenómeno, el modelo chino de coexistencia entre su economía planificada y la globalización tiene buenos resultados.

No es fácil que un país pueda controlar un proceso de integración económica tan complejo, en el cual se produce una gran cantidad de riqueza que coexiste con un ingreso por persona de un país en desarrollo. Sin embargo se espera que en los próximos treinta o cincuenta años, China sea la potencia económica dominante.

4.5. Los Estados Unidos de América: su pretensión de hegemonía global versus multilateralismo. El militarismo como instrumento principal de expansión y dominio: Golfo Pérsico, Afganistán e Irak. Deterioro de la política estadounidense.

• Entre 1980 y hasta fines de la década de los noventa el desarrollo político de los Estados Unidos implica un nuevo paradigma. La política neoliberal permitió una recuperación económica que confirmó en el gobierno norteamericano la idea de ir en el camino correcto. Este proceso de recuperación implicó el endurecimiento de la política exterior, fundamentalmente intervencionista y de tendencia conservadora.

Es precisamente en esta década cuando el llamado “capitalismo salvaje” se desarrolla. Este concepto implica dejar a las fuerzas del mercado todos los procesos de la vida pública –educación, salud, vivienda-, acabando con el modelo de Estado Benefactor, impulsado desde los años cuarenta. Esta política económica también tuvo su expresión en la ideología norteamericana: el llamado american way of life (modo de vida norteamericano), mismo que sirvió durante el periodo de la Guerra Fría como un elemento de propaganda frente al modelo soviético, deja de funcionar. La pobreza de grandes sectores de la población norteamericana, así como la falta de empleos y oportunidades ocasionó un repunte de corrientes de pensamiento fundamentalmente conservadoras, con una fuerte raíz religiosa, de orden racista y xenófoba.

En el primer caso, se impulsa una serie de sectas con una visión del cristianismo tan cerrada, frente a las iglesias tradicionales, que interpreta su papel como de censor de las conductas públicas y privadas. Como nación los Estados Unidos desconfían de quien no es “moralmente bueno” y tal calificativo implica revisar sus antecedentes puritanos. Desde esta perspectiva Estados Unidos tiene una misión divina que cumplir, lo cual reedita la doctrina del Destino Manifiesto del siglo XIX. País de inmigrantes durante el siglo XIX, Estados Unidos se cierra a la inmigración de manera selectiva durante el periodo que va desde 1980 hasta nuestros días. Los inmigrantes ilegales, principalmente de origen mexicano y centroamericano se convierten a los ojos norteamericanos en un problema de seguridad nacional, especialmente después del 11 de septiembre de 2001 y se crean grupo de odio que manifiestan la existencia de una Norteamérica de supremacía blanca, sajona y protestante, frente a estos grupos. Esta actitud se conecta con una desconfianza del mundo exterior, de un nacionalismo muy simplista en el cual todo lo malo viene de fuera y es peligroso pues atenta contra su integridad moral, su desarrollo económico o la integridad de sus ciudadanos. Esta perspectiva permite explicar el papel intervencionista de los norteamericanos en la última década.

• El fin de la Guerra Fría implicó la supremacía del bloque occidental encabezado por Estados Unidos tanto en lo militar como en los aspectos ideológicos y políticos. Al caer el bloque socialista ocurrió un desequilibrio: Estados Unidos se convierte en la principal potencia militar, con bases en Europa, Asia África y América Latina, con un arsenal de armas de destrucción masiva y un ejército moderno y masivo con armas de alta tecnología (satélites militares, telecomunicaciones muy sofisticadas, bombas guiadas por computadora, aviones indetectables a radares, armas de asalto con apuntadores láser, minas personales de plástico –indetectables- armas químicas y biológicas, además de armas nucleares y proyectiles intercontinentales) que le permitirían combatir a otra potencia industrial. Sin embargo esta maquinaria de guerra no tiene un contrapeso: Europa es su aliado y socio comercial; no hay ejércitos con tales características en países asiáticos, africanos o latinoamericanos. Con estas ventajas militares Estados Unidos, en lugar de desarmarse se autodesigna el policía del planeta.

La política exterior norteamericana a partir de los años ochenta implicó numerosas intervenciones militares, directas o indirectas en países africanos, asiáticos y de América Latina. Bajo el mandato de Ronald Reagan se ordena la invasión de Granada (zona del Caribe) y apoyó a gobiernos dictatoriales -como en El Salvador- y guerrillas como la Contra nicaragüense. En el mundo árabe, ordena el bombardeo de Libia en 1986 y apoya la política genocida de Israel con una fracasada operación militar en Beirut.
George Bush (padre), sucesor de Reagan, sigue con esta política: en 1989 ordena la invasión a Panamá para derrocar al régimen de Noriega y el año siguiente al invadir Irak a Kuwait encabeza la coalición contra Irak mediante la primera guerra del Golfo, conocida como Tormenta del Desierto.

La guerra contra Irak implicó reforzar la región del golfo Pérsico mediante el envío de tropas norteamericanas a Kuwait, Arabia Saudita, Qatar y Omán, además de reforzar la presencia norteamericana en el mar Mediterráneo mediante la Sexta Flota y mantener bases militares en alerta permanente en Israel y Turquía.

William Clinton, sucesor de Bush continúa con esta política de expansión militar: en 1995 favorece la venta de armas a Bosnia Herzegovina para la guerra con Serbia e impulsa los Acuerdos de Daytona mediante los cuales se logró una paz inestable y en 1999 durante la llamada crisis de Kosovo tropas norteamericanas intervienen con el fin de que el presidente serbio Slobodan Milosevic admitiera la mediación internacional para acabar con el conflicto. Asimismo presionó por la vía diplomática para alcanzar el Acuerdo de Stromont para alcanzar la paz en Irlanda del Norte.

George Walker Bush, sucesor de Clinton en la presidencia continúa con la política intervencionista. El 11 de septiembre de 2001, a ocho meses de su toma de posesión, se desarrolla el mayor ataque contra territorio norteamericano.

La respuesta del presidente Bush se da en octubre de ese año al invadir Afganistán con el fin de derrocar al régimen talibán, de corte fundamentalista, al cual se culpa de ser alidado de la red Al-Qaeda, encabezada por el saudí Osama Bin Laden. La guerra logra el objetivo de derrocar al talibán en sólo dos meses. La intervención implicó no sólo acabar con el gobierno afgano, sino que se inicia un proceso de norteamericanización del país. Se convocan a elecciones, se promueve la inversión extranjera y se abre el país a la inversión extranjera y la libre competencia. El proceso de occidentalización no tiene el éxito deseado y los soldados norteamericanos no pueden controlar la guerrilla talibán, misma que opera desde los campos de refugiados afganos en Paquistán, frontera oeste de Afganistán. Durante esta invasión y ocupación el lenguaje alude a una cruzada contra los aliados del mal y en 2003 se ordena la invasión y ocupación de Irak por una coalición internacional encabezada por Estados Unidos con el fin de encontrar armas de destrucción masiva en ese país, lo cual se demostró posteriormente era falso.

La invasión tenía como fin el dominio de los campos petroleros de Irak por parte de compañías principalmente norteamericanas. Estos dos hechos, unido a la molestia de los países árabes y musulmanes contra Estados Unidos mostraron el papel del militarismo norteamericano.

La administración Bush se endureció. Durante la guerra apareció en la Internet la página Pray for President (oren por el presidente) impulsada por la presidencia norteamericana en la cual se pedía que los ciudadanos rezaran diario para que el presidente Bush fuera iluminado por Dios en su lucha contra el mal, representado por Sadam Huseyn. Lo anterior no pasaría de ser una anécdota de la guerra, sin embargo se mostró que la posición fundamentalista cristiana del presidente influyó no sólo en su política exterior, sino también en su política interior: en educación, seguridad social y sobre todo, el problema de los inmigrantes.

El militarismo norteamericano es la expresión de la política norteamericana intervencionista, la cual toma como banderas la libertad individual, la democracia y el valor de la vida humana para calificar de adecuados o inadecuados a los gobiernos de otros países, sean aliados o antagonistas de Estados Unidos. La arrogancia Norteamérica se lleva al extremo cuando decide no reconocer a la Corte Internacional la capacidad de juzgar a sus tropas cuando actúan en cualquier parte del mundo y de no respetar las leyes internacionales de guerra, tal como ocurre con los prisiones ilegales de la guerra con Irak en la base de Guantánamo, en Cuba, donde se violan los derechos humanos de los prisioneros en nombre de la seguridad nacional norteamericana.

4.6. La sociedad actual: movimientos y luchas de los pueblos contra el neoliberalismo, la globalización capitalista y la guerra. Hacia un nuevo orden mundial: defensa de la multilateralidad y búsqueda de una sociedad de nuevo tipo.

Si sólo nos quedamos con la visión de Estados Unidos como única potencia actualmente parecería que no hay oposición. Esto no es así. Durante el mismo periodo estudiado hay cambios en la estructura social que muestran la oposición contra el neoliberalismo, la globalización capitalista y la maquinaria de guerra norteamericana.

• Desde los años sesenta aparecen nuevos actores sociales como son los grupos marginados dentro de la sociedad. En un principio son los movimientos que reivindican los derechos de la mujer y la rebelión de los jóvenes, plasmada como protestas estudiantiles en diferentes partes del mundo. Asimismo se manifestó en la lucha de los pueblos contra el imperialismo y por la descolonización, principalmente en América Latina, África y Asia, los cuales se manifestaron en esa década y en la siguiente no sólo como movimientos armados, sino como espacios de resistencia cultural los cuales poco a poco afirmaron, frente a la globalización un proceso de identidad ya no exclusivamente nacional, sino fundamentalmente regional.

• En 1975 se crea en Consejo Mundial de Pueblos Indígenas en Port Alberni, Canadá, el cual define sus derechos económicos, culturales y políticos, así como su relación con el medio ambiente y los recursos naturales. Este foro no es promovido por los países del cual provenían los representantes de diferentes etnias, sino que son las propias comunidades, las cuales al ver amenazado su modo de vida, deciden unirse en esta forma para obtener voz en las ONU y que se escuchen sus problemas y sus propuestas.

Este movimiento continuó y en 1992 coincidente con el quinto centenario del encuentro entre los pueblos americanos y los conquistadores europeos, se otorga el Premio Nobel de la Paz a Rigoberto Menchú Tum, indígena guatemalteca, la cual es nombrada por la ONU Embajadora de Buena Voluntad para el Año Internacional de los Pueblos Indígenas que se celebró en 1993.

Los principales problemas de los pueblos indígenas se relacionan con la posesión de la tierra, el medio ambiente sustentable, así como mantedner y defender su cultura, lengua y usos y costumbres frente al embate globalizador; también se ubica el papel de la mujer y las oportunidades de trabajo. El reconocimiento internacional de esta problemática se al desarrollo de la sociedad civil organizada en Organizaciones No Gubernamentales (ONGs).

• Las ONGs son una expresión organizada de la sociedad, que realizan tareas de apoyo a la comunidad, vigilancia del Estado o alguno de sus organismos, denuncia de problemas específicos (derechos de las comunidades indígenas, de violencia contra las mujeres, tráfico de personas, deterioro ambiental, entre otros) sin obtener un beneficio económico y sin pertenecer o depender de una estructura administrativa de gobierno ni de una empresa privada.

Algunas ONGs surgen desde los años setenta, principalmente en los países industrializados, como Greenpeace, fundada en 1971, otras corresponden a los países emergentes, en los cuales se estructuran para resolver problemas específicos, tal como fueron las agrupaciones surgidas a raíz del terremoto de 1985 en la ciudad de México.

• Las expresiones contra la globalización se manifiestan propiamente a partir de los años ochenta y noventa con movimientos como los Invisibles en Italia, grupo de jóvenes desempleados, los cuales en 1997 se conocerán como los Monos Blancos, nombre que adoptan del overol de color blanco con el cual se manifiestan, los cuales se han expresado en diferentes partes del mundo contra la globalización. Este grupo reconoce como otro movimiento afín al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) el cual se da a conocer en 1994 el cual tiene un peso político mayor que militar en México.

Los movimientos anteriormente descritos muestran que la sociedad civil organizada puede ofrecer modelos alternativos para entender el mundo actual y su problemática. No es mediante un solo y único poder político o militar como se forma el futuro, sino con la participación de los diferentes actores que dentro del mundo global coexisten.

4.7. Las Nuevas expresiones de la Filosofía, la Ciencia y el Arte.

• Entender la cultura, no sólo como aquello que nos habla del arte o los temas importantes para conversar, sino como una visión del mundo en la cual se puede incluir tanto la técnica como la filosofía, las esperanzas y aspiraciones de un pueblo y también su temores implica que explicar qué ocurre a fines del siglo XX y principios del siglo XXI sea necesario encontrar un hilo conductor que nos permita explicar los diferentes fenómenos y, al mismo tiempo, comprender que son parte integral de nuestra sociedad. Para tal fin, el concepto fundamental para trabajar estos temas es el de posmodernidad.

Dentro de nuestra Universidad, el maestro Bolívar Echeverría (Definición de la cultura, Curso de filosofía y economía 1981-1982) señala que a comienzos del siglo XXI se ha vuelto inabarcable el panorama de investigación de los fenómenos culturales, no solo porque a las grandes orientaciones de su estudio en el siglo XIX –la filosófica, la sociológica y la antropológica– se sumaron otras – la psicoanalítica, la semiológica–, sino también porque dentro de cada una de ellas, las corrientes se han multiplicado al mismo ritmo que han proliferado las combinaciones entre las mismas.

Peter Watson en su libro Historia intelectual del siglo XX dice que el posmodernismo –movimiento cultural, filosófico e intelectual que se inicia a principios de los años setenta del siglo XX- desde el punto de vista histórico y filosófico, tiene gran apoyo en el libro de Francis Fukuyama El fin de la historia y el último hombre, y puntualiza los principales argumentos de esta propuesta. Señala que en los años anteriores habían sido testigos del triunfo de la democracia liberal en todo el mundo y que esto marcaba el destino último de la evolución ideológica de la humanidad y la forma final de gobierno humano. Para él la historia universal es un proceso evolutivo único y coherente que tiene en cuenta la experiencia de los pueblos de cualquier época. Defiende la idea de que la ciencia natural es el mecanismo por el que se logra esta historia coherente, que dicha disciplina es por consenso tanto acumulativa como direccional incluso cuando su repercusión final sobre la felicidad humana pueda resultar ambigua. Piensa que la portadora del progreso democrático es la ciencia moderna, por cuanto las instituciones científicas son en esencia democráticas y precisan de una educación generalizada para poder prosperar. En un entorno así, resultan inevitables las tendencias individualistas que hemos visto a lo largo del siglo y que iban de la revolución psicológica al movimiento por los derechos civiles incluso al posmodernismo.

• Cabe señalar que entre los posmodernistas existen tendencias y que si de un lado está Fukuyama y la propuesta conservadora del norteamericano Daniel Bell, por el otro están los críticos como Jürgen Habermas, este gran filósofo es surgido de la escuela de Frankfurt y tuvo como objetivo elaborar una síntesis moderna de Marx y Freud, reconocía que las condiciones sociales existentes en vida del primero habían cambiado de forma evidente y que hacía ya mucho que la clase trabajadora se había integrado en la sociedad capitalista, por lo que había dejado de ser una fuerza revolucionaria; criticó a la sociedad soviética como una visión deformada del socialismo. La ciencia no es comparable a la naturaleza, ya que según el autor la cultura intelectual moderna tiende a sobreestimar la función de la ciencia como único modo de conocimiento valido que podemos adquirir acerca del mundo natural y social. La ciencia da pie a una concepción errónea de lo que es el ser humano al presentarlo como un hábil actor racional que conoce bien porque actúa y como lo hace. No pueden existir leyes férreas.

Otro pensador es el lingüista y filósofo Noam Chomsky, que en su libro Lenguaje y los problemas del conocimiento señala que los cuestionamientos son susceptibles, al menos en potencia de una respuesta y misterios que no lo son, según el algunas áreas dela ciencia han experimentado un progreso espectacular, pero otras como los estudios de la conciencia y el libre albedrío han quedado estancadas. Es muy probable que tengamos mas que aprender de la vida y la personalidad del ser humano a través de las novelas que de la psicología científica.

• En el Posmodernismo la ciencia comporta problemas que merecen atención, el escritor científico John Horgan en The end of science analizaba dos cuestiones diferentes. Por un lado, se preguntaba si se habían resuelto ya todos los interrogantes de relieve (por ejemplo, que toda la biología se ha convertido en una simple nota al pie de los textos de Darwin o que toda la física se haya a la sombra de la gran explosión y, por otro, intentaba determinar si esto es indicio de una fase decisiva de una parte de la historia de la humanidad. Una gran cantidad de científicos que entrevistó pensaban que nos estamos acercando al final de la era científica, que existen límites en cuanto a lo que podemos conocer, y por lo general, que esto no tiene por que ser algo negativo. La ciencia, la tecnología, las artes y todas las empresas progresistas y acumulativas estaban viviendo su etapa final, esto lo afirmó Gunther Stent quien tomó como punto de partida la física, una disciplina que, en su opinión, se estaba volviendo cada vez más difícil de entender, más hipotética y menos práctica. Horgan consideró que tal vez había dos problemas fundamentales sin resolver en el ámbito de lo científico: la inmortalidad y la inconciencia. Es muy probable que se alcance la primera durante el siglo próximo y que tal como lo había predicho J. D. Bernal en 1929, el hombre fuese capaz de dirigir su propia evolución.

• El arte. El movimiento artístico contemporáneo se inicia a finales de los 70 con el objetivo de enfrentar y superar los paradigmas de las vanguardias artísticas del siglo XX.

El posmodernismo enarbola varios elementos que se conjugan frente al racionalismo, como: la ironía, las citas históricas e insiste en la yuxtaposición inconexa ante los elementos mencionados atrás (racionalismo...). En el arte esta corriente ha tenido una influencia relevante en el diseño y la arquitectura. El arquitecto estadounidense Robert Venturi que en sus obras Complejidad y contradicción en arquitectura y Aprendiendo de todas las cosas proyectó la pobreza de la arquitectura moderna y recuperó la vida cotidiana paralelamente a la historia, resaltando el diseño comercial, para darle un toque de humor. A esta propuesta se sumaron otros artistas como: Paolo Portoghesi, Aldo Rossi, Hans Hollein, Ricardo Bofil, León Krier, etc.

Los anteriores artistas plásticos participaron en una exposición titulada la Presencia del pasado, cuya intención era retomar y recuperar la memoria de anteriores diseños arquitectónicos, obteniendo resultados visuales importantísimos pues se incorporaron columnatas, galerías, obras en piedra y también neones con colores brillantes a estructuras tipos rascacielos, anteriormente poco tratadas. A este movimiento se sumaron más artistas de Europa y América.

• En la pintura y la escultura a igual que en la literatura el posmodernismo resalta por la cantidad de referencias históricas y paralelamente la desconstrucción de la obra en fragmentos, dando como resultado expresiones de transvanguardia, conceptualistas y neoexpresionistas.

• Algunos musicólogos y sociólogos han estudiado el proceso de globalización de la música popular a partir de la posmodernidad. Para ellos los antecedentes se dan después de la segunda guerra mundial, hasta las nuevas tecnologías de información y de robotización que han comenzado a alterar los sistemas productivos y reproductivos, de los países occidentales. La tercera revolución industrial señala el fin de la era racionalista, de la letra impresa y la llegada de la era de los multimedia.

• El disco de acetato se vuelve historia, se impone el cd con imagen y paradójicamente lentamente desaparece, los viajeros cibernautas se conectan a programas como Kasaa y el Nabster para obtener la música deseada. Es también el fin del disco, es desvanecimiento de antiguas fronteras. Incluso entre la cultura de elite y la llamada cultura comercial o de masas, y la emergencia de obras interesantes imbuidas en la industria de la cultura.

• La música popular constituye una nueva industria transnacional, se integra al mundo comercial global y se estudia desde el posmodernismo que es también una forma de postura implícita o explícitamente política sobre el capitalismo multinacional actual.

• El arte en el posmodernismo incluye desde el pop art de Andy Huarwoldn al realismo fotográfico, pasando por el cine de Godart, los videos experimentales de Nam Jum Paik o la música académica de John Kag. La música popular esta representada por el post-punk y el pop de la new age, frente a los Beatles y los Stones que representan el movimiento modernista.

• El fin de los libros lo anuncian algunos posmodernistas, en vez de las enciclopedias tenemos los buscadores en la red, diccionarios multimedia y libros electrónicos. Parece todo una historia de Bradburry en Farenheit 400. Sin embargo, en todos la oposición permanece viva.

• Una copia de Picasso, un disco de acetato de Mozart, un libro de García Márquez, son parte de la resistencia y de una propuesta diferente.

4.8. Grandes problemas del mundo actual y su repercusión en la vida cotidiana. Alternativas y posibilidades de solución.

• Existen un conjunto de hechos y circunstancias que dificultan la vida, situaciones en donde es difícil ver solución, parece existir un futuro dudoso, incierto, con dificultades creadas por varios factores:

Drogas. Desde la guerra del opio en China se manifestaron los intereses económicos que tienen particulares o países por controlar socialmente a otro. Posteriormente en las guerras mundiales se dieron los primeros experimentos de usar droga con los soldados. En Vietnam, se usaron drogas para mantener a los combatientes activos, convencidos de exterminar a los vietnamitas; en décadas posteriores los Cárteles con un trabajo de hormiga se introducen en las grandes ciudades, los camellos (forma que se denomina a las personas que transportan la droga en España) se multiplican. Estados Unidos se transforma en uno de los países con mayor consumo de droga, no es solo la marihuana, los hongos y el opio, sino son las nuevas producciones como el crack, los buditas, LSD, que sumados a la heroína y cocaína permean a los individuos. Los grandes dueños productores de droga crean poderes paralelos a los del Estado, con personas entrenadas en armas, en distribución de su producto, obteniendo grandes cantidades de dinero, usando a las ciudades para lavar ese dinero sucio. Las drogas se combaten demagógicamente por muchos gobiernos, sin embargo la realidad es que sigue creciendo el consumo y las ganancias para los Cárteles, llega a tal grado que en Colombia se le propuso al Presidente pagar toda la deuda del país siempre y cuando se les permitiera “trabajar” en paz. Junto con las drogas vienen acompañados otros problemas como son la corrupción en el gobierno, los partidos políticos, asesinatos a policías y venganzas entre narcos, extensiva a traidores y autoridades.

• Explosión demográfica. Malthus señaló que la población crecía en proporción desmedida a los alimentos, esta tesis ha sido derrotada y se ha planteado que el problema es la distribución de los alimentos. El incremento de la población ha llegado a tal grado que tenemos a 7 millones de personas que nacen al mes y suman 84 millones al año. Frente a esto mueren 30 mil niños de enfermedades curables. Nuevas enfermedades incrementan la mortalidad, pero nuevas medicinas hacen más perdurable la existencia, en España y Francia la población envejece cada vez más, porque son mejores las posibilidades de extender la vida, en cambio en África la explosión demográfica es impactante y en menor proporción en Asia (a excepción de China). Este problema trae consecuencias como varios millones de personas en la extrema pobreza, pandemias, movilidad social vertical.

• Otros problemas: ante el aumento de población y las pocas oportunidades de trabajo, aparece la falta de vivienda, las malas condiciones de higiene, la violencia y la delincuencia. La destrucción de bosques, el consumo de combustible desmedido, la contaminación del agua, el saqueo permanente de recursos minerales y petrolíferos son parte del panorama de los problemas en la vida cotidiana, otros más son los suicidios, como resultado de una frustración individual y colectiva; también tenemos la acción de los fundamentalismos, las inmolaciones, el hacerse explotar en un camión o en un mercado, y los asesinatos aparentemente sin sentido a civiles.

• Las alternativas. Van desde reflexiones de grupos pequeños hasta acciones sociales que se oponen a la destrucción de los bosques, por ejemplo. La participación de las comunas resuelve situaciones que son mejores para el grupo, con compras a mayoreo, jerarquizando las necesidades, etc. Por otra parte en el rango social encontramos una recomposición de países que se enfrentan al neoliberalismo desde diferentes trincheras, a veces nacionalizando sus bienes naturales, otras más repartiendo una parte de la riqueza a los más necesitados, otros, en el rescate de la cultura nacional, también los que van en busca de formas y alternativas de energía, también existen quien buscan encontrar alimentos que históricamente han consumido nuestros pueblos como el amaranto, semillas, nopal, raíces, extraer productos del mar, algas marinas, soya, etc.

• La pasividad se combate con la actividad, la determinación con la apertura, la robotización con lo humano, la individualidad con lo colectivo, el fin de la historia con la continuidad de la vida.






















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